Desacreditada y afectada por una crisis financiera sin precedentes, la Organización de Naciones Unidas celebra su aniversario número 80 bajo un aluvión de críticas, pese a sus intentos por convencer de que es “más necesaria que nunca” en un mundo asolado por guerras y catástrofes humanitarias.
Los 193 Estados miembros celebrarán esta semana los 80 años de la firma de su documento fundacional, la Carta de las Naciones Unidas, concretada el 26 de junio de 1945 en San Francisco. Este aniversario llega en un momento de crisis multifacética, que plantea interrogantes sobre su capacidad de supervivencia.
“Desde el final de la Guerra Fría, la organización ha pasado por muchas cosas: desde el genocidio de Ruanda hasta la guerra de Irak. En cada gran crisis, los especialistas auguran el fin de la ONU, pero esta sobrevive”, señaló Richard Gowan, analista del International Crisis Group.
Pero, según él, “este es un momento particularmente difícil”, en el que numerosos países están “frustrados” por la inacción del Consejo de Seguridad, paralizado en cuestiones importantes, como Gaza y Ucrania, por el poder de veto de sus cinco miembros permanentes.
“El sistema de la ONU, en general, atraviesa una crisis de credibilidad y no es seguro que los miembros de la organización tengan los recursos o la energía política para salvarlo”, agregó Gowan.
Para el investigador Romuald Sciora, del Instituto Francés de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS), esta crisis de credibilidad solo puede conducir al desvanecimiento de una organización que ya es un “enano” político en el escenario internacional.
“No estoy seguro de que la ONU vaya a desaparecer, ni siquiera cuando cumpla su centenario”, pero “sí vislumbro un desvanecimiento lento y que se convierta en una suerte de fantasma, como esas viejas organizaciones cuyos nombres se olvidan”.
Aunque la organización necesite reformas, los expertos no creen que sea la única responsable y culpan también a los Estados miembros, incapaces de ponerse de acuerdo, en un contexto de rechazo creciente del multilateralismo.
“Peor” sin la ONU
Gissou Nia, del centro de estudios Atlantic Council, deplora un mundo en el que “se impone la ley del más fuerte, que nos aleja cada vez más de los ideales” que llevaron a la creación de Naciones Unidas al final de la Segunda Guerra Mundial.
La investigadora, que piensa que hay suficientes personas apegadas a estos valores para “mantener viva la ONU”, se muestra, no obstante, preocupada por el constante cuestionamiento.
Naciones Unidas “puede sobrevivir a los recortes presupuestarios, pero las constantes amonestaciones de unas pocas voces muy fuertes que acusan a la ONU de ser antisemita, de despilfarro de fondos o de apoyar a dictadores tienen un impacto”, declaró.
En un momento en el que el mundo vive el mayor número de conflictos activos desde 1945, “Naciones Unidas nunca ha sido más necesaria”, dijo su secretario general, António Guterres: “Nuestros valores nunca han sido más relevantes y las necesidades nunca mayores”.
Sin embargo, los recursos menguan debido a los recortes presupuestarios de los donantes, especialmente de Estados Unidos, que bajo el gobierno de Donald Trump ha recortado masivamente sus programas de ayuda exterior.
En este contexto, para aumentar la eficacia de la organización, Guterres ha lanzado la iniciativa ONU80, que implicará cambios “dolorosos”, incluida la supresión de miles de puestos.
“Por supuesto que (la ONU) sufre de varios problemas burocráticos”, y merece “escrutinio y crítica”, señaló Richard Gowan. Pero “nos hemos acostumbrado demasiado a que este sistema trabaje para nosotros, y tendemos a pasar demasiado tiempo quejándonos de sus defectos y no el suficiente reconociendo sus éxitos”.
Políticamente, sigue siendo un lugar donde los peores enemigos pueden sentarse a la misma mesa y donde el Estado más pequeño puede hacer oír su voz. Por no hablar de su trabajo sobre el terreno, como el Programa Mundial de Alimentos, que llevó ayuda alimentaria a más de 100 millones de personas en 120 países el año pasado, o los miles de cascos azules desplegados para proteger civiles en zonas de conflicto. “La ONU ha sido un instrumento magnífico”, afirmó Romuald Sciora: “Obviamente, sería peor que desapareciera de la noche a la mañana”.
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