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Las verdades incómodas del vertimiento de Fukushima Daiichi

El tema del manejo de los incidentes nucleares, como el que se está haciendo en Japón, tiene una verdad incómoda. Los niveles de seguridad y de control en la operación regular, y en los eventuales desastres, causan grandes titulares, pero tienen un manejo que envidiarían industrias como la aviación. ¿Por qué este caso podría ser visto como una oportunidad? Análisis.

Diego A. Torres*
25 de agosto de 2023 - 04:50 p. m.
Vista áerea de la planta nuclear de Fukushima Daiichi.
Vista áerea de la planta nuclear de Fukushima Daiichi.
Foto: EFE - JIJI PRESS

El 11 de diciembre de 2011 a las 2:46 p. m. Japón registró uno de los terremotos más devastadores registrados en la historia. Como consecuencia directa de los efectos del terremoto y posterior tsunami, el gobierno Japones ejecutó un plan de manejo del desastre que incluye el vertimiento de toneladas de agua que contiene un tipo de hidrógeno denominado tritio, y que es el centro del debate por la fuerte oposición que gobiernos como China realiza al plan de manejo.

A pesar de las visiones posapocalípticas de ciertos grupos ambientalistas y gobiernos, es justo decir que el manejo que le está dando a la crisis el gobierno japonés, con apoyo de organizaciones como el Organismo Internacional de Energía Atómica, marcará un hito en el manejo de los desastres provocados por la necesidad humana de producir energía. A modo de referencia, solamente dos personas perdieron la vida en la tragedia, una durante el incidente y la otra por cáncer años después.

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La intensidad del temblor que dio origen al desastre fue de 9.0 y ocurrió en el mar, a 72 kilómetros de la costa, con una duración de seis minutos aproximadamente, lo que produjo un maremoto con olas superiores a los 13 metros de altura. Esto desencadenó una secuencia de eventos desafortunados.

El tsunami produjo olas que superaron las barreras de contención de menos de seis metros. La inundación con agua de mar apagó los generadores de diesel de emergencia, los cuales estaban bombeando refrigerante en los reactores nucleares, los reactores se habían apagado por seguridad. La falta de refrigerante dio origen a un incremento en la temperatura y explosiones en tres de los reactores de la planta, ocasionando la liberación de contaminación radioactiva al medioambiente y al oceano.

En un incidente en una central nuclear el mantener o bajar la temperatura de los reactores es el objetivo principal, y para ello la empresa TEPCO (Tokio Electric Power Company) decidió bombear agua al reactor, agua que posteriormente fue procesada para extraer los residuos radioactivos mediante el uso de resinas especiales. El agua restante contiene tritio, y ha sido acumulada en unos enormes tanques de color azul. La descarga controlada al mar de el agua que contiene tritio es el origen del debate en este momento.

¿Es el agua con tritio un peligro para la existencia de la humanidad? La respuesta contundente es no, debido a los procedimientos y el manejo realizado por Japón.

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Vamos por partes. El tritio es un tipo de hidrógeno que emite electrones poco energéticos que no tienen la capacidad de atravesar la piel o la membrana celular. Se requieren enormes cantidades de tritio para causar un daño. Cuando se consume diluido en agua el tritio es excretado en 10 días, y al consumirse en forma sólida se elimina en alrededor de 40 días.

La mitad del tritio acumulado se transforma en helio después de alrededor de 12 años. El helio se encuentra de forma natural en la atmósfera y no causa daños al ser humano al ser inerte. Es por esta razón que el agua que contine tritio se liberará diluida y a lo largo de varios años.

Los incidentes nucleares creados por el hombre no son la única forma de obtener tritio. Los rayos cósmicos son la principal fuente de tritio en el mundo, se estima que se produce 100 veces más tritio por los rayos cósmicos que por el incidente de Fukushima Daiichi. La descarga diluida del agua con tritio va a generar un incremento del mucho menos del 0,1 % de la actividad global de este elemento.

Las primeras 7.800 toneladas de agua serán enviadas al mar a lo largo de poco más de dos semanas. El gobierno japonés y la empresa TEPCO han informado del monitoreo continuo de los niveles de radioactividad en el mar, con apoyo del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).

De esta forma el control al desastre nuclear de Fukushima Daiichi muestra de nuevo los altos estándares en el manejo de dichos incidentes. Si el control los mismos estándares de seguridad y seguimiento de residuos se aplicaran a la combustibles fósiles no sería posible tener carros que arrojen los productos de la combustión al aire, como lo hacemos de forma rutinaria en el mundo.

Ha habido grandes críticas a la transparencia de TEPCO y el gobierno de Japón; sin embargo, estas mismas críticas han sido subsanadas hasta donde ha sido razonablemente posible, y las decisiones han sido tomadas de forma técnica y avaladas por organismos como el OIEA.

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China ha ejercido un veto sobre los productos derivados de la pesca en Japón, lo que sorprende cuando es precisamente China el país que lidera la construcción de plantas nucleares en el mundo. Vale la pena recordar que fue precisamente en China en donde en el año de 1975 se produjo el rompimiento de la represa de Banqiao Dam, que causó un estimado de entre 26.000 a 250.000 muertos (China nunca ha tenido claridad en la cifra). Un número que supera por órdenes de magnitud lo producido por los incidentes nucleares hasta el momento.

Los daños a largo plazo sobre la salud han sido también monitoreados. En el caso de Chernobyl, un estudio realizado sobre los daños genéticos a la población de recién nacidos después de 30 años del incidente mostraba que dichos cambios eran del mismo orden de los defectos genéticos originados de forma natural. Algo similar se espera en el caso de Fukushima Daiichi.

El tema del manejo de los incidentes nucleares tiene una verdad incómoda. Los niveles de seguridad y de control en la operación regular, y en los eventuales desastres, causan grandes titulares, pero tienen un manejo que envidiarían industrias como la aviación, y que, de ser impuestas a otras tecnologías como la de los combustibles fósiles, harían inviable tener vehículos con combustión interna. Fukushima Daiichi no es una excusa para no tomarse mucho más en serio una verdadera transición energética liderada por tecnologías de producción nucleares, y por el contrario, debería ser un ejemplo a seguir en el manejo de dichos incidentes.

* Profesor del Departamento de Física. Grupo de Física Nuclear de la Universidad Nacional de Colombia. @DiegoTorres_fis

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Por Diego A. Torres*

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Por muy buen manejo que le den al incidente, la comida de mar de Japon se vuelve sospechosa. China acaba de prohibir su importación. Me pregunto sobre los posibles efectos de ese vertimiento de agua radiactiva, tan bien tratada, en el pacífico colombiano.
-(-)25 de agosto de 2023 - 07:08 p. m.
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