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Un mes bajo el agua: ¿por qué son tan catastróficas las lluvias en Asia?

Fenómenos tropicales poco comunes, lluvias extremas en lapsos muy cortos y ciudades incapaces de responder a la fuerza del agua explican por qué distintos países del sur de Asia vivieron un desastre simultáneo.

Hugo Santiago Caro

01 de diciembre de 2025 - 05:04 p. m.
Los residentes evacúan sus pertenencias de una aldea afectada por las inundaciones en el área de Meureudu, Pidie Jaya Aceh, Indonesia.
Foto: EFE - HOTLI SIMANJUNTAK
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Ha empezado un nuevo mes y se cumplen cuatro semanas en las que varios países del sur de Asia nos han dado imágenes similares que, aunque con considerable distancia geográfica entre sí, reflejan una misma tragedia. Filipinas, Tailanda, Malasia, Indonesia y Sri Lanka han sido los países más perjudicados por diferentes fenómenos meteorológicos que han causado inundaciones catastróficas que ya superan los 1.000 muertos entre todas las contingencias.

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En detalle, los más de 1.000 muertos están concentrados principalmente en Indonesia, con alrededor de 600 víctimas por lluvias extremas y deslizamientos asociados al ciclón Senyar; Sri Lanka, donde el ciclón Ditwah provocó entre 355 y 366 muertes además de cientos de desaparecidos; y Tailandia, con cerca de 170 fallecidos por inundaciones repentinas y derrumbes en zonas montañosas. Malasia registró un impacto menor, con unos pocos muertos, pese a inundaciones significativas.

Además de los muertos están los cientos de miles de desplazados y las complicaciones para cada gobierno a la hora de llevar ayuda, teniendo en cuenta que pese a las diferencias de causas y contextos, el panorama tiende a ser bastante similar: enormes porciones de territorio habitado cubierto por grandes lagunas espesas de aguas lluvias mezcladas con lodo. Todo tuvo el mismo efecto, las precipitaciones arrasaron con edificios y casas incentivando aún más los desplazamientos humanos. Aunque el origen inmediato fue la combinación de ciclones tropicales, lluvias exacerbadas y suelos saturados, la magnitud del desastre varió según la vulnerabilidad de cada país: infraestructura insuficiente, asentamientos en áreas de riesgo y sistemas de alerta limitados que amplificaron las consecuencias humanas.

Pero ¿cuál fue el detonante para que todo se tornara caótico tan pronto? Según Juan Diego Giraldo, profesor de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Javeriana y director de la maestría en Hidrosistemas, una de las principales causas está en cómo se formó el ciclón Senyar.

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“Fue un ciclón tropical bastante raro porque surgió muy cerca del Ecuador, en el estrecho de Malaca, entre Indonesia y Malasia. Es raro porque los ciclones tropicales no suelen formarse tan cerca del Ecuador, sino que generalmente se generan un poco más al norte, a 10 grados al norte o 10 grados al sur, por las limitaciones de la física para que se formen ciclones allí. Sin embargo, este se formó allí. Digamos que es infrecuente, pero posible”, explica Giraldo.

Además, cuenta que no fue solo el ciclón, sino que vino acompañado de depresiones tropicales y tormentas intensas que terminaron saturando los suelos de la región con lluvias demasiado intensas en muy corto tiempo. Pocas horas, pocos días. Aunque reconoce que es prematuro sumarlo a las causas, también puede ser un factor el calentamiento global: “El aumento de las temperaturas tiene como consecuencia que aumente el contenido de humedad en la atmósfera, lo que hace que una atmósfera más cargada potencia que las lluvias sean más intensas”.

A grandes rasgos, una suma de factores que desencadenó en una receta rápida para el desastre. El problema solamente aumentó una vez llegaron las lluvias torrenciales. Giraldo lo plantea con un símil: el suelo como una esponja que absorbe esas aguas, pero con un límite. En muchos países tropicales —Colombia incluida— el suelo ya suele estar tan húmedo que prácticamente no puede absorber más agua. Por eso, cuando llueve encima de un terreno que está así de saturado, incluso un aguacero suave empieza a correr por la superficie porque el suelo ya no lo filtra. Ese exceso de agua llega muy rápido a quebradas y ríos, lo que hace que las inundaciones y las crecientes se aceleren y que los cauces reaccionen casi de inmediato, aun con lluvias que no son tan fuertes.

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¿Y cómo influye en esta receta el calentamiento global? “El cambio climático hace como un turbo para las tormentas. Cuando el océano está más caliente, se evapora más agua desde los océanos, que es donde se producen estas tormentas tropicales, y esa humedad es luego la que se convierte en lluvia, intensa o no. Al mismo tiempo, si tenemos una atmósfera más caliente, pues esta atmósfera más cálida puede retener más agua. Entonces tienes dos cosas al mismo tiempo, más humedad entrando al sistema atmósfera y este sistema capaz de sostener esta humedad sin soltarla de inmediato”, explica Giraldo. En resumen, potencia la posibilidad de precipitaciones rápidas en tiempos cada vez más cortos.

¿Ciudades preparadas?

Indonesia, un país constituido en su mayoría por islas, está enfrentando el problema de no poder llegar con facilidad a socorrer a los sobrevivientes de las lluvias. “Una solución es canalizar la ayuda por aire”, afirmó Iskandar Usman Al-Farlaky, responsable de la regencia de Aceh Oriental, en Sumatra. Esto coincide con la explicación del profesor Giraldo sobre la capacidad de ciudades y poblaciones tropicales como estas.

Muchas, afirma, crecen en una proporción mayor de lo que lo hacen sus sistemas de respuesta y drenado. Prácticamente, se urbaniza sin planificación, ocupando zonas inundables. Pone como ejemplo de lo que se debería hacer a Tokio, que cuenta con sistemas de infraestructura subterránea diseñada para contener esas inundaciones que esperan por los tifones del océano Pacífico. Como se ha visto en las imágenes del último mes, los territorios afectados en los distintos países estaban lejos de estar preparados. La mayoría eran zonas de poblaciones de bajos ingresos, de infraestructura modesta y poco acondicionados para una catástrofe como esta.

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“La infraestructura está rezagada, se está quedando corta, los drenajes colapsan y el agua finalmente termina buscando ese espacio, que muchas veces es donde está viviendo la gente. Las lluvias extraordinarias, sumadas a estas altas vulnerabilidades sociales, derivan en impactos tan graves”, sintetiza el docente.

Lecciones para Colombia

Como ya se ha mencionado en este análisis, Colombia es un país del trópico, como varios de los países golpeados por estos infortunios naturales. Entonces, ¿qué se puede extraer para nuestro entorno de esta situación? Para Giraldo lo más básico es no dar por sentado que aquí en Colombia eso no puede suceder. Ya en 2020 San Andrés y Providencia fueron víctimas de graves inundaciones a causa de lluvias, por lo que el llamado es claro: hay que fortalecer la infraestructura de respuesta que existe y modernizarla. En especial, porque, afirma, “la infraestructura que ya construimos es posible que no nos alcance para contener el clima futuro”.

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Por Hugo Santiago Caro

Periodista de la sección Mundo de El Espectador. Actualmente cubre temas internacionales, con especial atención a derechos humanos, migración y política exterior.@HugoCaroJhcaro@elespectador.com
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