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Kevin Farrell, el hombre que liderará el Vaticano hasta que se elija a un nuevo papa

Se trata de una de las figuras más influyentes en la Santa Sede, quien queda a cargo de administrarla si muere o renuncia el papa.

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Juliana Valentina Vélez
21 de abril de 2025 - 11:36 a. m.
Kevin Farrell, camarlengo nombrado por el papa Francisco.
Kevin Farrell, camarlengo nombrado por el papa Francisco.
Foto: Romanuspontifex
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Cercano al papa y con múltiples cargos estratégicos, Kevin Farrell es una de las figuras más influyentes en la Santa Sede.

Fue el encargado de anunciar el fallecimiento de Francisco en la mañana de este lunes.

Su posición de camarlengo (quien se encarga de administrar la Santa Sede si muere o renuncia el papa), y en los diferentes organismos de la Curia Romana, ha estructurado su poder en el pontificado de Francisco.

¿Quién es Kevin Farrell?

Kevin Joseph Farrell, de 77 años, es un cardenal clave en la estructura del poder del Vaticano. Nació en Dublín (Irlanda) en 1947, fue ordenado sacerdote en 1978 bajo la Legión de Cristo, Congregación que abandonó en 1984 para integrarse a la diócesis de Washington D. C. (EE. UU.).

Su ascenso comenzó con Juan Pablo II, quien lo nombró obispo auxiliar de la arquidiócesis de Washington y se consolidó bajo Benedicto XVI como obispo de la Diócesis de Dallas.

Fue el papa Francisco quien lo catapultó a la primera línea en 2016, cuando lo hizo cardenal y prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, organismo del Vaticano que se encarga de promover la participación de los creyentes (los laicos) en la iglesia y en la sociedad.

En 2019 lo designó camarlengo, el cargo que lo sitúa como administrador interino de la Santa Sede durante el periodo de sede vacante.

Las funciones de Kevin Farrell

Kevin Farrell cuenta con una alta relevancia en el engranaje del Vaticano en roles estratégicos: como camarlengo y prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, pero también como presidente de la Comisión de Asuntos Reservados, entre otros.

Como camarlengo, es responsable de guiar el Vaticano tras la muerte o renuncia de un papa y la elección del sucesor. Se encarga de gestionar los bienes temporales de la Iglesia, organiza el cónclave y custodia los documentos secretos.

Como prefecto del Dicasterio para los laicos, la Familia y la Vida, desde 2016, Farrell ha impulsado políticas progresistas como la inclusión de mujeres en cargos de gobierno eclesial y el enfoque pastoral hacia familias no tradicionales, alineado con el sello de Francisco.

El dicasterio desempeñó un papel clave en diversas áreas dentro de la Iglesia. Entre sus funciones destaca la oficina de la mujer, que estudia el rol de la mujer en la Iglesia y la sociedad.

En cuanto a los jóvenes, el dicasterio lidera iniciativas juveniles promovidas por el papa y organiza eventos de gran impacto como las Jornadas Mundiales de la Juventud.

En el área de familia y vida, su labor se enfoca en la defensa del matrimonio y la promoción de los derechos de las familias y su papel en la sociedad. Supervisa grupos y asociaciones dedicadas a fortalecer la vida familiar, organiza conferencias internacionales, y fomenta estudios sobre el matrimonio. También impulsa la apertura a la adopción y acogida de niños, así como el cuidado de los ancianos.

La Comisión de Asuntos reservados también es presidida por Farrell. Su fin es supervisar las actividades económicas delicadas (como los contratos) de la Santa Sede, garantizando la transparencia y seguridad en decisiones financieras estratégicas.

En lo respectivo a las finanzas, el cardenal es presidente del Comité de Inversiones desde 2022, en donde administra las inversiones del Vaticano, asegurando que los recursos sean gestionados con criterios éticos y sostenibles.

Desde 2024 tiene el puesto de presidente del Tribunal de Casación del Estado de la Ciudad del Vaticano. Dirige la máxima instancia judicial del Vaticano, encargada de resolver los casos más relevantes dentro del sistema jurídico de la Santa Sede, revisando las decisiones de los tribunales inferiores.

La trayectoria de Farrell le permite tener un papel central en la gobernanza del Vaticano y en la toma de decisiones económicas y pastorales.

La relación entre Farrell y Francisco

Farrell fue un aliado clave del pontífice argentino y su sintonía se refleja en la defensa de la exhortación Amoris Laetitia (“La alegría del amor”): respaldó el documento que abre la puerta a dar la comunión a divorciados vueltos a casar. El cardenal afirmó “aquellos que experimentan crisis matrimoniales de todo tipo” deben ser ayudados.

La reforma de la Curia Romana [el grupo de instituciones que asisten al sumo pontífice y operan en su representación para llevar a cabo sus responsabilidades] también muestra las opiniones en común entre estas figuras religiosas, pues Farrell apoyó la reforma.

La transformación de la curia ha planteado, entre otras cosas, la descentralización del poder vaticano para abrirlo a mujeres y laicos (tema que ha dirigido Farrell con el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida).

La creación de nuevos dicasterios, como el Servicio del Desarrollo Humano Integral, también hace parte de la reforma y “tiene la tarea de promover la persona humana y su dignidad dada por Dios, los derechos humanos, la salud, la justicia y la paz”. Esta “se interesa principalmente por cuestiones relacionadas con la economía y el trabajo, el cuidado de la creación y de la tierra como “casa común”, las migraciones y las emergencias humanitarias”, según la Curia Romana.

El trabajo conjunto en la reforma de la curia, que prioriza temáticas modernas como la ecología, las migraciones, los derechos humanos, entre otros, evidencian la cercanía de Farrell con las posturas del papa.

El cardenal Kevin Farrell ha demostrado en varias ocasiones su respaldo al papa. En el documental “The Francis Impact el cardenal resaltó el impacto del papa en el mundo gracias a su autenticidad y coherencia entre sus palabras y acciones, subrayando que Francisco practica lo que predica.

En 2022, Farrell también apoyó al sumo pontífice cuando defendió su actividad en una situación de salud delicada, mientras Francisco debía estar en silla de ruedas. El cardenal lo presentó como un ejemplo para los ancianos, enfatizando la importancia de su papel en la sociedad y la Iglesia.

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Juliana Valentina Vélez

Por Juliana Valentina Vélez

Estudiante de Relaciones Internacionales y Estudios Políticos.jvelez@elespectador.com
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Agtescribe(75000)21 de abril de 2025 - 08:11 p. m.
Lástima que el camarlengo no pueda aspirar a ser Papa, según tengo entendido. Me encantaría, sin embargo, que el siguiente viniera de África. Hace falta poner el ojo en ese continente, así sólo sea simbólico.
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