El grupo de economías emergentes que conforma Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica admitió a Argentina, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía, Irán y Arabia Saudí. El anuncio lo hizo Cyril Ramaphosa, el presidente de Sudáfrica, en Johannesburgo, donde la XV Cumbre de Jefes de Estado y Gobierno del bloque empezó hace dos días.
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Los BRICS acordaron expandir el grupo para fomentar la cooperación. Los seis Estados, que ingresarán a partir del 1 de enero de 2024, fueron seleccionados entre 23 países que hicieron “expresiones formales de interés”. Entre ellos, se encontraban Bolivia, Honduras, Cuba y Venezuela.
Según David Castrillón, experto en política china, la expansión de los BRICS fortalecerá el argumento de que el mundo entra a una época de multipolaridad, en la que varias potencias deben ser escuchadas y tener la misma capacidad de participar en decisiones a nivel internacional.
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Los países que se han unido, dice el experto, comparten la característica de ser del Sur Global, lo que indicaría que los BRICS están buscando ser más representativos de esas regiones y demuestra que el objetivo del grupo es “servir de espacio amplio de diálogo y articulación, a pesar de esas diferencias históricas y políticas”.
Además, con la entrada de Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita e Irán, BRICS podrá tener un músculo financiero que le permita “un actor más activo en el orden internacional”, con la entrada de fondos a su Banco de Desarrollo.
“Lo que parece ser este BRICS expandido es una herramienta para democratizar el orden internacional, en el sentido en el que más países tienen una voz y son escuchados, en vez del club exclusivo de países ricos”.
De acuerdo con Matías Franchini, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario, la expansión de BRICS es “agenda china”. El país asiático ha insistido en la ampliación del bloque, lo que ha causado roces con sus colegas del grupo, como India y Brasil.
“Para China ampliar siempre va a ser lo mejor, porque es la cabeza del grupo por su dimensión económica, etcétera. Pero para países más chicos como Brasil esto podría hacer que perdiera un poco su capacidad de influencia sobre el grupo, se diluyera su poder, particularmente si entran actores importantes como Arabia Saudita, Indonesia, Turquía y Egipto”, explica.
El contrapeso de Occidente
La alianza de los BRICS plantea un contrapeso a las economías occidentales, como la Unión Europea y Estados Unidos. Para Franchini, existen dos posibilidades para el bloque: ser un contrapeso en términos competitivos, tratando de establecer un sistema más equilibrado; o convertirse en un grupo anti-Occidente.
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Si se mantiene la primera, los países que ingresen podrán llevar una relación neutra, en la que podrán ser socios de China tanto como de Occidente. Por el contrario, con la segunda se establecerá una “lógica de enfrentamiento”, en la que ingresar a los BRICS será visto con malos ojos por parte de Estados Unidos.
“Esto es importante porque China y Estados Unidos están transitando de un proceso de competencia económica a rivalidad geopolítica. Si esto se consolida, y a mí me parece que esto progresivamente está pasando, ser parte de los BRICS va a significar ser antioccidental y anti Estados Unidos, con toda esta discusión alrededor de la Guerra Fría y ese tipo de cuestiones”, indica el experto.
El camino que tomen dependerá también de la selección de los países que ingresen. Franchini dice que no es conveniente para la política exterior china que ingresen más países anti-Occidente, como Bolivia, Venezuela y Cuba. Esto podría implicar además que los BRICS se transforman en una instancia pro-Rusia.
“La forma sería una expansión enorme de BRICS, donde entran las grandes potencias del mundo emergente. Ahí la posición de países más antioccidentales se diluye, porque China no va a incorporar solamente países antioccidentales, va a ver un proceso de selección. Quizás la lógica más fácil y consistente sería ir incorporando a las mayores economías, o las economías que forman parte del G20. Todos ellos son países neutros”, según Franchini.
China, de acuerdo con Castrillón, está planteando un espacio abierto para todos los países. En su discurso, el Estado asiático ha sido enfático en rechazar la creación de bloques que se oponen, similares a los de la Guerra Fría. De igual forma, los BRICS son países muy diversos, que no permitirían la conformación de un bloque antioccidental tan fácilmente.
Por su parte, Estados Unidos no ha manifestado una crítica a la expansión de los BRICS. Franchini explica que el Estado norteamericano no puede oponerse a un proceso que ya ha avanzado, pero sí ha puesto las fronteras en su posición, pidiendo que hubiera una crítica enfática a Vladimir Putin, el presidente de Rusia.
Castrillón añade que, si bien Estados Unidos tiene un margen de maniobra bastante limitado, “eso no quita que pasen cosas, sobre todo en este año previo a las elecciones, en un ambiente de mucha fragmentación y polarización. Algunas fuerzas, sobre todo en el Congreso, por ejemplo, los republicanos o los demócratas centristas pueden tomar medidas contra los miembros de BRICS”.
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El panorama latinoamericano en los BRICS
Argentina entra oficialmente al grupo, en medio de una crisis económica y una contienda electoral que genera incertidumbre. El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, fue apoyo esencial para su ingreso, debido a la estrecha relación que mantiene con Alberto Fernández, el mandatario argentino.
Explica Franchini que, con su entrada a los BRICS, Argentina tiene tres intereses. El primero, seguir con su posición desde el peronismo y el kirchnerismo de no alinearse con Estados Unidos. Segundo, mantener una cercanía con China, un socio importante en lo comercial y en términos de inversiones. Tercero, recibir dinero para poder pagar la deuda externa.
“Argentina tiene una deuda muy grande con el Fondo Monetario Internacional, donde los países occidentales tienen un peso grande. Hay que ver si se pone más duro el enfrentamiento Estados Unidos y China, si el FMI podrá castigar a Argentina por ser aliado de China. En términos inmediatos, esto no cambia nada para Argentina, la crisis sigue, se profundiza, la incertidumbre electoral se profundiza”, dice Franchini.
Además, esto no significa que en un futuro la entrada de Argentina no pueda ser reversada. El panorama de las contiendas electorales sugiere que Javier Milei podría ser elegido como el próximo presidente. El candidato ha mostrado una posición radical anti-China. Por otro lado, Juntos por el Cambio, la coalición a la que pertenece la candidata Patricia Bullrich, mantiene una posición cercana a Estados Unidos.
El resultado de las elecciones presidenciales determinará el papel de Argentina en los BRICS. Así las cosas, es muy probable que el próximo gobierno revise esta decisión.
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Por María José Barrios Figueroa
