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Volodymyr Dubovyk vive en Odesa. Hace tan solo tres días su ciudad fue bombardeada con misiles, pero los ataques no han sido tan brutales como los de Mariúpol y Járkov. Lo atribuye, tal vez, a que es una zona donde viven simpatizantes rusos, aunque no termina de explicarse por qué en aquellos centros urbanos, donde también existe dicho apoyo, la historia es diferente. “No me siento seguro. Nadie aquí se siente a salvo”, aseguró el profesor, quien es director del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad Nacional de Odesa I.I. Mechnikov, una de las principales instituciones educativas de Ucrania.
“Como académico, es mi deber hablar de la crisis que vive mi país. Estamos sufriendo en muchos sentidos, pero no sentimos culpa alguna. No hemos hecho nada para merecer esto”, agrega en una sesión informativa organizada por la Embajada de Estados Unidos en Guatemala. En medio del encuentro, que reunió a periodistas de México, Nicaragua y Colombia, entre otros países más, aseguró que Ucrania teme quedarse sola en esta guerra. “Estas batallas no son solo por nosotros, son en nombre de la defensa de la integridad de los territorios, la defensa de las elecciones libres y de los derechos humanos”.
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Dubovyk habló a título personal y desde allí advirtió que si bien Rusia es un país más grande, con más armas y recursos, subestimó la respuesta ucraniana. Afirmando que Vladimir Putin está apelando al lenguaje de la guerra y al poder duro, advierte que “las tropas rusas esperaban una guerra rápida y poder derrocar al gobierno de Volodimir Zelenski. Sin embargo, no lo han logrado. La única ciudad que permanece controlada por los rusos es Jersón”. Precisamente por ello, por el rasgo de resistencia que le atribuye a sus connacionales, es que considera que “los ataques contra civiles se han convertido en una estrategia sistemática para intimidarnos y romper nuestra voluntad. Esto no es un hecho aislado, es el curso de la guerra”.
Las sanciones contra Rusia y el escepticismo alrededor de las negociaciones entre el gobierno y el Kremlin están entre sus preocupaciones. Dubovyk considera que las medidas económicas tomadas en contra del Kremlin se deben robustecer, reconociendo que la compra de recursos rusos por parte de otros países resulta siendo un problema para ello. Ante la pregunta de si cree que los demás países están haciendo lo suficiente, afirma que “las sanciones están funcionando, pero no rápidamente, y ellas no están diseñadas para ello. Las sanciones se tienen que fortalecer, sobre todo a la luz de los asesinatos de civiles”. Además, en el contexto de lo sucedido en Bucha, cree que los ucranianos no están dispuestos a seguir negociando.
En las próximas semanas, cree que los combates se intensificarán en el Dombás y aunque ve que algunos países parecen no tener la intención de aislar por completo a Rusia, sobre todo por el interés en los recursos, específicamente el gas y el petróleo, considera que “Putin es una paria”.
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