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El contingente de tropas aprobado por el Parlamento turco comenzó a desembarcar este lunes en Libia con el objetivo de sostener al gobierno reconocido por Naciones Unidas en Trípoli y ampliar la misión de las unidades de drones turcos clase "Bayraktar TB2" que combaten en el país desde que el pasado abril el mariscal Jalifa Hafter lanzara su ofensiva contra la capital.
La presencia turca no supone una novedad: además de los aviones no pilotados desplegados en una base de la ciudad-estado de Misrata, único gran aliado local del gobierno sostenido por Naciones Unidas en Trípoli (GNA), agentes de los servicios de Inteligencia de Ankara asesoran desde hace meses a la operación "Volcán de la Ira" y unidades de elite encubiertas apoyan a las milicias sobre el terreno.
Los drones, un modelo que Turquía ha desarrollado con éxito y exporta a otros países tras su eficacia en la guerra en Siria, han servido al gobierno liderado por Fayez al Serraj para contrarrestar la fuerza aérea de su rival, más poderosa gracias al apoyo económico, político y militar de Arabia Saudí, Egipto, Rusia, Francia y Emiratos Árabes Unidos.
Este último estado del Pérsico ha dotado a las fuerzas del mariscal, hombre fuerte del país, de aparatos pilotados a distancia clase Wing Loong II, de fabricación china, con misiles guiados antitanque LJ-7 "Blue Arrow", y aviones Calidus B-250, una versión propia de los IOMAX AT-802 "Air Tractor" que se utilizan en la extinción de incendios, en este caso artillados. En los últimos meses, ambos contendientes han perdido varios de estos drones en combates en el sur de la capital y las ciudades de Misrata y Sirte, en el centro de la costa norte del país. Le recomendamos: Libia tiene tres gobiernos y todos están dispuestos a matarse
La entrada oficial a un conflicto con muchos actores
La llegada de las tropas, según el presidente turco, Recep Tayeb Erdogan, viajan con un mandato de paz, para ayudar en labores de instrucción, asesoramiento y cooperación humanitaria, supone la entrada oficial de Turquía en la "multinacional" guerra civil libia, que estalló en 2016 tras el fallido proceso de diálogo que trató de imponer el entonces enviado especial de la ONU, Bernardino León.En declaraciones a la televisión local CNN Turk, el mandatario turco aseguró este domingo que el principal objetivo era "sostener al gobierno legítimo. El objetivo allí no será luchar, sino vigilar que se cumpla el alto el fuego, además de impedir que ocurra una catástrofe humanitaria".
En la misma línea se había pronunciado días antes el ministro turco de Asuntos Exteriores, quien aseguró que su país aspiraba igualmente a que la intervención militar en Trípoli "frenara la guerra" y contribuyera a "recuperar un proceso político" auspiciado por la ONU que está exangüe.
En este contexto, Egipto -firme aliado de Hafter- convocó este mismo lunes una reunión de ministros de Asuntos Exteriores de Francia, Italia Grecia y Chipre -estos dos últimos países enfrentados a Turquía- para analizar un conflicto, el de Libia, con múltiples actores internacionales.
Además de Arabia Saudí, Egipto y Emiratos, a Hafter -que tutela el Parlamento elegido y no reconocido en Tobrouk y domina la mayor parte del territorio y los recursos energéticos- le apoyan la propia Francia y Rusia, que ha facilitado el despliegue de sus mercenarios privados.
El GNA, que no fue elegido en las urnas y es fruto del acuerdo fallido impuesto por la ONU en 2016, tiene también el respaldo de Catar. Vea también: Jalifa Haftar, el mariscal que tiene en vilo a Libia
El recrudecimiento de los combates
La llegada de las tropas turcas coincidió este fin de semana con el repunte de los combates tanto en la capital como en las ciudades estado de Misrata y Sirte, en los que murieron cerca de medio centenar de personas en menos de 24 horas.La noche del sábado al menos 42 cadetes perecieron al impactar un misil atribuido a las fuerzas de Hafter sobre el patio de armas de una escuela militar en el barrio de Al Juhba, en la capital. Horas después, ocho civiles perdieron la vida en un segundo bombardeo sobre un inmueble y en un tiroteo ocurridos en el mismo distrito.
Este mismo lunes, un miliciano de la fuerza "Volcán de la Ira", la operación lanzada por el GNA y Misrata para hacer frente a Hafter, perdió la vida durante el avance de las tropas enemigas en el oeste de Sirte, ciudad que divide en dos el campo de batalla libio.
Fuentes de Seguridad del gobierno en Trípoli aseguraron a Efe que las unidades de Hafter combaten allí apoyadas por milicias procedentes tanto de Sudan como Chad. Además, desde hace seis meses se reproducen a diario las escaramuzas en torno al antiguo aeropuerto de Trípoli, en desusos desde 2014 pero clave para la conquista de la ciudad, y los bombardeos sobre la base militar de Maitiga, único aeródromo en funcionamiento de la capital.
Desde el inicio de la ofensiva en abril, han muerto más de 1.500 personas -en torno a 280 civiles-, cerca de 15.000 han resultados heridas y más de 100.000 se han visto obligadas a abandonar su hogar y convertirse en desplazados internos.
Las claves del despliegue de tropas turco
¿A quién apoya Turquía en Libia?
A Faiez El Sarraj, jefe del Gobierno del Acuerdo Nacional (GNA), establecido en Trípoli y reconocido por Naciones Unidas, debilitado por el avance de las milicias del general Jalifa Hafter, que tiene su feudo en el este de Libia y controla gran parte del país.
¿De qué tamaño será el despliegue militar?
No hay datos. Es probable que sea reducido, porque Erdogan ha insistido en que el papel de los soldados turcos en Libia será de "coordinación" y de "compartir conocimientos técnicos y experiencia". Si bien ha precisado que los militares "ya están yendo gradualmente" a Libia, no ha aclarado si es con buques o en avión.
¿Habrá mercenarios sirios en el despliegue?
Es probable. Desde que la cadena libanesa Mayadeen TV afirmó hace dos semanas que Ankara estaba reclutando a combatientes entre diversas milicias sirias para llevarlos a través de Turquía a Libia, se han sucedido ratificaciones anónimas y desmentidos, pero anoche Erdogan pareció confirmarlo con estas palabras: "Como fuerza de combate tendremos a diferentes equipos allí. No serán soldados nuestros. Estos diferentes equipos trabajarán como fuerza de combate. Pero la coordinación estará en manos de militares nuestros de alto rango".
¿Habrá ataques de la aviación turca?
Es improbable. Los F-16, el avión de combate de las Fuerzas Aéreas turcas, no tienen alcance para misiones en Libia si despegan desde una base turca. Turquía tampoco tiene portaaviones. Para intervenir con cazas, Turquía debería establecer una base en Libia, algo difícil ya que Hafter también dispone de cazas.
¿Podrá Turquía derrotar a Hafter?
No, y ni siquiera lo intentará, según coinciden analistas y altos cargos turcos. El objetivo, dijo Erdogan el domingo, es "asegurar un alto el fuego en Libia y recuperar un proceso político". De momento, Hafter, que recibe respaldo de Egipto y Emiratos Árabes, tiene las de ganar en la contienda libia y sus milicias, supuestamente reforzadas con mercenarios rusos y sudaneses, llevan meses asediando Trípoli. El despliegue turco intenta evitar la caída de la capital y forzar a Hafter a sentarse en la mesa de las negociaciones.
¿Por qué le interesa Libia a Turquía?
Las enormes reservas de petróleo y gas libios son un atractivo campo de inversión para empresas turcas y una importante fuente de energía alternativa al gas ruso e iraní, del que Turquía depende ahora. Si gana Hafter, las concesiones y los contratos irán a parar a los países que lo respaldan, enfrentados con Turquía en el ruedo diplomático.
¿Cuáles son los ejes geopolíticos?
Arabia Saudí, el jugador dominante en Oriente Próximo, busca el enfrentamiento con Irán y cultiva buenas relaciones con Israel. Puede contar con Egipto y con casi todos los países del Golfo, especialmente Emiratos. Turquía, por su parte, mantiene buena vecindad con Irán y una relación más crispada con Israel, se alinea con Catar y desde las elecciones de octubre pasado intenta ganarse también a Túnez.
¿Qué papel desempeña el islam en este reparto?
Ambos bloques cuentan con países que promueven la versión ultrarigorista wahabí: Arabia Saudí en un bando y Catar en el otro. La piedra de toque es la organización islamista de los Hermanos Musulmanes, perseguidos en Egipto y Arabia Saudí, pero bien relacionada con Catar, Turquía, El Sarraj y el nuevo Gobierno tunecino.
¿Influye la pugna por los hidrocarburos del Mediterráneo?
Sí. En diciembre el Parlamento turco ratificó un acuerdo con Libia que delimita las zonas económicas exclusivas (EEZ) de ambos países en el Mediterráneo oriental. Tiene un valor más bien simbólico -la línea acordada no supera los 30 kilómetros-, pero ha servido para proclamar las aspiraciones turcas de adjudicarse un importante espacio marítimo, provocando airadas protestas de Grecia y Chipre. Ambos países están alineados con Egipto e Israel en sus esfuerzos de rentabilizar los hidrocarburos al sur de Chipre.Ankara ha asegurado que las islas -ya sea Creta o la propia Chipre- no pueden generar una EEZ, algo más que discutible desde un punto de vista legal, pero espera que el acuerdo libio refuerce su posición frente a Grecia.