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Ucrania: del alivio a la máxima tensión

El invierno, el retiro de las tropas rusas de Jersón y el reciente impacto de un misil en Polonia plantean un nuevo curso en la guerra de Ucrania. Ad portas de cumplirse nueve meses desde el inicio de la invasión de Moscú a Kiev, este es el rumbo que podría tomar el conflicto bélico.

20 de noviembre de 2022 - 02:00 a. m.
El invierno es un factor que puede reconfigurar la guerra de Ucrania en las próximas semanas.
El invierno es un factor que puede reconfigurar la guerra de Ucrania en las próximas semanas.
Foto: EFE - SERGEY KOZLOV

Esta semana, en cuestión de horas, Ucrania pasó del alivio por la retirada rusa de Jersón (suroriente del país) al temor y la incertidumbre por cuenta de nuevos bombardeos en varias ciudades y a causa de un hecho sin precedentes: el impacto de un misil en territorio de Polonia (miembro de la OTAN), que mató a dos personas.

Al tiempo, se ha vivido la llegada del invierno, con el descenso de las temperaturas y las primeras nevadas en ciudades como la capital, Kiev. Esto no es solo un motivo de preocupación para los hogares que están sin electricidad por culpa de los ataques contra la infraestructura energética, sino un factor que puede reconfigurar la guerra en las próximas semanas. Aquí le contamos en qué va y qué rumbo podría tomar la guerra, que el próximo jueves cumplirá nueve meses.

Jersón: un alivio efímero

Hace una semana Rusia concluía la retirada de sus tropas de la región de Jersón, bajo el argumento de “proteger a sus soldados”, según señalaron altos mandos militares.

El repliegue fue leído por analistas y líderes de Occidente como un nuevo fracaso para Moscú en la seguidilla de reveses que había sufrido en las últimas semanas.

Sin embargo, tanto en Ucrania como en los países que han recibido refugiados las celebraciones por la retirada rusa de Jersón se vieron rápidamente interrumpidas a causa de nuevos ataques en zonas urbanas, como Kiev, Leópolis y Járkov.

Los nuevos bombardeos se han caracterizado por afectar en particular la infraestructura crítica. Para el final de la semana, como consecuencia de la nueva oleada de ataques, unos 10 millones de personas se encontraban sin energía eléctrica, justo con el invierno en ciernes.

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¿Qué implica el invierno?

Es indiscutible que, sin calefacción u otros servicios inviables ante los cortes de energía eléctrica, los hogares pasarán dificultades en un invierno con temperaturas bajo cero. Pero para la guerra también se prevén una serie de implicaciones que parten de algo tan básico como tener menos horas de luz durante el día.

Las condiciones del terreno, en medio de nieve y lodo, advierten los expertos, dificultarán ofensivas a gran escala. Y el abastecimiento de las tropas se volverá algo aún más sensible: no solo porque el invierno de por sí dificulta la logística, sino que precisamente, por esa vulnerabilidad, atacar las cadenas de suministro se convertirá en un objetivo militar más relevante.

Algunos analistas, como Jesús Agreda Rudenko, profesor de la Universidad del Rosario, han señalado, por otro lado, el provecho que Rusia puede sacar de la relativa “pausa” por el invierno. “Le dará tiempo a Putin de recibir más apoyo militar, ya sea de Irán o de Corea del Norte, y para entrenar y tal vez equipar mejor a los nuevos reclutas, pero sobre todo le podría dar un nuevo aire a la invasión al comenzar la primavera del próximo año”, dice el académico.

¿Es el momento de negociar?

Agreda, asimismo, reconoce que “según las encuestas rusas, el apoyo a la iniciativa bélica del presidente Putin sigue siendo alta, pero las presiones por la búsqueda de una solución negociada van en aumento a medida que el número de bajas rusas se acumula”.

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El fracaso en Jersón, además, ya se había planteado como un posible estímulo para buscar una salida negociada. “Podría indicar que hay oportunidades para reabrir el proceso hacia una solución negociada, aunque sería difícil decir cuáles serían las condiciones bajo las que las partes podrían sentarse a dialogar”, le dijo a este diario Vladimir Rouvinski, profesor de la Universidad Icesi.

El canciller ruso, Serguéi Lavrov, afirmó esta semana que las condiciones de Ucrania para negociar no son “realistas”. Ucrania pide recuperar su integridad territorial, en referencia a la anexión rusa de cuatro regiones en septiembre pasado y a la península de Crimea, adherida desde 2014.

En todo caso, como han señalado analistas consultados por la AFP, la llegada del invierno podría implicar un estancamiento progresivo de la guerra, con el riesgo de daños colaterales como el misil que cayó accidentalmente en Polonia el martes.

El asunto del misil

Esta semana aumentó la tensión cuando Polonia denunció la caída de un misil en su territorio, muy cerca de la frontera con Ucrania. La gravedad del asunto residía en la posibilidad de que fuera la primera vez que un proyectil en medio de esta guerra tocaba el suelo de un país miembro de la OTAN.

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Mientras Volodímir Zelenski se apresuró a decir que era un ataque ruso, varios países occidentales, cuyos líderes estaban reunidos en la Cumbre del G20 en Bali, Indonesia, hicieron un llamado a la calma. Posteriormente, sostuvieron que lo más probable es que se tratara de un accidente con un misil de la defensa antiaérea ucraniana.

Al respecto, Rouvinski le explicó a este diario: “Tras la explosión en Polonia, son varios intentos para no permitir que este conflicto se expanda aún más. No hay que olvidar que, de por medio, hay una potencia con armas nucleares que ha demostrado que actúa de manera irresponsable”.

Para Agreda Rudenko, el peligro que este incidente puso en evidencia podría aumentar la presión de los aliados sobre Ucrania para que se siente a negociar. Entretanto, agrega, es probable que los países vecinos de Rusia se fortalezcan militarmente.

No todo es malo

La semana dejó como saldo un rechazo mayoritario a la guerra en Ucrania en la Cumbre del G20, que reconoció la afectación global que ha causado este enfrentamiento.

La diplomacia se anotó otra victoria con la prórroga del acuerdo sobre cereales durante cuatro meses. Este acuerdo, logrado por la mediación de la ONU y Turquía, es el que ha permitido exportar los granos desde los puertos de Ucrania, a través del mar Negro.

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Esta noticia ayuda a calmar las preocupaciones por una crisis alimentaria y una disparada aún mayor en los índices de precios al consumidor a escala global.

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