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Antes de convertirse en funcionario de Donald Trump, Mauricio Claver-Carone tenía un blog. Se llamaba “Capital Hill Cubans” y desde allí criticaba cada decisión del gobierno de Barack Obama sobre Cuba; defendía con uñas y dientes el embargo y promovía una transición “incondicional” hacia la democracia en La Habana.
Y aunque Cuba siempre ha sido su tema principal, gracias al cual se convirtió en amigo y aliado de los senadores Marco Rubio, republicano, y el demócrata Bob Menéndez, también le dedicó varios artículos a Venezuela y su “dictadura”. Ha sido donante de las campañas de Rubio y Mario Díaz-Balart.
Fue director ejecutivo del comité de acción política US-Cuba Democracy PAC, cuyo objetivo, según dice en su página web, era “promover una transición incondicional en Cuba a la democracia” y el mercado libre, y que cabildeaba para oponerse a leyes que pudieran “financiar la maquinaria represiva de la dictadura cubana”.
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Claver-Carone hace parte de la generación de cubanoamericanos, hijos de cubanos que nacieron en Miami duros críticos de la isla. Fue profesor adjunto en las facultades de Derecho de la Universidad Católica de América y la Universidad George Washington.
Trabajó en el Departamento del Tesoro cuando George Bush era presidente; fue director ejecutivo interino de EE. UU. ante el Fondo Monetario Internacional (FMI) y en noviembre de 2016, el entonces presidente electo Trump lo incluyó en el equipo encargado de organizar la transición en el Departamento del Tesoro.
En la actualidad Claver-Carone se desempeña como Asistente Adjunto del Presidente y Director Principal para Asuntos del Hemisferio Occidental en el Consejo de Seguridad Nacional y acaba de ser nominado para presidir el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que en septiembre deberá elegir al sucesor del colombiano, Luis Alberto Moreno, al frente del banco regional más grande del mundo desde 2005.
Pero su nombre ha generado toda clase de reacciones; tantas que el propio Claver Carone ha salido a defender su postulación y a denunciar la "táctica obstaculizadora" liderada por Argentina para postergar las elecciones previstas para septiembre.
"Una gran mayoría de la región se ha mostrado a favor. Y ahora una minoría busca empujar una táctica obstaculizadora para postergar las elecciones y secuestrar el proceso", afirmó Claver-Carone en conferencia de prensa, al tiempo que defendió que 17 países de la región se han mostrado públicamente a favor de celebrar los comicios en su fecha y solo cuatro buscan el aplazamiento.
"En vez de terminar el partido, quieren robarse el balón antes de terminar el partido, hay reglas que respetar", subrayó.
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"Históricamente, la crítica era que a EE. UU. no le importa el BID, y ahora parece que la crítica es que interesa demasiado, lo que es irónico", agregó. Claver-Carone aseguró sentirse "entristecido" por esta retórica de los años 1960.
"No tenemos ninguna intención imperialista, miremos al futuro, entristece que estemos con esta retórica. Y luego la UE envía una carta y nadie habla de colonialismo. Son tonterías", subrayó el candidato estadounidense.
La oposición
Romper la tradición de que tenga un latinoamericano al frente, dijo Solá, "es muy importante, por lo menos para algunos de nosotros", a la vez que remarcó que Argentina no tiene "actitud de sumisión" y calificó al BID como "fundamental para el final de la pandemia".
Desde que se fundó el Banco Interamericano de Desarrollo se estableció que debería ser dirigido por una persona de la región. Por eso cinco expresidentes latinoamericanos escribieron una carta abierta pidiéndoles a los países miembros del BID “unirse detrás de un candidato latinoamericano”. Y hay dos nombres pesados compitiendo por la Presidencia: Laura Chinchilla, expresidenta de Costa Rica y el argentina Gustavo Béliz.
El BID tiene 48 socios, 26 prestatarios y 22 no prestatarios (es decir que no tienen derecho a voto). Estados Unidos domina el sistema de voto ponderado con un 30% de estos, seguidos por Argentina y Brasil (7% cada uno), México (7%) y Venezuela (6%). En total, los prestatarios suman un 50.2% de los votos.
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Con este sistema, Trump tiene prácticamente ganada la elección de su candidato, Mauricio Claver Carone, pues solo necesita apoyos estratégicos. Aunque todavía no puede cantar victoria. México es un actor clave con peso en la votación y su presidente, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), decidió ponerse del lado de su amigo y aliado político, Alberto Fernández, presidente de Argentina.
Tan pronto vio que Trump podría apoderarse del BID, Fernández comenzó a mover sus fichas. De acuerdo con la prensa argentina, primero habló con el mandatario mexicano y luego le pidió respaldo a Joseph Borrell, alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y, finalmente, recurrió a Sebastián Piñera, presidente de Chile, con una propuesta: aplazar la elección del nuevo presidente del BID y, además, respaldar al candidato argentino.
Llamados a aplazar la Asamblea
Todos respondieron que sí y emitieron comunicados pidiendo aplazar la elección. Se les unió Costa Rica que este domingo también respaldó la iniciativa argentina de posponer el encuentro y esperan el apoyo de Perú, en donde el gabinete acaba de ser renovado.
Según analistas políticos argentinos, para Fernández es ridículo que la Casa Blanca quiebre una tradición en el BID y pueda usar el BID para castigar a aquellos países de la región que no están alineados con la Casa Blanca, es decir, que bloquee cualquier tipo de financiación a Venezuela y Cuba, por ejemplo.
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Desde la Casa Blanca expresan su malestar por el aplazamiento, pues lo ven como un revés para Trump, quien acumula varias rupturas con diversas organizaciones internacionales.
Un análisis del centro de pensamiento Oficina para Asuntos Latinoamericanos en Washington (WOLA) por sus siglas en inglés señala que “un director de EE. UU. al frente del BID disminuye el multilateralismo, obstaculiza las reformas positivas en instituciones financieras internacionales y socava la influencia de otros países en el sistema además de EE. UU.”.
Pero ahí es justo en donde analistas latinoamericanos ven otro pulso. China, país que parece fortalecerse durante la pandemia es el principal prestamista en América Latina, que se ha convertido en una región de importantes inversiones del gigante asiático.