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Las 219 niñas secuestradas en Nigeria: el caso de un país donde educarse es pecado

Desde hace dos años, el grupo yihadista Boko Haram las tiene cautivas. Desde 2009, por extender una “educación occidental”, el grupo ha asesinado más de 600 profesores.

Redacción Internacional
14 de abril de 2016 - 09:36 p. m.
Cientos de personas participan en una protesta organizada por el movimiento "Bring Back Our Girls" ("Devuelvan a nuestras niñas") en Abuja, Nigeria. / EFE
Cientos de personas participan en una protesta organizada por el movimiento "Bring Back Our Girls" ("Devuelvan a nuestras niñas") en Abuja, Nigeria. / EFE

El gobierno del presidente nigeriano Muhammadu Buhari dijo que para finales de 2015 el grupo yihadista que azota a su país, Boko Haram, estaría derrotado. En diciembre, el ministro de la Información, Lai Mohammed, aseguró que ya estaba “en gran parte derrotado”. Pero nadie pareció creerles porque Boko Haram, comandado por Abubakar Shekau, carece del rostro de la derrota. Es justamente un ejército que fue capaz de secuestrar a 279 niñas en una escuela de Chibok, en abril de 2014, y de mantenerlas en cautiverio hasta hoy. Un grupo de quince apareció en un video reciente, revelado por CNN, en el que una de ellas dice: “Es 25 de diciembre de 2015, hablo en nombre de todas las chicas de Chibok. Estamos bien”. (Vea: ¿Quedaron en el olvido las 200 niñas secuestradas por Boko Haram?)

Eso dice una de las niñas grabada por un soldado armado. En el video, las niñas visten burkas extensas que sólo les dejan la cara al aire: la mayoría de ellas son cristianas y, se concluye, fueron obligadas a la conversión. Boko Haram, cuyo nombre significa “la educación no islámica es pecado”, ha hecho de este secuestro el fundamento de su credo: ninguna niña en el país debe recibir formación por fuera de la moral islámica. Las escuelas han sido su objetivo perfecto; desde 2009, 611 profesores fueron asesinados y más de 900 escuelas han sido destruidas. El miedo de sus acciones ha producido el cierre de otras 1.500 escuelas; un millón de niños han escapado. Esas cifras no validan una derrota.

En los meses siguientes a su secuestro, más de 50 niñas escaparon de las manos de Boko Haram. De las restantes 219 se ha sabido hasta ahora muy poco, salvo por dos videos que han llegado a las oficinas estatales en el curso de su cautiverio. El gobierno, al parecer, está en negociaciones con el grupo para su liberación. La única prueba real de la supervivencia de las niñas, además de los videos, ha sido la petición de Boko Haram de US$1,1 millón por su liberación. El gobierno no sabe dónde están, ni si fueron divididas, ni si están vivas. (Vea:El enemigo invisible de la guerra contra Boko Haram)

El gobierno tiene una certeza distinta. Sabe que Boko Haram suele utilizar a las mujeres para dos tareas: esclavitud sexual o atentados. En la primera, son obligadas a prostituirse entre los hombres del ejército islamista; en ese sentido, carecen de personalidad, no son individuos. Son objetos que pueden utilizar, tanto como las drogas, para sustentar su apetito. En la segunda, son dispuestas como bombas humanas. Los adolescentes y los hombres secuestrados son forzados a la guerra. Cada rol tiene su definición. El de las mujeres, para Boko Haram, no es educarse lejos de los preceptos religiosos.

El gobierno nigeriano se ha mostrado dispuesto al diálogo y a utilizar los canales necesarios para la liberación de las niñas. Lai Mohammed ha dicho que es esencial mantener cierto silencio para no “hacer peligrar las conversaciones”. Chibok hoy no tiene escuela. “Boko Haram logró lo que quería —dice un habitante del pueblo, al noroeste del país—. No quieren que tengamos educación occidental y no la tenemos”. (Vea: Boko Haram: el terror se extiende en Nigeria)

Según Amnistía Internacional, más de 2.000 niños han sido secuestrados por Boko Haram desde que comenzó su expansión por Nigeria y su vecino, Camerún. Los padres y familiares de los secuestrados, y cientos de nigerianos, salieron a las calles esta semana a recordar a las víctimas. Las niñas se han convertido en una representación de un drama general, que esta semana fue reportado por la Unesco: en 2015 Boko Haram 44 atentados suicidas en Nigeria, Chad, Níger y Camerún en los que utilizó uno o más niños como suicidas. 75% eran niñas engañadas: los militantes les dicen que tienen que entregar un paquete o un regalo y pueden acercarlas a sus objetivos sin que éstos sospechen. “Los niños no son perpetradores, son víctimas”, dijo Manuel Fontaine, representante de la Unesco en el oeste de África.

Al regresar de un secuestro, parte de las niñas que pasan por las manos de Boko Haram son rechazadas por su sociedad, de acuerdo con la Unesco. Son objeto de burlas y de discriminación, y en ocasiones terminan como refugiadas en casas públicas. El ejército nigeriano ha rescatado a 1.000 niñas en el último año. Ninguna de ellas es del grupo de Chibok.
 

Por Redacción Internacional

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