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"The Washington Post": el medio que pide que juzguen a una de sus fuentes

El exempleado de la NSA se encuentra asilado en Rusia luego de filtrar 1.5 millones de documentos secretos. El diario llamó a su juzgamiento, a pesar de que fue uno de los medios que aprovecharon la información que Snowden filtró y de que ganó un premio Pulitzer por ella.

Juan David Torres Duarte
20 de septiembre de 2016 - 03:00 a. m.
La semana pasada, Edward Snowden habló vía internet con un grupo de activistas en Nueva York que piden que el presidente Barack Obama lo perdone.  / AFP
La semana pasada, Edward Snowden habló vía internet con un grupo de activistas en Nueva York que piden que el presidente Barack Obama lo perdone. / AFP
Foto: AFP - SPENCER PLATT

Edward Snowden, quien fungió como agente de la CIA, filtró 1,5 millones de documentos secretos de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, por sus siglas en inglés) que concernían a los ambiguos programas de vigilancia de esa entidad: probó que las oficinas de seguridad habían violado la privacidad de los estadounidenses, habían espiado sin tener órdenes judiciales. Por eso, para muchos, Snowden es el héroe moderno: un hombre solo contra la máquina.

Pero no para el Washington Post.

El diario, en un editorial titulado “Sin Perdón para Edward Snowden”, pidió de manera frontal que el exagente pase por un juicio en su país. La petición no sería singular salvo porque Snowden fue la fuente principal para que ese diario reportara sobre las violaciones de la NSA y salvo, sobre todo, porque con esa información The Washington Post ganó un premio Pulitzer por Servicio Público en 2014.

Los equipos editoriales y periodísticos de The Washington Post son entidades separadas. Sin embargo, el diario es criticado por darle la espalda a su fuente, un acto que contradice toda la esencia del ejercicio periodístico e incluso desdice del apoyo que la línea editorial da a las investigaciones de su nómina de reporteros. Cuando ganaron el Pulitzer junto al diario inglés The Guardian, su director, Martin Baron, dijo: “Revelar la expansión masiva de la vigilancia de la NSA fue sin duda un servicio público”. En contraste, The Washington Post afirma en su editorial que la información filtrada conllevó consecuencias positivas, dado que se regularon las funciones de la NSA, pero que Snowden “también robó y filtró información sobre otro programa internacional de la NSA, Prism, que era claramente legal y que no afectaba de manera evidente la privacidad”. Por esa razón, asegura el diario, Snowden debería volver de su asilo en Rusia y “discutir todo esto a fondo ante un jurado”.

El reclamo de The Washington Post es válido sólo hasta cierto punto: como mostró el periodista Glenn Greenwald en The Intercept, el diario olvida agregar que utilizó la información sobre el programa Prism para publicar, al menos, cinco artículos de largo aliento en los últimos cuatro meses de 2013. Es decir, el Washington Post critica hoy a Snowden por haber filtrado dicha información, pero desdeña un mea culpa necesario por haberla publicado (si es en efecto cierto que revelar esos programas constituye un crimen, como arguye la publicación). Greenwald escribe: “Si un programa (de la NSA) fue revelado, uno podría argüir que Snowden tiene cierta responsabilidad (porque él proveyó los documentos en principio), pero la responsabilidad última yace en los editores del diario que tomaron la decisión de revelarlo, al parecer porque concluyeron que el interés público se beneficiaba de ello”.

The Washington Post propone que Snowden acepte su “responsabilidad criminal” y que el gobierno de Obama “ofrezca una medida de clemencia en reconocimiento a sus contribuciones”, una medida por completo contraria a la de diarios como The Guardian y The New York Times (ambos beneficiarios de la información que entregó Snowden) y de otros medios como Los Angeles Times, que piden que Snowden sea absuelto y pueda volver al país. Organizaciones como Human Rights Watch también piden su perdón. Los argumentos del diario se parecen más a los del gobierno de Estados Unidos: en rueda de prensa en 2013, Obama recordó que la filtración de estos documentos resultó en un daño a las capacidades de las agencias de inteligencia de Estados Unidos y a sus ciudadanos. “Creo que podríamos haber tenido esa conversación (sobre la privacidad) sin haber hecho ese daño”, dijo Obama.

De hecho, The Washington Post se basa en un reporte de una comisión del Congreso para acusar a Snowden: “Sus revelaciones sobre las operaciones internacionales de la NSA quebrantaron la inteligencia legal (que se realizaba en la agencia) y causaron posiblemente un ‘tremendo daño’ a la seguridad nacional”. Un argumento similar podría haberse utilizado cuando se revelaron las violaciones a la privacidad de los estadounidenses. Sin embargo, la publicación las defiende aunque en ambas hubo una recolección ilegal de datos. ¿Por qué para el diario resulta menos importante el hecho de que las agencias de seguridad rastrearan teléfonos en el mundo de manera ilegal? ¿Por qué es menos desagradable (y necesario de proteger) el programa Prism, que utiliza los teléfonos celulares para encontrar posibles terroristas sin que exista certeza sobre ello? ¿Por qué es válido e incluso loable proteger a los estadounidenses pero resulta “ilegal” y “criminal” proteger al resto del mundo? Consultado por varios medios, el diario guardó silencio.

Por Juan David Torres Duarte

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