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El presidente Yoweri Museveni, en el poder en Uganda desde 1986, fue reelegido para un sexto mandato con un 58,64 % de los votos, anunció el sábado la comisión electoral, después de que su principal adversario, el cantante Bobi Wine, denunciara fraudes en los comicios.
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Wine obtuvo un 34,83% de los votos, según la comisión, que estableció la participación en un 57,22 % en estas elecciones celebradas el jueves en medio de grandes medidas de seguridad. En los días previos a las votaciones, las autoridades suspendieron el acceso a internet y las redes sociales tras una campaña marcada por la violencia en la que murieron decenas de ciudadanos.
Wine, que en realidad se llama Robert Kyagulanyi, denunció los resultados oficiales desde el viernes y dijo que eran una “farsa absoluta” ya que según él, había ganado “ampliamente” las elecciones. Este diputado y cantante de 38 años, muy popular entre la juventud de Uganda, denunció por ejemplo que hubo papeletas de votación rellenadas de antemano, electores que no las recibieron o agresiones contra los observadores de su partido.
“Las peores elecciones en mucho tiempo”
Este viernes por la tarde, cuando tenía previsto dirigirse por segunda vez en el día a los periodistas para explicar sus próximas iniciativas, decenas de militares rodearon la casa de Wine. La presencia militar en su domicilio se mantiene hasta el momento y se ha impedido a la prensa, y a miembros de su partido, acceder a él tras un segundo intento de hacer declaraciones públicas. “El ejército ha saltado la valla y ahora ha tomado el control de nuestra casa”, escribió Wine en sus redes sociales.
We are under siege. The military has jumped over the fence and has now taken control of our home
— BOBI WINE (@HEBobiwine) January 15, 2021
Wine no se encuentra bajo arresto, según dijo hoy a Efe el portavoz de la Policía de Uganda, Fred Enanga, y los militares que custodian su casa se encuentran allí “por la propia seguridad del candidato”. Igualmente, uno de los portavoces del Ejército, coronel Deo Akiiki, declaró a Efe que, debido al estatus especial de Wine como candidato presidencial, deben reforzar su seguridad.
“Si no dejamos pasar a alguna persona para entrar a la casa de Bobi Wine es por su propia seguridad y la seguridad de las personas que rodean al candidato presidencial”, señaló Akiiki.
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Consultado hoy por Efe, Nicholas Opiyo, reconocido defensor de los derechos humanos ugandés, arrestado en varias ocasiones por sus críticas al régimen, consideró que “estas elecciones no han sido ni libres ni justas”, debido a los cientos de arrestos de partidarios de la oposición, la violencia contra los periodistas mientras hacían su trabajo o la alta presencia militar y policial en las calles.
Todo esto “hace que, en mi opinión, estas sean las peores elecciones que Uganda ha visto en mucho tiempo (...) Incluso si el día de las elecciones no hubo grandes brotes de violencia ni graves altercados con la policía, la brutal presencia militar y policial no es un símbolo de unas elecciones libres, sino de la presión por parte del Estado”, añadió el activista.
Ya los comicios de 2016, en los que Museveni fue reelegido con un 60,7 % de los votos, fueron calificados de fraudulentos por la oposición, y observadores tanto de la Unión Europea como de la Commonwealth y la Unión Africana (AU) denunciaron irregularidades y un clima de intimidación hacia los votantes.
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Durante la campaña electoral, varios miembros de la oposición fueron objeto de acoso, arrestos y violencia. Tras uno de los múltiples arrestos de Wine, hubo enfrentamientos en los que fallecieron 54 personas. Además, sus actos de campaña se vieron muy restringidos, oficialmente debido a las restricciones necesarias para evitar la propagación del COVID-19.
Mientras tanto, Museveni gozaba de una amplia visibilidad entre el electorado, dada su posición de presidente. Las votaciones se llevaron a cabo el jueves en una aparente calma, pero en medio de una fuerte presencia de la policía antidisturbios y del ejército.