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El resultado electoral en Alemania ha alterado el tablero del país de mayor peso político y demográfico de Europa, al que compete ahora reflexionar sobre su liderazgo, tras el período vivido bajo el signo del consenso de una Ángela Merkel en retiro.
El puntal de la política exterior alemana sigue siendo la fidelidad “a una Europa fuerte” y las “buenas relaciones transatlánticas”, indicó el socialdemócrata Olaf Scholz, sin cantar aún victoria. Su partido Socialdemócrata (SPD) fue la fuerza más votada, con un 25,7 %, y además subió 5,2 puntos respecto a 2017. Pero su ventaja es en términos porcentuales discreta, ya que el bloque conservador CDU-CSU, de Armin Laschet, se quedó en el 24,1 %.
Mientras Scholz lidera un partido en repentino ascenso, a Laschet le ocurre lo contrario. Su bloque cayó 8,9 puntos respecto a 2017, hasta quedar en un porcentaje inimaginable en la formación de Konrad Adenauer, Helmut Kohl o Merkel.
Ni de Scholz ni de Laschet se esperan giros respecto a las líneas maestras de la política exterior marcadas desde Adenauer. Sin embargo, sí se espera algo más de visión o ambición, tras el liderazgo de pasos cortos y consenso de Merkel.
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Un SPD que sale de mínimos
Scholz representa el ascenso, tras dos décadas de ir de un récord a la baja. El candidato y aspirante a canciller evita todo signo triunfalista, inclusive después de una noche electoral que empezó en empate y acabó en despegue. Ello responde no solo a su carácter -se le suele tachar de aburrido-, sino a la prudencia adquirida, posiblemente, en sus cuatro años de vicecanciller junto a la cautelosa Merkel.
El SPD podía festejar su resultado en las generales, además de su victoria en las regionales celebradas también ayer en Berlín y en el “Land” de Mecklenburgo-Antepomerania (este). Scholz podría convertirse en el noveno canciller de la República Federal de Alemania (RFA), Berlín tendrá su primera alcaldesa, la socialdemócrata Franziska Giffey, y en el “land” del este fue reelegida con un 40 % su correligionaria Manuela Schweig. Pero el cambio de registro hacia la euforia aún deberá esperar.
Horas amargas conservadoras
Laschet arrastró a su partido al peor resultado de su historia, pero no todo puede atribuirse a la designación como candidato de un líder poco convincente. De la sucesión ordenada que quiso organizar Merkel al anunciar su retirada, en 2018, se pasó a un primer fracaso de la “elegida” -la leal Annegret Kramp-Karrenbauer, incapaz de ejercer como líder- y luego a una pelea de gallos entre sus alas centrista y derechista. La CSU bávara pasó de dudar de Laschet a aparentar que cerraba filas en torno al candidato, y Merkel pasó de querer mantenerse neutral a entrar en el último momento en campaña para evitar el hundimiento.
El año electoral alemán había empezado mal para la CDU en los “Länder” de Renania Palatinado y Baden-Württemberg. Laschet llevaba apenas dos meses al frente de la CDU.
Verdes y Liberales, ni tan lejos
El día después amaneció con Scholz y Laschet disputándose la cancillería, y los Verdes y el Partido Liberal (FDP) convertidos en piezas claves de ambos para lograrlo. De rivales, en tanto que respectivos aliados “naturales” del SPD o la CDU/CSU, pasaron a buscar caminos de acercamiento por cuenta propia. Los Verdes sacaron su máximo histórico -un 14,8 %-, pero por debajo de las expectativas de marzo, cuando los sondeos colocaron a Annalena Baerbock rumbo a la Cancillería.
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Baerbock y el copresidente del partido, Robert Habeck, representan a la línea pragmática de los verdes. La ausencia del ala más izquierdista facilitará el diálogo con el partido apodado “de los sueldos altos”, por su cercanía con el mundo empresarial.
La ultraderecha: estancada y peligrosa
La ultraderechista Alternativa para Alemania (AFD) quedó en un 10,3 %, dos puntos menos que en 2017, cuando se convirtieron en la primera fuerza de su espectro con escaños en el Bundestag. Están descartados como socios en cualquier coalición, pero este sigue siendo un partido efervescente en el este del país, en dos de cuyos estados -Turingia y Sajonia- defendieron su posición de primera fuerza, por encima del 20 %.
La izquierda salvada In extremis
El único partido que aceptó de forma totalmente sincera su derrota fue La Izquierda, que se habría quedado fuera del Parlamento con un 4,9 %, de no ser por las tres victorias de distritos que le dan acceso a la cámara, incluso quedando por debajo del mínimo del 5 %. “Es un golpe muy duro. Hubo factores externos, pero tenemos que replantearnos el futuro”, afirmó Janine Wissler, candidata y líder del partido. Por “factores externos” se refería a la campaña desde la CDU/CSU contra un hipotético tripartito con SPD y Verdes, ya que Scholz no descartó lo que para los conservadores era “un peligroso componente postcomunista” al frente de la primera potencia europea.
Reacciones Internacionales
“Alemania se va a enfrentar a algunos retos importantes en materia de política exterior que el nuevo gobierno tiene que asumir. La cuestión es quién va a sustituirla (a Merkel), y si esa persona tendrá el mismo carisma y capacidad que ella”, afirmó Ben Schreer, de la oficina para Europa del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, a CNN.
El legado que Angela Merkel deja en la escena internacional, al haber intentado mantener la cohesión entre los Estados miembro de la Unión Europea, enfrenta el reto de equilibrar las relaciones con Estados Unidos y China, al tiempo que resulta importante mantener lazos estrechos con Reino Unido, porque de lo contrario, los esfuerzos de unión entre la comunidad europea se vendrían abajo. “El Reino Unido sigue siendo un socio importante en términos estratégicos, y Alemania sabe que si dicho país no se compromete con el continente europeo, entonces dividirá a los europeos”, agregó Schreer al portal de noticias estadounidense.
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Y es que la canciller alemana se consolidó como la principal líder europea, tanto así que, según se lee en la BBC, el “fin de la era Merkel” fue identificado por la consultora Eurasia como uno de los principales riesgos para el continente en 2021. “Sin las habilidades políticas de Merkel, la Unión Europea se habría enfrentado a una división interna sin precedentes, con Polonia y Hungría por un lado y los otros 25 Estados miembro por el otro; también estuvo en riesgo la unidad de Francia y Alemania, con sus puntos de vista opuestos sobre el futuro de Europa. La recuperación económica del continente también se hubiera suspendido con mucha mayor presión sobre el Banco Central Europeo”, se lee en la publicación.
Las reacciones en el mundo no se hicieron esperar. Estados Unidos, Francia y España se pronunciaron ante los resultados de las elecciones alemanas. El primero de ellos, por un lado, a través de Jalina Porter, portavoz adjunta del Departamento de Estado, aseguró: “Esperamos continuar con nuestra sólida alianza con Alemania en muchos asuntos claves de interés mutuo”.
En cuanto al pronunciamiento de Francia, el secretario del Estado francés de Asuntos Europeos, Clément Beaune, celebró que los alemanas se hayan decantado en las legislativas por opciones “de moderación y de estabilidad”, y de que “en cierta medida” hayan respaldado las políticas de la todavía canciller, Angela Merkel, según se lee en Agencia EFE. En lo que respecta a la posición de España, Nadia Calviño, vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, aseguró que Olaf Scholz “es una persona profundamente pro-europea, que además tiene una visión muy positiva y muy constructiva sobre la profundización de la construcción del continente”.
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