Este año ha estado marcado por una fuerte tendencia, por parte de algunos gobiernos, de imponer duras polítcas contra la migración. Ahora, Médicos Sin Fronteras y SOS Mediterranée anunciaron que pondrán fin a las operaciones de salvamento de su buque humanitario Aquarius, convertido en símbolo de la crisis política sobre la acogida de migrantes y privado de bandera desde hace dos meses.
"Renunciar al Aquarius fue una decisión extremadamente difícil de tomar", declaró en un comunicado Frédéric Penard, director de operaciones de SOS Mediterráneo, y lamentó "los ataques incesantes del que fueron objeto el buque y sus tripulantes".
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"Nos negamos a quedarnos con los brazos cruzados en la costa mientras la gente sigue muriendo en el mar", aseguró Penard.
Nelke Mander, directora general de Médicos Sin Fronteras (MSF), lamentó igualmente en otro comunicado que el cese de sus operaciones "significan más muertes en el mar".
El barco "Aquarius", que realiza rescates frente a las costas de Libia desde 2016, está amarrado en Marsella desde principios de octubre a la espera de una bandera que le permita navegar después de que le retiraran las de Gibraltar y Panamá.
A finales de noviembre, la justicia italiana solicitó el embargo del navío por un caso de tratamiento ilegal de residuos. Desde el inicio de sus operaciones, el "Aquarius" prestó asistencia a cerca de 30.000 personas.
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El barco se convirtió en un símbolo de la crisis diplomática sobre la acogida de migrantes en junio, después de haber navegado a la deriva durante una semana en el Mediterráneo con 630 migrantes a bordo. Tras el rechazo de Italia y Malta, finalmente España abrió las puertas al buque, convencida por la promesa de varios países europeos de repartirse a los refugiados.
Todo ello se produce cuando, en lo que va de año, "más de 2.100 personas" han muerto en el Mediterráneo y muchas han sido interceptadas por los guardacostas de Libia, "que están apoyados por la Unión Europea", denunció Beau.