Trump, al cuadrilátero

Donald Trump se enfrenta desde el martes a su mayor reto desde que llegó a la Casa Blanca. El equipo legal del presidente deberá probar ante el Senado que no cometió delito alguno. Los republicanos lo defenderán, mientras los demócratas buscarán su destitución en una intensa y auténtica disputa partidista.

Camilo Gómez Forero / @camilogomez8
19 de enero de 2020 - 02:00 a. m.
El presidente estadounidense, Donald Trump, se convirtió en el tercer mandatario en la historia del país en enfrentar un juicio político.  / Fotos AFP y EFE
El presidente estadounidense, Donald Trump, se convirtió en el tercer mandatario en la historia del país en enfrentar un juicio político. / Fotos AFP y EFE

El pasado jueves comenzó oficialmente en Washington el juicio político al presidente estadounidense, Donald Trump, evento que se percibe como uno de los espectáculos políticos más importantes del año, pues marcará la carrera electoral por la presidencia y definirá el futuro de la nación en el marco constitucional. Pero también será, sin lugar a duda, un espectáculo mediático y partidista, por lo que hasta la simple y protocolaria ceremonia que sentenció el inicio de este histórico pleito fue motivo de discusión y debate nacional. 

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La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, usó ocho bolígrafos para poner su firma en el proyecto de juicio político, que sentenció el comienzo del juicio, y luego los regaló todos a miembros demócratas del Congreso. Esta es una particular tradición estadounidense que nació con el presidente Franklin D. Roosevelt, en la que las plumas con las que se firman leyes de alto perfil son ofrecidas como recuerdo. Pero para algunos fue una demostración inoportuna, pues la misma Pelosi ha insistido en que este no es un momento para celebrar en la nación, y con esta escena transmitió justo lo contrario.

“Fue un punto discordante. Fue un poco extraño para alguien que ha tratado de establecer un tono muy serio”, dijo Nia-Malika Henderson, comentarista política de CNN. El hecho molestó a los republicanos aliados de Trump, pues consideraron el acto como una prueba de que este será un juicio partidista de “principio a fin”. Y tienen razón en que será así, esencialmente por ellos. Mitch McConell, líder de la mayoría republicana en el Senado, sorprendió a todos al decir que sus acciones estarán coordinadas con la Casa Blanca y que no tiene intención de ser “imparcial”.

El episodio de los bolígrafos fue la última antesala a una intensa pelea completamente partidista en la que los demócratas harán lo posible por destituir a Trump y los republicanos lo mismo por exculparlo. El cuadrilátero será el Senado desde este martes, donde los fiscales del caso, siete miembros de la Cámara de Representantes elegidos por Pelosi, argumentarán por qué el presidente es culpable de los cargos de abuso de poder y obstrucción al Congreso. Del otro lado del ring estará el equipo de defensa del presidente, conformado por abogados de muy alto perfil.

Los 100 miembros del Senado, que en este caso actuarán como jurados y jueces, ya presentaron juramento ante el presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, el juez más importante de la nación, cuyo rol en este proceso se determinará a lo largo de esta semana, aunque expertos en la materia asumen que tendrá un papel más ceremonial. El escenario es totalmente impredecible, sin embargo, si el juicio sigue las pautas del proceso realizado contra Bill Clinton en 1998, podría decirse que tendremos cinco asaltos. Vea también: Juicio a Trump, ¿una farsa política? 

Primer asalto: las reglas

El martes, a la 1:00 p.m., los senadores debatirán y definirán el conjunto de reglas que regirán el juicio, como la duración de los argumentos y el momento en el que se permitirán las mociones para desestimar el proceso o para escuchar a testigos. Además, esta es la última oportunidad en la que se podrá desestimar el juicio. Las reglas serán introducidas por el líder de la mayoría republicana del Senado, Mitch McConnell, quien hasta el día de hoy ha insistido en hacer un juicio similar al que se le realizó a Bill Clinton. En ese caso, el Senado se reunió todos los días durante el proceso, excepto el domingo, y se presentaron tres etapas importantes: en la primera se escucharon los argumentos de los fiscales, luego se escuchó la defensa de la Casa Blanca y, por último, se procedió a la votación final. Además, McConnell ha instado a no llamar a testigos, por lo que se espera una intensa jornada de debate sobre este asunto, que incluso puede extenderse durante días.

Segundo asalto: la presentación

Luego de que se aprueben las reglas, el Senado podría retirarse durante unos días para redactar los informes formales del juicio. Los documentos deberán exponer los argumentos que se presentarán para la siguiente etapa. Luego se le concederá a cada parte un tiempo limitado para presentarlos ante el Senado. En el juicio de Clinton fueron 24 horas para cada lado, aunque ninguno usó su tiempo completo. Luego de que cada equipo presente el caso, viene una fase de interrogatorio en la que todos los senadores, republicanos y demócratas, podrán presentar sus preguntas al juez Roberts para que se las transmita a los abogados de Trump.

Tercer asalto: contra las cuerdas

Cuando termine el interrogatorio, los senadores tienen la opción de presentar mociones en el juicio como una para desestimar el caso -lo que buscan los republicanos- o una para citar testigos -lo que quieren los demócratas-. Cada una se debatirá y se votará en su debido caso. Es un momento cumbre del proceso, porque aquí puede terminar todo. El Senado se compone de 100 congresistas: 53 republicanos, 45 demócratas y dos independientes. Según las cuentas, se necesitan solo cuatro votos de los republicanos para rechazar la desestimación del juicio, asumiendo que todos los demócratas e independientes también la rechacen. Pero si esta moción consigue aprobarse, el proceso termina sin ni siquiera pasar a su siguiente fase. Por otro lado, aunque los republicanos han rechazado la idea de citar testigos, Trump ha alardeado sobre llamarlos en varias ocasiones, por lo que ese escenario está abierto y personajes claves como John Bolton podrían aparecer en el Senado para rendir testimonio.

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Cuarto asalto: los golpes bajos

Si el juicio continúa para este punto puede significar que también se haya aprobado la citación a testigos. Los cálculos funcionan igual: se necesitan solo cuatro votos de republicanos para aprobar esta moción. Trump también podría ofrecer su propia lista de testigos. Aquí podría presentarse una pelea interna en el Partido Republicano, pues miembros como Lisa Murkowski, Susan Collins y Mitt Romney han manifestado que sí quieren testigos en el juicio. Sus votos serán decisivos.

Quinto asalto: el golpe final

Luego de escuchar a los testigos, o negarse a ello, el Senado deliberará. Pueden ser varios días de reflexión a puerta cerrada en los que cada senador hablará durante un período determinado(15 minutos, por ejemplo). Después de esto llegará la votación final, en la que los senadores decidirán si Trump es culpable y lo destituyen o si es inocente y continúa su gobierno como si nada. Aquí se necesita el 67 % de los votos para una destitución. Las cuentas indican que, si todos los demócratas y los independientes votan por destituir a Trump, se necesitará que 20 republicanos se rebelen contra el presidente y pidan que deje la Casa Blanca, y eso es un escenario casi imposible. Después de toda esta pelea, los expertos vaticinan que Trump se salvará. Lo único en debate es cómo este episodio podrá afectar sus intenciones a la reelección.

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Por Camilo Gómez Forero / @camilogomez8

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