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Ucrania está modificando sutilmente su estrategia de guerra con un nuevo armamento

Las fuerzas de este país esperan cambiar el rumbo de la guerra con armas de más largo alcance, las cuales logran debilitar lentamente la capacidad que tiene Rusia de enviar suministros a sus soldados.

Marc Santora, Michael Schwirtz y Jack Nicas / The New York Times
17 de agosto de 2022 - 02:00 a. m.
Un tanque ucraniano rueda por una carretera en la línea del frente en la región de Donetsk.
Un tanque ucraniano rueda por una carretera en la línea del frente en la región de Donetsk.
Foto: AFP - Agencia AFP

Desde la primavera hasta el verano, el ejército ucraniano fue vapuleado por la artillería rusa en la zona este de Ucrania y, de manera incesante, perdió terreno y hasta 200 soldados al día en una desigual contienda cara a cara; pero en las últimas semanas, gracias a la ayuda de un nuevo armamento, Ucrania ha cambiado su estrategia y ha logrado, al menos por el momento, evitar que Rusia siga avanzando.

Con un arsenal cada vez más grande de armas de largo alcance provenientes de Occidente y la ayuda de combatientes locales conocidos como partisanos, Ucrania ha podido golpear a las fuerzas rusas bastante detrás de las líneas enemigas y trastornar las vías de abastecimiento fundamentales y acertar cada vez más en blancos que son esenciales para el potencial de combate de Moscú.

Las nuevas armas también han obligado a Rusia a recalibrar en el campo de batalla, cosa que brinda un cierto respiro para que Ucrania pueda tomar más decisiones estratégicas.

La semana pasada, un revés para los rusos fue la serie de explosiones en su base aérea ubicada en la península ocupada de Crimea, que destruyeron al menos ocho aviones de guerra y que, según un oficial ucraniano, habían sido el resultado de un ataque realizado por soldados de las fuerzas especiales ayudados por combatientes partisanos.

Este método ha sido especialmente adecuado para la región sureña de Jersón, donde los oficiales ucranianos han estado dedicados durante semanas a la primera andanada de la contraofensiva. La ciudad de Jersón, sobre todo, depende de cuatro puentes que cruzan el río Dniéper para poder recibir suministros, por lo que se considera más vulnerable que otras ciudades ocupadas.

De acuerdo con funcionarios occidentales de inteligencia, los ucranianos afirmaron el sábado que habían dañado el último de estos cuatro puentes y dejado a miles de soldados rusos en riesgo de quedar aislados sin poder recibir más suministros.

“A diferencia de Rusia, no contamos con los recursos para llenar el territorio de cadáveres y proyectiles”, dijo la semana pasada el ministro de Defensa de Ucrania, Oleksii Réznikov, en una entrevista con Pravda, una agencia de noticias de Ucrania. “Por lo tanto, es necesario cambiar de táctica, pelear de manera diferente”.

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Parece que esta estrategia está dando algunos resultados. Aunque el ejército ucraniano no ha recuperado mucho territorio, ha logrado frenar el avance de los rusos en todo el país —al menos por ahora— y detener las pérdidas tan grandes que han tenido en los últimos meses, lo cual había contribuido a bajar la moral y a que algunos soldados hubiera, incluso, desertado de sus pelotones.

Pero los rusos han seguido ejerciendo presión en el este y el sur de las posiciones ucranianas del frente de combate y algunas están cediendo poco a poco. Los avances cada vez mayores han indicado que, a pesar de los reveses derivados de los ataques de Ucrania, la labor del ejército ruso aún tiene suficientes efectivos para continuar con sus operaciones ofensivas.

La lucha de Ucrania en el sur no representa un cambio de enfoque en sí, más bien una ampliación, gracias a la ayuda de nuevas armas de largo alcance, de una estrategia adoptada al inicio de la guerra destinada a nivelar el terreno de juego con Rusia. Puesto que el ejército ruso superaba por mucho a las fuerzas ucranianas en cuanto al número de soldados, armas y municiones, el ejército ucraniano ha tenido que ser innovador y hábil.

“Es evidente que los ucranianos no pueden igualar a los rusos unidad por unidad ni soldado por soldado. Además, Ucrania, al igual que los rusos, se está quedando sin soldados”, señaló Samuel Bendett, un analista de las armas rusas en el Centro de Análisis Naval. “Así que Ucrania tiene que pensar muy bien cómo hacer salir a los soldados rusos”.

Ucrania logró repeler los intentos de Rusia por tomar la capital, Kiev, mediante unidades de combate más pequeñas y adaptables que aprovecharon su ventaja de locales para efectuar ataques relámpago contra los soldados rusos, que estaban concentrados en columnas grandes y pesadas que constituían un blanco fácil.

Al principio, Rusia supo aprovechar su superioridad numérica y su poderío en las planicies onduladas del este, provocando el desgaste de los soldados ucranianos con sus bombardeos incesantes de artillería antes de avanzar a tomar territorio.

Pero ahora, gracias a las piezas de artillería de más largo alcance, como el Sistema de Cohetes de Artillería de Alta Movilidad (o Himars), hecho en Estados Unidos, Ucrania ha podido frenar el avance de los rusos y desviar parte de la atención a lo que los generales de Ucrania ven como un territorio más ventajoso en el sur.

Es ahí, sobre todo en la región de Jersón, que fue la primera región de Ucrania que cayó en manos de las fuerzas rusas, donde Ucrania espera poder comenzar a cambiar el rumbo de la guerra. Con los Himars y otras armas de más largo alcance, las fuerzas ucranianas han debilitado lentamente la capacidad que tiene Rusia de enviar suministros a los soldados para conservar el territorio al oeste del río Dniéper, incluyendo la ciudad de Jersón, que las fuerzas rusas han controlado desde las primeras semanas de la guerra.

En el este de Ucrania, ahora el principal trabajo de los rusos se enfoca en tratar de ganar territorio en la región de Donetsk y en estos últimos días ha habido intensos combates en la zona alrededor de la aldea de Pisky. El sábado, el ministro de Defensa de Rusia aseveró que esa aldea ya había caído, una afirmación que no pudimos verificar de manera independiente.

Para que Rusia intente conservar territorio en el sur de Ucrania, es fundamental el control de Moscú sobre Crimea, una península que los rusos se anexaron de manera ilegal en 2014. Antes de su invasión a gran escala de Ucrania a principios de este año, Moscú envió decenas de miles de soldados a Crimea y, en cuestión de días, estos capturaron grandes franjas de las regiones sureñas de Jersón y Zaporiyia.

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Desde entonces, las líneas ferroviarias que parten desde Crimea han sido fundamentales para permitir que Moscú transporte armas y equipo pesado al sur de Ucrania. La semana pasada, la Agencia de Inteligencia de Defensa del Reino Unido señaló que los ucranianos habían golpeado una importantísima vía de ferrocarril de la península, lo cual “haría muy poco probable que siguiera en funcionamiento el enlace ferroviario que conecta Jersón con Crimea”.

Según la agencia, es factible que los rusos se apresuren a repararla, pero este ataque hizo patente una fragilidad trascendental.

Ahora el escenario del sur está prácticamente partido a la mitad —dividido por el río Dniéper— y la agencia de inteligencia británica afirmó que, incluso si Rusia lograra realizar reparaciones considerables a los puentes dañados por el ejército ucraniano, las estructuras seguirían siendo un punto débil en potencia.

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Por Marc Santora, Michael Schwirtz y Jack Nicas / The New York Times

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