El Espectador le explica: ¿Por qué hay crisis política en España?

Los españoles tendrán que ir a las urnas por cuarta vez en cuatro años, luego de que el gobierno se sumiera en un nuevo bloqueo político. ¿Cómo se llegó a esta crisis? El Espectador le explica.

- Redacción Internacional con información de agencias
19 de septiembre de 2019 - 01:50 a. m.
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta, Carmen Calvo, entran a sesión en el Congreso antes de su bloqueo la próxima semana.
 / EFE
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta, Carmen Calvo, entran a sesión en el Congreso antes de su bloqueo la próxima semana. / EFE

España se sume en un nuevo bloqueo político luego de que los partidos fueran incapaces de cerrar un acuerdo de gobierno esta semana. Esta crisis condujo a que los españoles tengan que ir de nuevo a las urnas, por cuarta ocasión en cuatro años. Pero mientras todos los partidos se culpan mutuamente por la crisis, muchos ciudadanos se preguntan cómo el país llegó a esta situación.

Las elecciones legislativas de 2015 marcaron el final del bipartidismo entre el Partido Popular (PP, conservador) de Mariano Rajoy, que perdió su mayoría absoluta, y el Partido Socialista (PSOE), que quedó en segundo lugar, pero también cedió mucho terreno. Ese año, dos nuevos partidos, la izquierda radical de Podemos y la centroderecha de Ciudadanos, entraron con fuerza al Parlamento y lo fraccionaron como nunca desde el restablecimiento de la democracia en 1977 tras el fin de la dictadura de Francisco Franco. Ante la imposibilidad de conformar una coalición de gobierno se convocan nuevas elecciones, el 26 de junio de 2016. En estos comicios, el PP logra un ligero avance, pero el bloqueo continuaba. Vea también: España irá de nuevo a elecciones tras falta de acuerdo entre partidos políticos

Tras diez meses de parálisis política, Mariano Rajoy es reinvestido el 29 de octubre de 2016 como presidente del gobierno gracias a los votos de Ciudadanos y la abstención de una parte de los socialistas. Pero la alegría para él no duró mucho, pues el 24 de mayo, el PP es condenado en un proceso por corrupción. Pedro Sánchez, del PSOE, presentó una moción de censura contra Rajoy que triunfó el 1 de junio. Así fue como Sánchez se coronó como presidente del gobierno, gracias a los votos de Podemos, los nacionalistas vascos y los independentistas catalanes.

A la cabeza del gobierno, el más minoritario de la democracia española, Sánchez presentó un presupuesto antiausteridad, negociado con Podemos. Sin embargo, las negociaciones con los independentistas catalanes, que reclaman un referéndum de autodeterminación inaceptable para Sánchez, fracasaron. Los separatistas, PP y Ciudadanos tumbaron el plan de Sánchez, y por ello tuvo que convocar elecciones anticipadas para el 28 de abril.

Aunque Sánchez ganó las elecciones su partido quedó lejos de la mayoría absoluta con tan solo 123 diputados. Por ello, Sánchez ha buscado obtener una mayoría más amplia a través de alianzas, pero ha sido incapaz de cumplir su objetivo y tener apoyo. Tras una ronda de consultas con el rey esta semana, responsable de encargar la formación de un ejecutivo, Sánchez reconoció el martes por la noche no haber reunido los apoyos necesarios en el Congreso. Como era el único candidato con posibilidades de ser investido, el Parlamento deberá disolverse la próxima semana para que se celebren unas nuevas elecciones el 10 de noviembre, las cuartas en cuatro años de inestabilidad y fragmentación política en el país.

“Espero que los españoles den una mayoría más rotunda si cabe al partido socialista para que ustedes no tengan la capacidad de bloquear la formación de un gobierno, que es lo que necesita España”, recriminó a los diputados de la oposición durante un debate en el Congreso. Le recomendamos: El Espectador le explica: El pulso entre Pedro Sánchez y Podemos que impide formar gobierno

Sánchez cree que va a “conseguir un número de escaños superior que le permita obtener una mayoría más cómoda” para tener más fuerza en una futura negociación, señala Paloma Román, profesora de Ciencias Políticas en la universidad Complutense de Madrid. “Las encuestas dicen que va a ganar escaños y Podemos los va a perder”, explica Cristina Monge, politóloga en la universidad de Zaragoza. Pero “es una apuesta muy arriesgada”, advierte.

“La gran incógnita que hay en estos comicios va a ser la participación, la gente está cansada”, añade Monge, recordando que los socialdemócratas ya lograron una movilización importante ante el temor a la irrupción del nuevo partido de ultraderecha Vox.

Incluso si el PSOE y Podemos sumaran la mayoría absoluta y Sánchez evitara depender del apoyo de los independentistas catalanes, ahora indispensables, la izquierda radical “va a tener mucha más fuerza negociadora”, advierte Monge. "Salvo que Ciudadanos cambie de posición...", apostilla.

El bloqueo y la inestabilidad son una constante en el país desde diciembre de 2015, cuando los estragos de la crisis y el malestar por los escándalos de corrupción en los dos grandes partidos, PSOE y PP, favorecieron la irrupción de Podemos y Ciudadanos.

“El espectáculo que estamos viviendo en los últimos cuatro años es bastante lamentable”, criticó el presidente de la patronal española CEOE, Antonio Garamendi, en una entrevista a la radio Onda Cero. “Es un fracaso colectivo general y todo esto al final perjudica las inversiones, perjudica el empleo, perjudica las exportaciones”, añadió. Los sindicatos, que habían aplaudido medidas del mandato de Sánchez como la subida del salario mínimo, también se unieron a las críticas.

Las mayorías absoluta quedaron en el pasado, pero, pese a ello, todavía no ha habido ninguna coalición en el gobierno central.

“Nos hemos italianizado, pero sin los italianos” y su capacidad de negociar en un contexto de inestabilidad crónica, bromeó recientemente José Ignacio Torreblanca, del centro de reflexión European Council on Foreign Relations.

En Italia, el Movimiento 5 Estrellas (M5E) formó un gobierno hace un año con la Liga (extrema derecha) y hace unas semanas con el Partido Demócrata (PD, socialdemócrata).

“La coalición en el futuro va a ser una realidad y (los partidos) no lo han entendido todavía. Necesitamos un cambio de mentalidad de estos líderes, todos muy jóvenes, pero anclados en modelos pasados”, afirma Paloma Román.

Unai Sordo, líder de Comisiones Obreras, reprochó la "irresponsabilidad" de los políticos y Pepe Álvarez, de UGT, lamentó haber "perdido una oportunidad de oro" pero advirtió que lo peor sería una desmovilización electoral, que suele perjudicar a la izquierda.

Con un gobierno en funciones sin apenas capacidad de maniobra, el país encara ahora semanas convulsas por el fragor electoral y desafíos como la gestión de un hipotético Brexit duro o la inminente sentencia contra los líderes independentistas juzgados por el intento de secesión de 2017.

Por - Redacción Internacional con información de agencias

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