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¿Por qué Telegram es clave en la guerra de desinformación de Rusia?

La falta de control sobre la información que se envía por medio de la aplicación de mensajería instantánea Telegram lo ha convertido en un aliado de la desinformación que promueve Rusia durante la guerra con Ucrania.

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09 de marzo de 2022 - 11:11 p. m.
La arquitectura técnica de Telegram limita la capacidad de frenar la propagación de información falsa: la falta de un flujo público de los mensajes y el hecho de que los comentarios se deshabilitan fácilmente en los canales, reducen el espacio para reclamos.
La arquitectura técnica de Telegram limita la capacidad de frenar la propagación de información falsa: la falta de un flujo público de los mensajes y el hecho de que los comentarios se deshabilitan fácilmente en los canales, reducen el espacio para reclamos.
Foto: EFE - UK PARLIAMENTARY RECORDING UNIT
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Dos días después de que Rusia invadiera Ucrania, una cuenta en la plataforma de mensajería Telegram se hizo pasar por el presidente Volodimir Zelenski e instó a sus fuerzas armadas a rendirse. Dicho perfil falso, alcanzó los 20.000 seguidores en Telegram antes de que se cerrara, una acción correctiva que, según los expertos, es poco común.

Pese a que el mensaje no era auténtico, y el verdadero Zelenski pronto negó el reclamo en su perfil oficial, el incidente resaltó un problema importante: la desinformación se propaga rápidamente y no tiene control en esta aplicación.

Según Oleksandra Tsekhanovska, jefa del Grupo Analítico de Guerra Híbrida en el Centro de Medios de Crisis de Ucrania, los efectos de la desinformación son tanto de corto, como de largo alcance.

“Para Telegram, la rendición de cuentas siempre ha sido un problema, por eso era tan popular incluso antes de la guerra a gran escala con los extremistas de derecha y los terroristas de todo el mundo”, declaró a la AFP desde su domicilio en las afueras de Kiev, la capital ucraniana.

Hasta la fecha, Telegram cuenta con 500 millones de usuarios, que comparten datos individualmente y en grupos con relativa seguridad. No obstante, puesto a que Telegram es un canal de transmisión unidireccional, al que los seguidores pueden unirse pero no enviar mensajes, puede conllevar a que el contenido de cuentas falsas llegue fácilmente a audiencias grandes. Asimismo, las noticias falsas a menudo se difunden a través de grupos públicos o chats, con efectos potencialmente fatales.

“Alguien que se hace pasar por un ciudadano ucraniano simplemente se une al chat y comienza a difundir información errónea o recopila datos, como la ubicación de los refugios”, explicó Tsekhanovska, quien señaló cómo los mensajes falsos han instado a los ucranianos a apagar sus teléfonos a una hora específica de la noche, por motivos de ciberseguridad. Sin embargo, tales instrucciones podrían poner en peligro a las personas, ya que los ciudadanos reciben advertencias de ataques aéreos a través de alertas de sus teléfonos.

Laxo o ausente

Por otro lado, la arquitectura técnica de Telegram limita la capacidad de frenar la propagación de información falsa: la falta de un flujo público de los mensajes y el hecho de que los comentarios se deshabilitan fácilmente en los canales, reducen el espacio para reclamos.

Aunque se han eliminado algunos canales, los analistas consideran que el proceso de reparación es opaco e insuficiente y además “contrasta marcadamente con la forma en que otras compañías se manejan hoy”, afirmó Emerson Brooking, experto en desinformación del Laboratorio de Investigación Digital Forense del Atlantic Council.

WhatsApp, una plataforma de mensajería que es rival de Telegram, introdujo algunas medidas para contrarrestar la desinformación en la primera fase de la pandemia de COVID-19: restringió la cantidad de veces que un usuario podía reenviar algo y desarrolló sistemas automatizados que detectan y marcan contenido cuestionable.

A diferencia de los gigantes de Silicon Valley como Facebook y Twitter, que ejecutan programas muy públicos contra la desinformación, Brooking destacó que “Telegram es famosamente laxa o ausente en su política de moderación de contenido”.

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“Más proactivo”

A diferencia de Facebook, Google y Twitter, el fundador de Telegram, el ruso Pavel Durov, dirige su empresa en relativo anonimato desde Dubái.

Sin embargo, el 27 de febrero, admitió desde su cuenta en ruso que “los canales de Telegram se están convirtiendo cada vez más en una fuente de información no verificada relacionada con el conflicto en Ucrania”.

Aunque primero esbozó que restringiría algunos canales en Rusia y Ucrania “durante la duración del conflicto” debido a la imposibilidad de verificar el contenido en todos, cambió su postura después de que muchos usuarios se quejaron de que Telegram era una fuente importante de información.

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Oleksandra Matviichuk, abogada con sede en Kiev y directora del Centro para las Libertades Civiles, calificó la posición de Durov de “muy débil”.

“Tiene que empezar a ser más proactivo y encontrar una solución real a esta situación, no quedarse a la expectativa sin interferir. Es una posición muy irresponsable la del dueño de Telegram”, opinó.

En Estados Unidos, el perfil público bajo que maneja Telegram lo ha ayudado a evitar el escrutinio del Congreso, pero no ha pasado desapercibido.

Algunas personas usaron la plataforma para organizarse antes del ataque contra la sede del Congreso de Estados Unidos a inicios de enero de 2021. Además, el mes pasado el senador Mark Warner envió una carta a Durov instándolo a frenar las operaciones de información rusas en Telegram.

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Lalo(70277)10 de marzo de 2022 - 12:01 a. m.
Ahora resulta que Telegram desinforma. Seguro sí, pero no al nivel de Facebook, Twitter o Google, gigantes de la desinformación, el entretenimiento alienante, la comercialización abusiva de nuestros datos y la propagación masiva de mentiras y bulos con fines puramente económicos
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