Lo último que se sabe de la nueva escalada en Medio Oriente es que Irán había respondido con tres rondas de al menos cien misiles contra Tel Aviv, luego del ataque lanzado por Israel contra el corazón de su programa nuclear y su cúpula militar. Después de esto, el Gobierno israelí reanudó sus operaciones contra Teherán bombardeando puntos críticos como su aeropuerto. El mundo solo observa, atónito de nuevo, las exhibiciones de fuerza de lado y lado.
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No tenemos certeza de qué pueda ocurrir ahora, pero si la historia sirve como referente, esto es lo que podría suceder, como mínimo, en el marco de las próximas 72 horas: una seguidilla de ataques y respuestas de parte y parte que abren más incógnitas que las que se despejan.
Así ocurrió en abril de 2024, cuando un bombardeo israelí en el consulado iraní en Damasco mató a un alto comandante iraní y desató como respuesta de Teherán una lluvia de drones y misiles balísticos que mantuvo en vilo a toda la región durante días. Todo esto ocurrió en el contexto de la arremetida de Israel contra los proxis iraníes en la región y el drama en Gaza. En ese entonces, al igual que ahora, el temor a un conflicto regional abierto se mezcló con esfuerzos diplomáticos urgentes por contener la situación. La diferencia esta vez es que el blanco fue el programa nuclear iraní, lo que eleva el riesgo de una guerra total.
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Hace un año, el mayor miedo para una escalada total era que Israel atacara las instalaciones nucleares de Irán. Ahora que ha cumplido con esto, ¿existe alguna manera de escalar aún más el conflicto? Meir Javedanfar, académico iraní-israelí, quien abandonó Irán en 1987 y ahora vive en Israel, considera que sí. En diálogo con este diario, mientras estaba en un refugio en Tel Aviv, comentó que el siguiente paso de Israel puede ser el de atacar la infraestructura energética iraní: sus instalaciones de petróleo y gas.
“Como las cantidades más grandes que Irán gana de exportaciones vienen del petróleo, entonces sí es posible que Israel ataque estos elementos”, dijo el académico.
Es decir: todavía hay muchas formas en las que el conflicto puede seguir escalando. ¿Qué puede hacer Teherán? Podría cumplir con sus amenazas contra bases aéreas y emplazamientos militares estadounidenses en toda la región —decenas de aviones israelíes en el espacio aéreo iraquí se dirigieron hacia Irán para realizar nuevos ataques, lo que podría verse como una participación sigilosa de Washington, que mantiene bases allí—, o también podría perturbar la navegación marítima en el Estrecho de Ormuz, como plantea Ahmed Fouad Alkhatib, investigador principal del Atlantic Council.
No son ideas disparatadas cuando la sed de revancha es evidente. Irán izó sobre la mezquita de Jamkaran la “bandera roja de la venganza”, la cual históricamente simboliza la sangre injustamente derramada y es un llamado religioso y político a vengar a sus mártires. Y aunque Irán también eligió el camino de la violencia, a la vez parece mantener la puerta abierta a las rutas más diplomáticas para salir de esta tensión, algo que no se ve mucho del lado de Israel, que parece decidido a ir hasta el final.
Eduardo Saldaña, del medio de análisis El Orden Mundial, comentó que “Benjamin Netanyahu no va a parar ahora. No lanzas una operación como esta si no estás dispuesto a ir con todas. Quieren acabar con la capacidad de respuesta de Irán y asestar un golpe severo. Van a inhabilitar todas las capacidades”.
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Pero, por otro lado, Abbas Araghchi, ministro de Asuntos Exteriores de la República Islámica de Irán, solicitó la convocatoria inmediata y urgente de una sesión del Consejo de Seguridad de la ONU. Dijo en una carta enviada a Naciones Unidas que “el Consejo debe asumir plenamente sus responsabilidades conforme a la Carta, condenar enérgicamente este acto de agresión y adoptar medidas inmediatas y concretas para garantizar que el régimen israelí rinda cuentas plenamente por sus crímenes”.
Con esto, Irán esperaría una intervención de Naciones Unidas para mediar en la escalada y condenar a Israel si es que se llegan a demostrar violaciones “de los principios de la Carta de las Naciones Unidas, del derecho internacional y del Estatuto del Organismo”, como ya lo dijo Mariano Grossi, director del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
Hay entonces una pregunta central que deberá abordarse en los próximos días en las más altas instancias como la ONU: ¿estuvo justificado por la legítima defensa el uso de la fuerza por parte de Israel contra Irán? Marko Milanovic, profesor de Derecho Internacional Público en la Facultad de Derecho de la Universidad de Reading, considera que no.
Incluso si se acepta la versión más amplia de la defensa anticipada —aquella que permitiría actuar si un ataque es inevitable y el presente representa la última oportunidad de evitarlo—, el estándar sigue sin cumplirse. “Hay pocas pruebas de que Irán se haya comprometido irrevocablemente a atacar a Israel una vez desarrolle la capacidad nuclear”, argumenta Milanovic, y añade que los discursos incendiarios de algunos funcionarios iraníes no constituyen por sí solos una intención militar concreta.
Más aún, mientras las negociaciones entre Estados Unidos e Irán seguían activas, “es difícil ver cómo hoy era la ‘última ventana de oportunidad’ para frenar un ataque nuclear futuro”. Para Milanovic, sin evidencia pública más contundente por parte de Israel, “no puede sostenerse razonablemente que el ataque fuera necesario ni que el uso de la fuerza esté legalmente justificado”.
Luisa María Lozano, directora del Programa de Ciencia Política de La Sabana, coincide con este análisis y dice que si alguien tiene en este caso la justificación sobre una “legítima defensa” es Irán.
“La defensa es un derecho que da el derecho internacional que la misma Carta de las Naciones Unidas permite. En este caso, como dice Milanovic, este derecho solo puede ser usado cuando vas a prevenir un ataque inminente. Esa es la justificación. Israel lleva años diciendo que Irán está muy cerca de terminar su programa nuclear y que esas armas iban a ser usadas en su contra, pero no hay suficiente evidencia de ello y no se puede justificar un ataque inminente para usar este derecho. En síntesis, no, Israel no ha dado las pruebas suficientes para justificar una ‘defensa preventiva’”, señala.
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Irán, en este caso, sí tendría razones para justificar su respuesta bélica debido al ataque del jueves, de acuerdo con los expertos. “Al final recibieron un ataque contra su territorio”, dice Lozano. Por otro lado, también resalta que la ONU no tiene la competencia y la fuerza para mediar o decidir en este debate. “Esto sería labor de un tribunal”, explica la experta.
“La ONU no es ese gran mediador que puede decir si el ataque fue justificado o no. Esto refleja la incapacidad y las limitaciones que ha tenido también en Gaza o Ucrania. No esperaría nada más allá que mensajes que cese el conflicto. Le veo más este rol de mediador a Estados Unidos que puede mantener la paz en Medio Oriente, al menos que no se escale más la guerra. Pero en este punto eso parece no interesarle”, señala Lozano.
Israel, por su lado, insiste en que el ataque fue justificado y que Irán no estaba cumpliendo con las salvaguardas nucleares, algo que sí respalda la OIEA en su informe del jueves, publicado antes del ataque.
Este, entonces, será uno de los principales focos de estudio desde la diplomacia: ¿justificado o injustificado? Lo único cierto por ahora es que esta respuesta debería darse pronto, pues paralelamente aparece otra duda relacionada: “¿Los ataques distraerán la atención de Gaza o brindarán al ejército israelí la oportunidad de expandir su ataque contra la Franja sin escrutinio internacional?”, se pregunta Fouad Alkhatib. La respuesta dependerá de las acciones que se tomen desde la comunidad internacional, pero Lozano señala que no parece haber una entidad que pueda ponerle freno a Israel, lo cual es muy preocupante.
“Israel tiene varios frentes abiertos, lo que habla mucho de sus capacidades. Pero además es un actor que sin ser una de las potencias del sistema internacional es muy poderoso y no tiene límites a la hora de atacar instalaciones humanitarias en Gaza o a otro Estado”, concluye Lozano.
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