Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.

“Esto es peor que la dictadura de Somoza”

Vilma Núñez, presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos, habló con El Espectador de la crisis sociopolítica que vive el país. Aseguró que es una violencia sin precedentes.

Daniela Quintero Díaz

10 de septiembre de 2018 - 09:05 p. m.
Vilma Nuñez, Presidenta del Centro >Nicaraguense de Derechos Humanos
Foto: GUSTAVO TORRIJOS
PUBLICIDAD

Vilma Núñez, presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos, habló con El Espectador de la crisis sociopolítica que vive el país. Aseguró que es una violencia sin precedentes.

¿Por qué nació el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh)?

El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos lo fundamos en mayo de 1990, con un grupo de personas que siempre habíamos tenido alguna vinculación o trabajado con el tema de derechos humanos. En ese entonces pensábamos que todos los logros que se habían alcanzado en materia de derechos económicos y sociales, sobre todo, como la salud y la educación gratuita, podrían estar en riesgo con la derrota de la Revolución y por el perfil del nuevo gobierno que había triunfado, por lo que consideramos que la mayoría de la población iba necesitar de un órgano independiente que defendiera esos derechos. Es así como surge el Cenidh, y como poco a poco hemos ido acompañando la dinámica que se desarrolla con cada gobierno.

¿Cómo está actualmente la situación de los derechos humanos en Nicaragua?

Ortega dice que la situación ya se normalizó, pero no es cierto. Uno no puede salir de su casa después de las 6 de la tarde porque andan en las calles camionetas llenas de policías antimotines y de personas encapuchadas que le disparan a uno y capturan al que quieren. En este momento, lo que nosotros hemos recogido, documentado y probado es que van 322 muertos y más de 400 presos políticos. También tenemos la denuncia de 58 desaparecidos, pero de esos sólo hemos podido probar ocho.

La gente que ha visto de cerca otras guerras dice que esto no lo ha visto en ninguna otra parte.

(En contexto: Daniel Ortega, el liberador que se volvió un dictador)

Desde que Ortega llegó al poder fue cerrando cada día las puertas para la participación política, las posibilidades de la gente de manifestarse, de protestar y de reclamar. Ortega se convirtió sobre todo en un represor político tremendo. Nosotros lo llamábamos dictador y nos decían: “No, esto no es una dictadura, porque dictadura es sólo el que tiene un ejército que mata”, y yo decía sí es una dictadura, una institucional, porque está ejerciendo la represión con todas las instituciones del Estado.

Read more!

¿Se asemeja la situación actual de Nicaragua a la que se vivió con el dictador Anastasio Somoza?

Yo viví la dictadura de Somoza, fui una prisionera de la dictadura de Somoza, entonces sé lo que fue esa dictadura. Soy sobreviviente de la masacre estudiantil de 1959, cuando Somoza mandó a matar muchos estudiantes que íbamos en una marcha. Pero allí quedó eso.

No ad for you

En cambio, Ortega sigue y sigue, y cada día aumenta más el número de heridos, de desaparecidos, de gente capturada. Es una situación terrible y no sabemos en qué va a parar.

Esto es peor que la dictadura de Somoza, porque en ese momento el FSLN era un grupo político militar armado enfrentado a la dictadura. Ahora no, ahora es el Gobierno agrediendo a la gente desarmada.

(Le puede interesar: El día que cayó Anastasio Somoza, el último dictador de Nicaragua)

¿Cuáles han sido las medidas represivas empleadas por Daniel Ortega?

Actualmente, las medidas represivas se han diferenciado en tres momentos. En el primero fue la represión de las fuerzas armadas. Ortega venía desarrollando una organización que nosotros llamamos “fuerzas de choque”, que no sólo eran organizaciones políticas para controlar los barrios, sino organizaciones para controlar la movilización de la gente. El primer día de las manifestaciones de abril, la policía los apoyaba y los dejaba golpear a la gente que estaba sin nada. Al siguiente día, la policía no sólo los veía, sino además reprimía con balas de goma, dejando a 29 muchachos sin un ojo. Pero ya, el tercer día, las balas no fueron de goma, sino que la policía salió con armas de guerra que sólo el ejercito tiene, por lo que sabemos que el ejército está proporcionando apoyo, aunque dicen que no se han metido en la crisis. Ortega pudo parar eso, pero prefirió reprimir más agresivamente, al extremo en el que ya llevamos más de cuatro meses y medio en esta situación.

Read more!
No ad for you

En la segunda etapa empezaron a perseguir a la gente, a meterse a sus casas, a incendiarlas. Por esto, murieron niños quemados vivos. Nicaragua se convirtió prácticamente en una cárcel. Mi organización logró llevar la lista de la gente que capturaban, y en cuatro meses hubo 2.000 presos. Actualmente hay aproximadamente 400 presos políticos en el país, y de esos, 230 detenidos ilegalmente y 189 procesados también de manera ilegal. A todos les han inventado el delito de terrorismo.

La represión ha escalado hasta el punto en el que se han usado las instituciones del estado. Esa es la tercera fase. Hasta la misma ministra de Salud, Sonia Castro, fue usada, y llegó a la ciudad de León a cerrar el hospital escuela y a prohibir que los estudiantes heridos fueran atendidos allí. De igual forma, el instituto de Medicina Legal se presó tapa alterar los exámenes, las autopsias, diciendo que la gente había muerto por estrangulamiento, por asfixia mecánica, y cuando los familiares examinaban los cadáveres veían que tenía un balazo.

No ad for you

(Ver más: En Nicaragua también le disparan a la Iglesia)

¿Qué soluciones posibles considera que puede haber para salir de la crisis?

Ortega ya dijo que no iba a adelantar las elecciones, que era una de las posibilidades, aunque no la solución. Porque la solución hubiera sido que renunciara de inmediato junto a su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, nombrando a una junta mientras se llegaba a elecciones.

Nosotros no vemos una solución posible, pero sí vemos muy complicada la situación del país de aquí en adelante. La represión ha hecho que 30.000 nicaragüenses se hayan ido para Costa Rica. La crisis también puede desembocar en una guerra civil, porque la gente se va a aburrir de estar luchando y sólo poniendo los muertos. Y lo peor que podría pasar sería que hubiera un levantamiento armado, como existió… Nadie quiere eso. Este hombre sólo sale a la fuerza, pero no vemos una solución posible.

¿En algún momento el Cenidh y sus miembros se han sentido amenazados?

Nosotros estamos con medidas cautelares por persecución desde el año 2008. Incluso, el Gobierno tiene todavía un panfleto en donde a diario me atacaban personalmente… No me matan, pero a diario dicen que soy agente de la CIA, que soy agente del imperialismo, que soy una delincuente, cualquier cantidad de cosas.

No ad for you

En cuanto a mi organización, el Gobierno nos puede agredir en cualquier momento, puede hacer lo que quiera. Además está tratando de impulsar una serie de leyes que atentan contra las ONG y las organizaciones de la sociedad civil. Así que, probablemente, en algún momento nos empiece a limitar el trabajo.

Varios intelectuales y militantes del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) se han distanciado drásticamente del gobierno de Daniel Ortega. ¿Por qué?

Yo provengo del FSLN, fui militante y también fui parte de la Revolución. Y actualmente soy parte de las personas que se sienten traicionadas por Daniel Ortega. Me siento totalmente desilusionada por lo que venía pasando y lo que está pasando ahora, y he llegado a la conclusión de que Daniel Ortega fue siempre un embustero, que engañó. Cuando triunfó la Revolución llevaba una cosa en la boca y otra cosa en la mente.

(Ver más: "La manera más digna de salir de la crisis es que Ortega renuncie", dice la escritora Gioconda Belli)

Una de las cuestiones que a mí más me dolieron fue ver que la izquierda latinoamericana no creía lo que estábamos denunciando. Tenían la imagen del joven revolucionario que había hecho parte de una de las revoluciones que más habían gustado, y entonces creían que eran inventos. Me decían: “Vilma, no te creo. Estás influenciada, estás dejando de ser revolucionaria”. Mientras, nosotros mandábamos informes en los que denunciamos las barbaridades que había dentro de las cárceles y las violaciones de derechos humanos. La Comisión Interamericana, que ahorita está cumpliendo un rol muy importante, no nos daba audiencia sobre el tema.

No ad for you

Es verdad que no cometimos actos de los cuales tengamos que arrepentirnos, pero me siento responsable de haber idealizado tanto, de haberle creído tanto, de no habernos dado cuenta a tiempo de que estaba mintiendo, de que se estaba apoderando del partido y nos estaba engañando, y porque nos quedamos callados y no tuvimos la oportunidad de decirlo.

¿Hasta cuándo espera seguir apoyando los DD. HH. desde el Cenidh?

Hasta que ya no pueda más. Un compañero decidió irse del país, yo no. Yo tengo que seguir, estoy en Colombia porque es una oportunidad de mostrarle a la gente lo que pasa, es parte del trabajo que hay que hacer. Pero la inquietud por estar allá es increíble.

Conoce más

Temas recomendados:

Ver todas las noticias
Read more!
Read more!
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.