El príncipe heredero de Kuwait, el jeque Mishal al Ahmad al Jaber al Sabah, de 83 años, fue nombrado el sábado nuevo emir del país, tras el fallecimiento de su predecesor, un relevo que tiene lugar en un momento de tensiones internas. Él se convierte en el 17º soberano de este Estado y reemplaza a su hermanastro, el jeque Nawaf al Ahmad al Sabah, quien falleció el sábado a los 86 años, tras un mandato de tres años, anunció la Corte Real.
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El nuevo emir, nombrado príncipe heredero en 2020, ejerció como ministro del Interior y dedicó buena parte de su carrera al ámbito de la seguridad y de los servicios de inteligencia. Este padre de 12 hijos hará en los próximos días (o semanas) su juramento de lealtad ante el Parlamento.
El deceso del jeque Nawaf y la avanzada edad de su sucesor aumentan la incertidumbre, en un país sacudido por las divisiones. Incluso en el seno de la familia de los Al Sabah, algunos miembros acusan a otros de corrupción o de conspiración. “El proceso de sucesión sin turbulencias (...) refleja la madurez del sistema político kuwaití”, destacó en redes sociales Abdullah Al Chayji, profesor en Ciencias Políticas de la Universidad de Kuwait.
Pulso entre los poderes del Ejecutivo y Legislativo
Rico Estado petrolero del Golfo, Kuwait está sumido desde hace varios años en una profunda crisis entre los poderes Ejecutivo y Legislativo, que socava las esperanzas de reformas en el país. La Constitución de Kuwait establece que el soberano debe ser un descendiente del fundador de la nación, Mubarak al Sabah. Sin embargo, durante mucho tiempo se respetó una tradición de alternancia entre las ramas familiares de los Salem y de los Jaber. El antiguo emir jeque Sabah, de la familia de los Jaber, puso fin a esta tradición, al nombrar como príncipe heredero en 2006 al jeque Nawaf, también un Jaber, apartando así al otro núcleo familiar.
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El jeque Nawaf solo fue emir durante tres años, pero estuvo durante seis décadas involucrado en la dirección tumultuosa del país. Ocupó múltiples puestos de responsabilidad en Kuwait, capital de este país de 4,5 millones de habitantes, 1,3 millones de los cuales son kuwaitís.
Fue, en particular, ministro de Defensa cuando Irak invadió el país en 1990 e igualmente ocupó la cartera del Interior durante el período en el que las fuerzas de seguridad kuwaitís combatieron a los islamistas armados en 2005.
En la esfera diplomática, mantuvo el statu quo, optando por no mantener relaciones con Israel. Sin embargo, mantuvo relaciones equilibradas con Arabia Saudita e Irán, los dos grandes enemigos regionales. Con su estilo discreto, logró sobrevivir a la agitada política kuwaití, marcada por las reiteradas disputas entre el Gobierno y el Parlamento. País conservador, donde los puestos de poder se concentran en manos de la familia al Sabah, Kuwait posee el Parlamento más activo y poderoso del Golfo.
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