Viktor Orbán y el papa: dos visiones diferentes de la cristiandad se encuentran

El primer ministro húngaro quiere promover una “civilización cristiana” que guarda silencio sobre la acogida de migrantes y los derechos de las comunidades LGBT+. Por otro lado, el papa Francisco, sin haber cuestionado los fundamentos de la doctrina católica, desarrolla otro discurso.

28 de abril de 2023 - 02:54 a. m.
El papa Francisco se reunirá de nuevo con el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, en su visita a ese país.
El papa Francisco se reunirá de nuevo con el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, en su visita a ese país.
Foto: Agencia AFP

Francisco será recibido con honores el viernes en Hungría, en nombre de la defensa de la cristiandad en Europa. Pero entre el pontífice y el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, hay brechas en temas como la acogida de migrantes y los derechos de las comunidades LGBT+.

En vísperas de la segunda visita en menos de dos años, los partidarios del primer ministro nacionalista de 59 años recalcan los puntos en común entre ambos líderes.

“Yo constato que el pensamiento del Santo Padre y el de Orbán no están tan alejados”, comentó a la AFP el experto Mark Aurel Erszegi, un exempleado de la embajada húngara en el Vaticano.

Orbán, que dirige este país centroeuropeo desde 2010, quiere promover una “civilización cristiana” lastrada por décadas de comunismo, aunque la mayoría de la población afirma no tener ninguna religión.

En el marco de esta estrategia, modificó la constitución para inscribir referencias a Dios y al matrimonio, que ahora está definido como la unión entre un hombre y una mujer.

El adoctrinamiento de Orbán

Orbán, de origen calvinista, no se declaró como religioso antes de iniciar un estrechamiento de los lazos con la Iglesia Católica en los últimos años. En esta empresa se comprometió a renovar los lugares de culto.

También emprendió una política para recristianizar las escuelas, que es única en Europa.

Antes de la época comunista, alrededor del 20 % de las escuelas de Hungría eran católicas. Pero esa cifra se redujo a sólo el 5 % a principios de la década de 2000.

Desde entonces la cifra ha repuntado, y ahora representa el 17 % de las escuelas primarias y el 25 % de las secundarias

Estas acciones “pueden ser bien vistas por la Santa Sede”, afirmó Rita Perintfalvi, teóloga de la Universidad austríaca de Graz.

Pero “es aquí es precisamente donde se expresan las contradicciones del sistema”, explica Perintfalvi a AFP.

“A cambio de esta ayuda financiera, el Estado espera que las iglesias locales apoyen incondicionalmente su propia ideología política”, dice la teóloga.

“Este tipo de adoctrinamiento tiene poco que ver con el cristianismo”, aseguró.

De hecho, los religiosos húngaros no respondieron, salvo raras excepciones, al llamado del Papa a acoger a los refugiados durante la crisis migratoria de 2015.

Además, “guardan silencio” en el tema de derechos LGBT+, que según la Comisión Europea y las organizaciones internacionales están siendo violados por el gobierno de Orbán.

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Apertura frente a la exclusión

Al contrario, el papa Francisco, sin haber cuestionado los fundamentos de la doctrina católica, desarrolló desde su elección un discurso de apertura hacia las orientaciones sexuales y la identidad de género.

En un documental publicado a principios de abril en la plataforma Disney+, el papa, de 86 años, mantuvo esta postura.

A finales de enero, dijo que quienes criminalizan la homosexualidad están “equivocados”, afirmando que ser homosexual “no es un delito”, sino un “pecado”.

Con respecto a los migrantes, Francisco, que proviene de una familia italiana que emigró a Argentina, defiende la acogida sin distinciones, especialmente en Europa. En cambio, Orbán erigió cercas en las fronteras para evitar la llegada de indocumentados.

En el tema de la invasión rusa, el pontífice ha condenado la “guerra cruel” frente a un discurso ambiguo de Orbán.

Para Rita Perintfalvi, si el papa vuelve a Hungría es para “salvarla de la decadencia moral de los últimos 13 años”.

Durante su breve visita a Budapest en septiembre de 2021, el líder espiritual de los 1.300 millones de católicos que hay en el mundo instó a los húngaros a ser “abiertos”.

“Él no viene a celebrar el escaparate cristiano que expone Orbán, viene porque nuestra sociedad está enferma”, afirmó Balazs Gulyas, un católico practicante que tiene un portal que aborda este tema, entre otros asuntos.

“Nuestra fe cristiana está en peligro, nuestras iglesias están vacías y la mayoría de nuestros políticos se declaran cristianos sin serlo en la práctica”, se lamentó.

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luis(89686)28 de abril de 2023 - 12:25 p. m.
Enredados con la religión los dos dictadores.
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