“Es un día histórico para Irlanda”, aseguró el primer ministro irlandés, Leo Varadkar, el viernes pasado ante el público en el castillo de Dublín. El 66,4 % de los votantes en ese país decidió revocar la octava enmienda de la Constitución irlandesa, una de las más restrictivas leyes de aborto de Europa. Con esa enmienda constitucional, se permitía el aborto sólo en casos de embarazos que ponían en peligro la vida de la madre. Las penas de cárcel iban hasta los 14 años.
Después del anuncio de resultado hubo lágrimas y gritos de júbilo entre la muchedumbre en el castillo de Dublín. Otros dejaron flores en el mural de Savita Halappanavar, una joven a quien le fue negado un aborto y falleció de septicemia en 2012. Halappanavar se convirtió en un símbolo de la lucha por la derogación de la octava enmienda.
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Una vez que la emoción del fin de semana hubiera pasado, el primer ministro Varadkar anunció que su gobierno presentará en unas semanas el proyecto de ley que legaliza el aborto. El gobierno pretende que el aborto sea libre durante las primeras 12 semanas del embarazo y que, en casos de anormalidad fetal mortal, o de peligro para la madre, el plazo se extienda hasta las 24 semanas.
Liam Herrick, el director ejecutivo del Consejo Irlandés de Libertades Civiles (ICCL por sus siglas en inglés), dio a conocer los detalles de la campaña que precedió el voto, lo que pasará después, y el efecto posible en Irlanda del Norte, donde el aborto está todavía prohibido.
¿Qué significa este resultado para los irlandeses?
Es un resultado fantástico en Irlanda. Podría considerarse como más significativo que el referendo del matrimonio igualitario en 2015. De muchas formas, esta es la última disposición constitucional que se asocia con la costumbre cultural precedente, que obviamente era dominada por la Iglesia católica.
¿Cuándo empezó la campaña para revocar la octava enmienda?
Efectivamente, esta campaña empezó muchos años antes de que lanzaran la campaña política del referéndum. Insertaron la octava enmienda de la Constitución en 1983, producto de una campaña política dirigida por un pequeño y comprometido grupo de activistas provida, que tenían mucha influencia sobre los dos partidos políticos principales en esta época. Siempre ha habido resistencia contra la octava enmienda de parte de grupos de derechos humanos, grupos de libertades civiles y organizaciones feministas. Pero creo que, en la fase más reciente, ha habido un movimiento político comunitario dirigido por mujeres jóvenes que propone un referéndum desde 2012. La muerte de la mujer india Savita Halappanavar hizo un énfasis político que condujo a un giro hacia el referendo.
¿Cuáles fueron los momentos más significativos de la campaña?
Cuando oficialmente lanzaron la campaña del referendo hace ocho semanas, las encuestas de opinión indicaron una preferencia fuerte por el Sí. Durante el rumbo de la campaña, los periódicos y los medios de comunicación indicaban la evidencia de encuestas que mostraban que estaba muy reñido entre el Sí y el No. Al final, fue una victoria rotunda y los estudios del sondeo a pie de urna sugerían que, aunque la campaña fuera muy intensa, había unos valores subyacentes y la campaña no los afectó; valores de proelección. Supongo que lo que distingue este referendo en Irlanda es que su preámbulo fue muy largo. Hubo un proceso muy intenso antes y por eso hubo un debate público muy informado sobre lo que la gente estaba escogiendo.
¿Y qué pasa ahora?
La situación actualmente es que habrá una solicitud formal para revocar la enmienda, para remover y reemplazar la disposición constitucional. La legislación existente, la “Protección de la vida durante el embarazo”, todavía está vigente y provee el aborto sólo cuando la vida de la madre está en riesgo. Esta ley será válida hasta que se implemente la nueva legislación. El gobierno ha asegurado que presentará el proyecto de ley ante el Parlamento lo antes posible y que espera concluir el proceso parlamentario antes del fin de año. Hay demandas para acelerar este proceso, que el Parlamento deba seguir durante el receso del verano. Todo depende de qué tan difícil sea el proceso, pero incluso los parlamentarios que inicialmente se opusieron al referendo, ahora conceden que, por el fuerte mandato político que posee la revocación de la enmienda, “no sería justo bloquear la legislación, pues no esperamos que haya una oposición fuerte en el Parlamento”. Hay una variable: si cayera el gobierno. “Tenemos un gobierno minoritario, hay una posibilidad de que haya otras elecciones. Pero actualmente es más probable que la legislación pasará con el apoyo de todos los partidos y la mayoría absoluta del Parlamento antes de la Navidad de este año”, explicó el ministro de Sanidad, Simon Harris, a la televisión pública RTE.
¿Qué efecto tuvo este resultado en Irlanda del Norte?
Inmediatamente ha sido un enfoque en la situación en Irlanda del Norte entre sus partidos políticos y en Londres. Sin duda, los activistas aquí son muy conscientes de que Irlanda del Norte tiene una situación anómala porque es la única parte de Reino Unido e Irlanda sin acceso al aborto. El problema es la decisión del gobierno delegado norirlandés, que no está funcionando actualmente. El gobierno de Westminster puede buscar suplantar el Parlamento e introducir la legislación directamente, pero sería algo muy controvertido. O hay un caso actualmente ante la Corte Suprema del Reino Unido, que podría implementar el derecho al aborto en Irlanda del Norte. Más probable es que la situación se quedará merodeando y creo que ahora veremos una campaña política muy intensa. La evidencia de las encuestas de opinión sugiere que la mayoría del pueblo norirlandés esté a favor del acceso abierto al aborto. Otro problema es que el partido político más importante del país, el Democratic Unionist Party, se opone a la legalización del aborto.
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