El ejército ruso anunció este jueves el inicio de su repliegue en la región de Jersón, en el sureste de Ucrania, tal y como lo había anticipado el martes. En su momento, el general ruso Serguéi Surovikin explicó que la retirada era necesaria para proteger a los soldados rusos, en tanto que el general ucraniano Oleksiy Hromov sostuvo que las fuerzas del país destruyeron “las rutas logísticas y el sistema de apoyo del enemigo”, aunque no confirmó que el repliegue ruso se estuviera llevando a cabo.
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Justo después, Ucrania reivindicó varias victorias en la misma región: el comandante en jefe del ejército de ese país, Valery Zaluzhny, informó en redes sociales que sus tropas habían reconquistado seis localidades tras combates cerca de Petropavlivka Novoraisk y otras seis cerca de Pervomaiske-Jersón. En total, las tropas de Kiev dijeron haber recuperado más de 260 kilómetros cuadrados.
¿Qué significa el repliegue?
La decisión de la defensa rusa, en todo caso, ha sido leída por Occidente como un revés no menor para el cometido de Vladimir Putin. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo que es una prueba de que Moscú tiene “problemas reales” en el campo de batalla. Según cálculos estadounidenses, además, unos 100.000 solados rusos han muerto o resultado heridos en la ofensiva. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, por otro lado, señaló que el repliegue es “otra victoria” para Ucrania.
Para Jesús Agreda Rudenko, profesor de la Universidad del Rosario, la derrota no solo es militar, pues “se demuestra que no se tienen los recursos necesarios para mantener una defensa eficiente, al lado occidental del Dnieper”, sino política, en la medida que “hace muy poco el presidente (Putin) celebraba los resultados de su “referendo impuesto” y prometía defender incluso con el uso de armas nucleares el territorio anexado”.
Por su parte, Vladimir Rouvinski, profesor de la Universidad Icesi, estimó que Rusia no tenía otra opción que retirarse, pues de lo contrario se habría anotado una “derrota decisiva”, que habría golpeado el “prestigio del gobierno”, teniendo en cuenta que en este momento “muchos de los miembros de la tropa rusa no son soldados profesionales, sino parte de la movilización que hizo Putin en los últimos meses”, exactamente de 300.000 personas en total.
El escepticismo ucraniano
Ucrania, no obstante, reaccionó con escepticismo al anuncio del repliegue ruso en Jersón. El presidente Volodímir Zelenski sugirió que podría tratarse de una táctica de Moscú. “El enemigo no nos hace ningún regalo, no manifiesta ningún ‘gesto de buena voluntad’, debemos ganárnoslo todo”, declaró, por lo que dijo que su país debe responder con “extrema cautela”.
“Los ucranianos no van a decir lo que realmente piensan porque están en un combate directo con Rusia y eso podría darle una ventaja (al enemigo)”, indicó Rouvinski, quien agregó, además, que “los ucranianos están enseñados a confiar poco en las intenciones de los rusos porque ya antes algunas cosas que dijeron resultaron contradictorias o no tan ciertas”.
¿Hacia dónde va la guerra?
Para el profesor Rouvinski, con la serie de reveses que ha tenido Rusia en las últimas semanas, en las que también podrían contarse los ataques que ha sufrido en Crimea, es posible que el Kremlin esté “pensando sobre el cambio de estrategia, buscando transformar una guerra ofensiva en una guerra que puede transformarse en un conflicto de baja intensidad”.
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Pero, además, podría “indicar que hay oportunidades para reabrir el proceso hacia una solución negociada, aunque sería difícil decir cuáles serían las condiciones bajo las que las partes podrían sentarse a dialogar”.
Agreda, por otro lado, reconoce que “según las encuestas rusas, el apoyo a la iniciativa bélica del presidente Putin sigue siendo alta, pero las presiones por la búsqueda de una solución negociada van en aumento a medida que el número de bajas rusas se acumula”.
Pero lanza, no obstante, una advertencia: “La guerra no ha terminado, esto (la retirada de Jersón) es un paso importante, sin duda, pero no el último, y posiblemente no el definitivo. Se acerca el invierno, que seguramente les pondrá una pausa a las grandes operaciones y que le dará tiempo a Putin de recibir más apoyo militar, ya sea de Irán o de Corea del Norte, que le dará tiempo de entrenar y tal vez equipar mejor a los nuevos reclutas, pero que sobre todo le podría dar un nuevo aire a la invasión al comenzar la primavera del próximo año”.
¿Por qué importa Jersón?
Vale la pena recordar que Jersón, tanto la ciudad como la región homónima, ha sido una zona clave para Putin. De hecho, fue la única capital que cayó bajo el control de Moscú desde el principio de la invasión y la región fue una de las que sirvieron de escenario en septiembre pasado de uno de los referendos de anexión de territorios ucranianos.
La región de Jersón limita con la estratégica península de Crimea, que Moscú anexó en 2014, y además la suministra de agua. La recuperación de la zona es crucial para el gobierno del presidente Volodimir Zelenski, pues le permitiría reafirmar el control ucraniano sobre el mar Negro y sobre otras localidades estratégicas, como el puerto de Odesa.
*Con información de AFP.
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