Fordo, una de las instalaciones nucleares más sensibles y vigiladas de Irán, volvió al centro del escenario internacional tras el ataque de Estados Unidos contra tres plantas atómicas del país.
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Según el Pentágono, bombarderos B-2 lanzaron bombas anti-búnker sobre esta planta subterránea, ubicada a unos 96 km al sur de Teherán, mientras misiles Tomahawk impactaron otras dos instalaciones en Natanz e Isfahán.
¿Cómo es Fordo?
Fordo, conocida como la “joya” del programa nuclear iraní, es una instalación subterránea altamente protegida que ha generado preocupación internacional por su capacidad y ubicación estratégica. Construida dentro de una montaña a menos de 100 kilómetros de Teherán y cerca de la ciudad sagrada de Qom, esta planta fue diseñada para resistir ataques aéreos y permanecer operativa incluso bajo condiciones extremas.
De acuerdo con The Washington Post, su existencia fue revelada en 2009 no por Irán, sino por Estados Unidos, Reino Unido y Francia, que denunciaron ante el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) que el país había construido la instalación en secreto, violando los protocolos internacionales.
Las primeras imágenes satelitales que confirmaban la construcción de Fordo datan de 2004, aunque el OIEA ya tenía registros de 2002. Irán justificó su decisión alegando amenazas militares y presentó a Fordo como una instalación de respaldo en caso de que la planta de Natanz fuera atacada.
Actualmente, Fordo alberga más de 1.000 centrifugadoras, incluidas máquinas avanzadas IR-6 capaces de enriquecer uranio hasta en un 60 %, un nivel cercano al requerido para fabricar armas nucleares.
Según el Nuclear Threat Initiative, para mayo de 2024, Irán había acumulado 142,1 kg de uranio enriquecido al 60 %, parte de un total de más de 4.400 kg. Desde su revelación, Fordo ha sido un símbolo del pulso nuclear entre Irán y Occidente.
Fordo, sin daños mayores, según Irán
Aunque la televisión estatal iraní restó importancia a los ataques y aseguró que las instalaciones ya habían sido evacuadas, y que solo se averiaron los túneles de entrada y salida de Fordo, el director general del OIEA, Rafael Grossi, confirmó que se observan grietas visibles en la estructura, aunque aclaró que es imposible verificar la magnitud de los daños subterráneos.
Grossi advirtió en una sesión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU que este tipo de ataques nunca deberían ocurrir, pues podrían provocar escapes radiactivos con consecuencias graves, y reiteró su disposición a visitar Irán para buscar una salida diplomática.
Tanto él como el secretario general de la ONU, António Guterres, evitaron mencionar directamente a EE. UU., pero advirtieron sobre los riesgos de una escalada que pone en peligro la paz regional y obstaculiza cualquier acuerdo que impida el desarrollo de armas nucleares. Mientras tanto, Irán aseguró que no se ha registrado aumento de radiación externa en ninguna de las tres plantas atacadas.
*Con información de agencias
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