El presidente palestino Mahmud Abás designó el jueves en la noche al economista Muhamad Mustafa como primer ministro de la Autoridad Nacional Palestina, y le encargó formar un nuevo gobierno tras la renuncia del anterior hace dos semanas.
La medida es parte de los esfuerzos de Abás por reformar la Autoridad Palestina con un gobierno tecnócrata que pueda asumir el control de la Franja de Gaza cuando termine la guerra, algo que está en los planes de Estados Unidos para el futuro del enclave, pero no en los del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.
Con un llamado a la “reconciliación nacional”, el todavía primer ministro en funciones, Mohamed Shtayeh, presentó la dimisión de todo su gobierno el pasado 26 de febrero, “a la luz de los acontecimientos políticos, de seguridad y económicos relacionados con la agresión en la Franja de Gaza y la escalada sin precedentes en Cisjordania”.
La elección de Mustafa, de 69 años, era la que se barajaba en todas las quinielas: un perfil del agrado de Estados Unidos, un economista doctorado en la Universidad George Washington, que ocupó puestos de relevancia en el Banco Mundial y mantiene buena relación con funcionarios de ese país, además de ser un cercano confidente de Abás.
Desde 2005, era el presidente del Fondo de Inversión de Palestina y en el pasado se desempeñó como asesor económico de Abás, ministro de Economía e incluso viceprimer ministro de un breve gobierno de unidad nacional formado en 2014 para la reconstrucción de Gaza, tras la guerra de ese año, por lo que puede ser una figura aceptable para Hamás. También forma parte del Comité Ejecutivo de la Organización de Liberación de Palestina desde 2022.
Mustafa ha estado celebrando consultas con posibles miembros del gabinete en las últimas semanas y se espera que elija un grupo de tecnócratas no afiliados al partido Fatah, del presidente Abás y que ha dominado históricamente la Autoridad Nacional Palestina, que gobierna en zonas reducidas de Cisjordania ocupada, según medios palestinos.
El nuevo gobierno seguirá bajo el mando de Abás, de 88 años, con problemas de salud, acusado de autoritario y corrupto, y que no se somete a las urnas desde 2005, con su popularidad desplomándose en cada encuesta.
En diciembre de 2023, un 60 % de los palestinos apoyaba la disolución de la Autoridad Nacional Palestina y el 92 % la renuncia de Abás, según un sondeo del Centro Palestino de Investigación de Políticas y Encuestas.
El apoyo a Hamás en Cisjordania trepó al 60 %, mientras que un 16 % optó por un gobierno de unidad sin Abás, un 7 % por mantener la Autoridad Nacional Palestina en su estado actual y solo un 3 % se decantó por la fórmula que toma forma con el impulso de Estados Unidos: un Ejecutivo de cohesión nacional con Abás al frente.
Israel presentó en febrero su plan de posguerra para Gaza, que contempla el control de seguridad israelí -que le permitiría realizar incursiones para detener “sospechosos de terrorismo”, como hace en Cisjordania, pero cede el control civil del enclave a “palestinos alejados de entidades que apoyen el terrorismo”, cerrando la puerta a Hamás.
Netanyahu se opone tanto al retorno a Gaza de la Autoridad Nacional Palestina como a la posibilidad de un Estado palestino, en contra de la postura que defienden Estados Unidos y la Unión Europea. La Autoridad Nacional Palestina gobernó en la Franja hasta 2007, cuando Hamás tomó por la fuerza el poder del enclave, tras el fracaso de los intentos de un gobierno de unidad nacional con Fatah y después de que el grupo islamista venciera en las legislativas de 2006.
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