El polémico sistema de seguridad con el que Gobierno serbio vigilará a sus ciudadanos
No se sabe exactamente dónde, pero sí que las autoridades serbias ya han instalado en Belgrado sistemas de vigilancia, que incluyen cámaras de reconocimiento facial y de análisis de comportamiento, facilitados por el fabricante chino Huawei. Crece el debate sobre el uso de esa tecnología.
redacción internacional
El debate sobre qué tanto se debe usar la tecnología para mejorar la seguridad del espacio público cada vez más intenso a nivel mundial. En un momento en el que los datos son la gasolina de los algoritmos y de los programas que básicamente regulan nuestra vida económica, política y social, hay una preocupación latente por parte de organizaciones y líderes digitales sobre los posibles riesgos a los cuales estamos expuestos sin saberlo.
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El debate sobre qué tanto se debe usar la tecnología para mejorar la seguridad del espacio público cada vez más intenso a nivel mundial. En un momento en el que los datos son la gasolina de los algoritmos y de los programas que básicamente regulan nuestra vida económica, política y social, hay una preocupación latente por parte de organizaciones y líderes digitales sobre los posibles riesgos a los cuales estamos expuestos sin saberlo.
En Belgrado (Serbia), por ejemplo, recientemente se instaló un sistema de vigilancia, que incluye cámaras de reconocimiento facial y de análisis de comportamiento, facilitados por Huawei, el gigante tecnológico productor de teléfonos inteligentes. A pesar de que a priori la tecnología podría traer ventajas, como disminuir la criminalidad si es bien incorporada, lo cierto es que también podría ser usado para establecer, en el peor de los casos, un control ciudadano al estilo distópico del "Gran Hermano" del que hablaba George Orwell en su libro "1984".
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La empresa y el Ministerio del Interior cerraron en febrero de 2017 un acuerdo de colaboración para implantar en la capital serbia el sistema Safe City, como Huawei denomina a una tecnología que, afirma, funciona ya en 230 ciudades de 90 países.
Según explica la propia empresa, el despliegue comenzó con una prueba de nueve cámaras en varias ubicaciones, incluido un centro comercial y un estadio deportivo, con la que se obtuvieron datos que iban de matrículas de vehículos, a reconocimiento facial y control de comportamiento.
¿Más seguridad para una ciudad segura?
El test fue del agrado del Ministerio del Interior serbio y en febrero de 2017 se firmó un acuerdo de cooperación, tras el que comenzó la instalación del primer centenar de cámaras del alta definición y análisis de contenido en 70 ubicaciones, aunque no está claro si entre ellas hay ya sistemas de reconocimiento facial.
Tanto el fabricante chino como el Gobierno serbio han justificado esta medida con la necesidad de aumentar la seguridad ciudadana y vial, pese a que las propias autoridades aseguran que Belgrado no es una ciudad especialmente afectada por la criminalidad.
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"Junto con Huawei, el Ministerio del Interior desarrollará una completa solución 'Safe City' (ciudad segura) que cubrirá la ciudad de Belgrado y, eventualmente, todo el país, a través de comunicaciones vitales, centros de control unificados y vigilancia inteligente", afirma la empresa en su descripción del proyecto para la capital serbia.
El proyecto, envuelto en una gran opacidad, prevé que hasta final de 2020 haya instaladas cámaras de videovigilancia con tecnología de reconocimiento facial en unos 800 puntos de Belgrado, una ciudad de unos 1,7 millones de habitantes.
Si bien la aplicación de la tecnología en el sistema judicial puede traer beneficios, también genera peligros no solo en términos técnicos, pues siempre hay un margen de error inevitable en la identificación de personas por parte de un algoritmo, sino desde lo ético. En mayo de este año, por ejemplo, la Oficina de Responsabilidad Gubernamental de EE. UU., uno de los países en los que más se debate el tema, realizó una auditoría al FBI y descubrió dentro de su base de datos Next Generation Identification-Interstate Photo System (NGI-IPS) que había más de cuatrocientos millones de imágenes de personas libres de cualquier investigación.
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Riesgos para la privacidad
Ante el argumento de la seguridad y el control del tráfico, asociaciones de defensa de los derechos humanos advierten del riesgo para la privacidad que supone esa tecnología. "La introducción de este sistema supone un gran riesgo para la privacidad, pero también para otros derechos y libertades de los ciudadanos, como por ejemplo la libertad de reunión", denuncia a Efe Bojan Perkov, investigador de la Fundación SHARE, que aboga por los derechos humanos y las libertades en el mundo digital.
Todavía se desconoce el lugar de ubicación de las cámaras, su precio o cómo se controlarán los datos recogidos. Perkov critica esa falta de transparencia e insiste en que los ciudadanos tienen derecho a saber "quién los supervisa y por qué, es decir qué intereses se protegen y con qué objetivo".
El experto se muestra escéptico ante la afirmación de las autoridades de que el sistema no afectará a la privacidad de los ciudadanos. "Un gran problema a largo plazo con estas tecnologías es la normalización de la constante vigilancia de los ciudadanos, sobre todo en las sociedades con baja cultura de privacidad como es Serbia", advierte. "Además, este sistema posibilita una masiva supervisión basada en datos biométricos que no podemos cambiar", alerta.
Sobre este tema, un informe de CB Insights, publicado este año, aseguró: “Debido a que esta tecnología es todavía relativamente joven, los algoritmos no han aprendido lo suficiente sobre los matices entre la cara y la piel, tonos, entre otras cosas, para proporcionar la exactitud total que los equipos empleados por la ley necesitan”.
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Los críticos temen abusos políticos
Perkov se pregunta si la seguridad está tan amenazada en Belgrado como para que sea indispensable aplicar "un sistema tan intrusivo de vigilancia de los ciudadanos".
Ante algunas críticas de que las cámaras podrían ser usadas para controlar a opositores políticos, advierte de que esta tecnología puede utilizarse para comprobar quién va a un mitin político, y cruzar esa información con otros datos personales. "Se trata de un enorme desequilibrio del poder y de las consecuencias que esas personas pueden sufrir por su supuesta orientación política son múltiples", señala Perkov.
El almacenamiento de grandes cantidades de datos biométricos sobre un gran número de personas, agrega, "aumenta el riesgo de que sean comprometidos, aunque sea de forma no intencionada", sobre todo porque no se sabe si esos datos se eliminan ni cómo.
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A lo largo de 2019 se han sucedido las protestas en las calles de Belgrado contra el "autoritarismo" del presidente serbio, el conservador Aleksandar Vucic.
El experto también asegura que existen estudios que ponen en cuestión que el uso de cámaras inteligentes tengan un papel importante en la reducción del número de delitos. Serbia mantiene excelentes relaciones políticas y económicas con China, al formar parte de la "nueva ruta de la seda" con la que Pekín quiere aumentar su influencia en el centro y este de Europa, con inversiones en las infraestructuras y el comercio.