Estados Unidos no estaría tan polarizado como parece
Aunque las instituciones estadounidenses están más divididas que nunca, los ciudadanos parecen no vivir la misma polarización. Los medios, políticos y ciudadanos simplemente parecen haber estado enfocados en cubrir los sectores extremistas de ambos partidos.
- Redacción Internacional
Un Estados Unidos sin polarización parece increíble de concebir en esta era en la que el Partido Demócrata y el Partido Republicano parecen estar más divididos que nunca. Ambos sectores, motivados principalmente por el liderazgo del presidente Donald Trump, han roto cualquier lazo de fraternidad y han llevado a la nación a una profunda división política. Sin embargo, la idea de un país que no sucumbe ante la polarización parece más real de lo que se esperaba.
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Un Estados Unidos sin polarización parece increíble de concebir en esta era en la que el Partido Demócrata y el Partido Republicano parecen estar más divididos que nunca. Ambos sectores, motivados principalmente por el liderazgo del presidente Donald Trump, han roto cualquier lazo de fraternidad y han llevado a la nación a una profunda división política. Sin embargo, la idea de un país que no sucumbe ante la polarización parece más real de lo que se esperaba.
Una investigación del diario The New York Times recalcó que la mayoría de estadounidenses no ha caído en la creciente enemistad entre republicanos y demócratas. Según la firma encuestadora Pew Research, la proporción de ciudadanos que se encuentra en los extremos ideológicos solo alcanzó alrededor del 26% en 2017. La población que se encuentra en la mitad es mucho más políticamente flexible que el resto, pero las noticias, estudios y encuestas no están enfocados en este sector regularmente. Vea también: Sólo un 38 % de los estadounidenses aprueba a Trump
“Simplemente no estamos viendo la polarización entre las masas que la gente imagina. Las personas que miran NBC y Fox son una minoría ruidosa, pero pequeña. No son representativos de la mayoría de los estadounidenses”, describe Sam Abrams, académico del American Enterprise Institute que realizó una encuesta sobre las condiciones políticas en la nación.
Según los datos recolectados, la mayoría de los estadounidenses tienden a publicar menos sobre sus posiciones políticas en redes sociales y es menos frecuente que se relacionen con personas altamente activistas de sus partidos. Estos también son en su mayoría ciudadanos sin estudios universitarios, menores de 40 años y de diferentes grupos minoritarios. A ellos simplemente no les apasiona estar involucrados en debates políticos, o no les interesa una confrontación sobre la dirección del gobierno. Le puede interesar: El país que destapó Trump
“Las personas en este medio moderado son menos rígidas ideológicamente que sus compatriotas políticamente excitados. Pueden inclinarse hacia la izquierda o hacia la derecha o tener puntos de vista sólidos sobre el presidente: el 65 por ciento de estos votantes menos comprometidos dicen que aprueban o desaprueban firmemente su desempeño. Pero no se alinean en cada tema con progresistas o conservadores, y para muchos, la política no es parte de su vida cotidiana”, apunta la investigación del Times.
Esta porción de la población no suele aparecer regularmente en los titulares, pues estos están ocupados con los sectores más extremos del electorado. La base de seguidores demócrata y republicana. Y como describen Sabrina Tavernise y Nate Cohn, autores de artículo del Times: un enfoque singular en la división corre el riesgo de malinterpretar la sociedad estadounidense.
Es fácil concluir que Estados Unidos está completamente polarizado. Basta con una breve mirada a las redes sociales para consumar esta idea. Sin embargo, los debates en este plano no son de ninguna determinantes, aunque sí influyentes en el pensamiento regular. Unos pocos comentarios pueden arrojar un resultado absoluto y construir un imaginario en la población. “Puede decirme que el 70% de los estadounidenses no participan en esta guerra cultural, pero realmente no importa. Los eventos de hoy son impulsados por pequeños números que pueden avergonzar e intimidar a los números grandes”, señala Jonathan Haidt, psicólogo social de la Universidad de Nueva York en la investigación de Tavernise y Cohn.
Quienes están más comprometidos políticamente, según el estudio, también demuestran tener puntos de vista más exagerados sobre sus rivales políticos, y esto no es bueno para la democracia. Varias encuestas muestran que por lo menos el 30% del electorado considera que el partido rival (sea demócrata o republicano) es una amenaza para el bienestar de la nación, y si los enfoques están sobre esta minoría podría repercutir en la concepción que se tiene sobre el panorama general de la nación. Y Estados Unidos no es el único país con ese problema.
John Harris, columnista de The Guardian, ha descrito que Reino Unido está mucho menos polarizada de “lo que los medios nos hacen creer”. Según dice, “hay poca evidencia de la polarización y enemistad supuestamente omnipresentes que los medios de comunicación ahora consideran que define la opinión pública”. Esto, según explica Harris, no sugiere que los extremos ideológicos y políticos sobre asuntos nacionales, como el Brexit, no existan, sino que no son tan profundos como indican los medios. “Esto muestra que estamos en peligro de cometer el clásico error posmoderno de tomar espectáculo y una representación sesgada de la realidad”, concluye Harris.
“La buena noticia sobre la polarización es que está exagerada: a la mayoría de los estadounidenses realmente no les gustan las disputas partidistas”, escribieron tres profesores de ciencias políticas en el Times en abril. “Hay una creciente evidencia de que estamos exagerando la brecha. Resulta que el verdadero problema podría no ser la polarización. Puede ser que a la mayoría de la gente realmente no le guste la política”, concluyeron los profesores Samara Klar, Yanna Krupnikov y John Barry Ryan.