“La solución de dos Estados seguirá siendo lo que siempre ha sido: una ilusión”, escribió en una columna de opinión en The Guardian Rabea Eghbariah, abogado de derechos humanos. Sus palabras se conocieron en el marco de la reunión que convocaron las Naciones Unidas este lunes para discutir dicha estrategia, que se viene hablando desde hace décadas, pero que no se ha podido concretar en todo este tiempo. A su parecer, ese es un plan “desgastado” y, “más que un teatro diplomático, un conjuro repetido sin intención”. Es, de acuerdo con lo que escribió, “una cortina de humo” ante “el genocidio que están sufriendo los palestinos en Gaza”.
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En la reunión, Francia comentó que “no hay alternativa. Solo una solución política de dos Estados contribuirá a responder a las legítimas aspiraciones de israelíes y palestinos de vivir en paz y seguridad”. Arabia Saudita, por su parte, aseguró que los palestinos tienen un “derecho legítimo” al establecimiento de un Estado independiente a lo largo de las fronteras delineadas en 1967, con Jerusalén Oriental como su capital. En palabras del ministro de Relaciones Exteriores, el príncipe Faisal bin Farhan Al Saud, “esta no es simplemente una postura política, sino una firme convicción de que es la verdadera clave para la paz en la región”.
Sin embargo, aplicar la solución de dos Estados parece más lejano que nunca, afirmó el secretario general de la ONU, António Guterres. Eso se debe no solo a la devastación de la Franja de Gaza, donde se cuentan al menos 59.921 víctimas mortales y 147 fallecidos por malnutrición, sino por el incremento en el número de asentamientos en Cisjordania, donde Israel prometió construir un Estado suyo y donde ya se cuentan 160 de ellos que albergan a unos 700.000 judíos. En ese sentido, el jefe de las Naciones Unidas agregó: “Seamos claros, la anexión insidiosa de Cisjordania es ilegal. La destrucción a gran escala de Gaza es intolerable”.
Los grandes ausentes en el encuentro multilateral fueron Estados Unidos e Israel. El primero de ellos describió la conferencia como un “ardid publicitario” que dificultará la búsqueda de la paz, de acuerdo con lo expresado por el Departamento de Estado en un comunicado, en el que también se argumentó que “es una recompensa al terrorismo”. El embajador israelí, Danny Danon, agregó que la reunión “no promueve una solución, sino que profundiza la ilusión”, y acusó a los organizadores de “estar desconectados de la realidad”. Con una visión más crítica, el excanciller costarricense Bruno Stagno, de Human Rights Watch, pidió medidas más concretas, como sanciones selectivas, un embargo de armas y la suspensión de los acuerdos comerciales con Israel.
Para Rodrigo Karmy, profesor del Centro de Estudios Árabes de la Universidad de Chile, la solución de dos Estados es inviable porque “Israel, con su política de anexión, ha hecho que sea imposible”, y con ello mencionó la ocupación militar y la construcción de asentamientos judíos en los territorios palestinos, que, en medio de este panorama, no tienen cohesión entre sí. A su parecer, “Israel no solo ha expulsado a los palestinos, sino que también les ha impedido construir un Estado. Por eso estamos viendo su intención de conquistar la Franja de Gaza, que es lo que le falta consumar en su proyecto colonial”.
Su llamado fue similar al del costarricense: “Mientras que las potencias occidentales no sancionen a Israel en razón de la ocupación, no habrá Estado palestino ni estabilidad, porque, además, ninguna propuesta para solucionar el asunto colonial en Palestina por el lado de ellas ha pasado por el reconocimiento de la autodeterminación del pueblo palestino”.
Pero hay un problema más: no hay un liderazgo claro que, a largo plazo, de llegarse a concretar la propuesta, asuma los retos que vendría con ello. De hecho, aunque hay un sentimiento en contra de Hamás dentro de Gaza, a la par, las encuestas muestran que la popularidad de Fatah, partido que lidera la Autoridad Nacional Palestina, es incluso inferior al del grupo islamista. Además, menos de la mitad de los gazatíes apoyan que el enclave vuelva a estar bajo el control de quien hoy dirige Cisjordania.
Sumado a eso, en Israel prácticamente no existe voluntad política para una solución de dos Estados. Eso no solo se ve en las declaraciones del primer ministro, Benjamin Netanyahu, sino también en que las autoridades aprobaron un plan para la ocupación indefinida de partes de Gaza y respaldaron la mayor expansión de asentamientos en Cisjordania en décadas. Encuestas recientes muestran que ni israelíes ni palestinos ven con buenos ojos la solución de dos Estados. Solo el 40 % de los palestinos la apoya, mientras que solo el 26 % de los israelíes cree que un Estado palestino puede coexistir pacíficamente con Israel.
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