La polémica situación de los derechos humanos en China
El de 2019 ha sido un año difícil en materia de Derechos Humanos en China, si uno se atiene a la Declaración Universal, firmada hoy hace 71 años. Mucho que celebrar, por contra, si el rasero es el de Pekín, que iguala sin matices aumento de ingresos e incremento de libertades.
redacción internacional
En China el día internacional de los Derechos Humanos se celebra de manera muy particular. Informes recientes aseguran que cada vez hay más represión contra las minorías religiosas que viven dentro del país, eso sin contar las rígidas posturas que existen sobre la libertad en Internet. Con los centros de internamiento para minorías musulmanas en la región noroccidental de Xinjiang y la represión a las protestas prodemocráticas en Hong Kong en el candelero, el régimen comunista ha seguido privilegiando la economía por encima de los derechos, incluidos los que recoge la propia Constitución del país asiático.
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En China el día internacional de los Derechos Humanos se celebra de manera muy particular. Informes recientes aseguran que cada vez hay más represión contra las minorías religiosas que viven dentro del país, eso sin contar las rígidas posturas que existen sobre la libertad en Internet. Con los centros de internamiento para minorías musulmanas en la región noroccidental de Xinjiang y la represión a las protestas prodemocráticas en Hong Kong en el candelero, el régimen comunista ha seguido privilegiando la economía por encima de los derechos, incluidos los que recoge la propia Constitución del país asiático.
"China tiene una civilización de más de 5.000 años. Su inmenso territorio de 9,6 millones de kilómetros cuadrados está exento de guerra, terrorismo y desplazamiento. Más de 800 millones de personas han salido de la pobreza", presumió la semana pasada, durante la rueda de prensa diaria, Hua Chunying, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China.
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"Durante diez años consecutivos -agregó-, China ha contribuido a más del 30 % del crecimiento del PIB mundial (las cifras del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional sitúan la cifra por debajo del 30). Ha creado un milagro en la historia de la Humanidad y el milagro continúa. Éste es el mejor y mayor esfuerzo por los derechos humanos y su práctica".
El paisaje es distinto a ojos de Patrick Poon, investigador para China de la ONG defensora de los derechos humanos Amnistía Internacional: "En conjunto, el panorama es sombrío y la libertad de expresión, además de la libertad de culto, continúan siendo las mayores preocupaciones".
En esa clasificación, "el asunto de los campos de reeducación política" en Xinjiang -dice Poon a Efe- continúa en cabeza. Según expertos citados por la ONU y ONG, China podría haber internado a más de un millón de personas de confesión musulmana de esa región (la mayoría, de etnia uigur) en lo que el Gobierno llama "centros de formación".
Investigadores, periodistas y diplomáticos tienen restringido el acceso a la región, y las autoridades rechazan sistemáticamente aportar datos e información detallada al respecto. Estos "centros de formación" son la contribución china a la lucha antiterrorista mundial, según Pekín, en cuya lógica el fin justifica cualquier tipo de medio.
En una reciente entrevista con Efe, un antiguo traductor del que fuera líder chino Deng Xiaoping aseguró sin reparos: "Claro que hay penurias en Xinjiang, pero para China no importan tanto porque hay que hacer avanzar a toda la nación, a 1.400 millones de personas. No a uno o dos millones que puedan tener dudas sobre una China unida. Tienen que ir en la misma dirección".
Durante el año que se ha celebrado el trigésimo aniversario de la masacre de Tiananmen, los familiares de las víctimas han seguido sin obtener justicia y continúan siendo vigilados y considerados enemigos del Estado.
El gobierno chino, que hasta el año pasado negó estos espacios, terminó aceptando que había algunos lugares de reeducación, pero que se trata de una campaña de desinformación en su contra, pues, según su versión, los “estudiantes” entran voluntariamente. Sin embargo, una investigación reciente de un grupo de medios de comunicación de todo el mundo reveló, a través de imágenes satelitales, que existen cerca de 200 campos y que en muchos de ellos se construyeron torres de vigilancia con alambradas alrededor del perímetro del centro.
Además, varias organizaciones tienen constancia de que decenas de activistas han sido detenidos por expresar su opinión libremente y el observatorio independiente China Labour Bulletin ha dado cuenta de numerosas huelgas en el país asiático que han sido reprimidas por la fuerza.
En cuanto a los abogados que se encargan de casos que el Ejecutivo considera "delicados", la situación no ha mejorado, con varios de ellos encarcelados o bajo arresto domiciliario de facto.
Pese a todo, Wang Yaqiu, investigadora de Human Rights Watch, ve señales de cambio. "El aumento de la represión de Pekín también se ha topado con un mayor desafío", destaca Wang a Efe. "Su intrusión en Hong Kong se encontró con una resistencia sin precedentes, ya que millones de personas de la ciudad han seguido saliendo a las calles a protestar en los últimos seis meses".
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Para Wang, "las filtraciones de documentos del Gobierno (los llamados 'Cables de China') también señalan que hay quien, dentro del Partido Comunista, está conmocionado por la represión del Gobierno de Xi (Jinping) en Xinjiang".
No solo eso, sino que -en opinión de la investigadora- enfrentamientos como el acontecido entre China y la NBA por un comentario de un directivo de los Rockets de Houston en apoyo a las manifestaciones prodemocráticas de Hong Kong "han hecho que mucha más gente sea consciente de las actividades del Gobierno chino para minar la libertad y los derechos humanos en el extranjero".
La cuestión digital
Otro tema que genera polémica y que involucra los derechos humanos es la forma en que se regula el acceso a Internet. Si bien las personas se mantienen conectadas permanentemente, solo se pueden consultar páginas y aplicaciones locales. Google, Facebook, Twitter y sitios web como el de la BBC están bloqueados por el gobierno del presidente Xi Jinping. Desde 1996, además, se aplicó lo que la organización Global Voices llama el “gran cortafuegos”, un filtro que impidió el ingreso de contenido “sensible” con corte político.Si bien las personas también se mantienen conectadas permanentemente, solo se pueden consultar páginas y aplicaciones locales. Las redes sociales y sitios web como el de la BBC están bloqueados por el gobierno del presidente Xi Jinping. Desde 1996, además, se aplicó lo que la organización Global Voices llama el “gran cortafuegos”, un filtro que impidió el ingreso de contenido “sensible” con corte político.
En esta borrosa barrera entre libertad de expresión y seguridad cibernética entra también Tik Tok, una aplicación china que en los últimos meses se ha visto en el ojo del huracán por presuntamente censurar contenido político que circulaba en la plataforma y que estaba en contra del gobierno chino.
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Para el que no conozca mucho acerca de “Tik Tok”, es importante aclarar que se trata de una aplicación gratuita que fue desarrollada por la empresa china ByteDance en 2017, y que tiene como objetivo documentar la vida de los usuarios a través de videos cortos, entre 15 y 60 segundos, que pueden incluir efectos y música. La gran masa de contenido que circula en la plataforma, ayudada por inteligencia artificial para mejorar la retención de las personas, busca, en principio, hacer reír, divertir o asombrar a la comunidad.
A pesar de que desde las oficinas de la compañía se niega que se esté censurando, Zoe Schiffer, reportera tecnológica del portal The Verge, asegura que desde hace tiempo se les dijo a los moderadores que suprimieran el contenido político. “Se especuló mucho sobre si el contenido sobre las protestas de Hong Kong estaba específicamente censurado por los moderadores de “Tik Tok”. Es difícil decir si eso está sucediendo con los uigures, pero lo cierto es que hay mucho más escrutinio sobre cómo están regulando este tipo de contenido políticamente sensible, especialmente en lo que se refiere a temas que a China no le gustan”.