Aún no se conocen números exactos, pero Estados Unidos dijo que enviará miles de rondas de bombas de racimo a Ucrania. Las primeras de ellas llegaron la semana pasada a Kiev y ya están en uso. Según dijo el portavoz de seguridad nacional de la Casa Blanca, John Kirby, “hemos recibido algunos comentarios iniciales de los ucranianos y las están utilizando con bastante eficacia”. Según él, están impactando en las formaciones y maniobras defensivas rusas.
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Ucrania afirmó que usará las bombas de racimo para desalojar concentraciones de soldados rusos. El envío de este tipo de armamento supuso un cambio de posición de Estados Unidos con respecto al tipo de ayuda militar que le ha dado a Kiev. Si bien antes se negaba a hacerlo, después de más de un año de enfrentamientos, decidió enviarlas. “Esta es una guerra relacionada con las municiones”, afirmó Joe Biden a CNN, a principios de este mes. “Tomé la recomendación del Departamento de Defensa, no permanentemente, pero para permitir este período de transición”, agregó el mandatario.
Oleksandr Syrskyi, el general ucraniano a cargo de las operaciones en el este del país, le dijo a la BBC la semana pasada que sus fuerzas necesitaban las armas para “infligir el máximo daño a la infantería enemiga”. “Nos gustaría obtener resultados muy rápidos, pero en realidad es prácticamente imposible. Cuanta más infantería muera aquí, más sus familiares en Rusia le preguntarán a su gobierno ‘¿por qué?’”. Sin embargo, le confesó al medio británico que las bombas de racimo no “resolverían todos los problemas”.
Rusia ha usado este tipo de armamento desde el inicio de la invasión de Ucrania, en febrero de 2022. Ante la reciente decisión de Estados Unidos de dotar a Kiev con estas bombas, el presidente Vladimir Putin dijo que su país tenía armas similares y que se usarían “si se usan contra nosotros”.
Una controvertida decisión de Estados Unidos
Según el Monitor de Municiones en Racimo, al menos 149 civiles murieron o resultaron heridos en todo el mundo por este tipo de armas en 2021. Además de que están prohibidas en más de 100 países, la mayoría de los aliados de Estados Unidos, entre ellos Gran Bretaña, Alemania y Francia, firmaron la convención de la ONU sobre municiones en racimo en 2008. Washington, Moscú y Kiev nunca se adhirieron a ella, pues argumentaron que podría haber circunstancias en las que el uso de esta arma sería necesario.
Las bombas de racimo, utilizadas por primera vez durante la Segunda Guerra Mundial, incluyen cohetes, bombas, misiles y proyectiles de artillería que se rompen en el aire y esparcen municiones más pequeñas en un área grande. Según se lee en The New York Times, las minibombas de las municiones en racimo generalmente están diseñadas para explotar o encenderse al tocar el suelo, pero históricamente su tasa de falla es la más alta entre todas las clases de armas, con consecuencias duraderas y, a menudo, devastadoras para los civiles.
Citado por el diario estadounidense a principios de este mes, cuando ya se hablaba de la eventual aprobación del Gobierno estadounidense de estas municiones a Ucrania, Brian Castner, experto en armas del Equipo de Respuesta a Crisis de Amnistía Internacional, comentó: “Simplemente, no existe una forma responsable de usar municiones en racimo”. Desde la Segunda Guerra Mundial, estas armas han matado entre 56.500 y 86.500 civiles. Las personas del común, incluidos niños en Siria, Yemen, Afganistán, Líbano, los Balcanes y Laos, continúan sufriendo incidentes relacionados con los restos de municiones en racimo. Según él, el daño ocasionado por estas armas a los civiles es una violación del derecho internacional humanitario y un posible crimen de guerra.
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