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Torre de Tokio: Japón desolado

Columna para acercar a los hispanohablantes a la cultura japonesa.

Gonzalo Robledo * @RobledoEnJapon / Especial para El Espectador, Tokio
30 de enero de 2022 - 02:00 a. m.
Casa abandonada en la región de Yamagata, al norte de Japón.
Casa abandonada en la región de Yamagata, al norte de Japón.
Foto: Foto de Gonzalo Robledo

Como el escenario perfecto para una película de terror, el campo japonés se llena de millones de casas abandonadas, deterioradas, oxidadas, infestadas de ratas, gusanos o víboras, que los gobiernos locales no pueden, por ley, demoler o apropiar. (Recomendamos leer aquí más columnas de Gonzalo Robledo sobre Japón).

Sus propietarios fallecieron sin dejar descendientes, o sus hijos se casaron y consiguieron trabajo en ciudades demasiado lejanas para volver a habitarlas. Tampoco quieren rehacer sus vidas en zonas rurales casi desiertas. El alto impuesto sobre la sucesión, el costo de demoler la vivienda y la carga fiscal sobre terrenos con pocas perspectivas de venta animan a muchos herederos a renunciar a su propiedad y esfumarse en el anonimato. Enfrentadas a un problema similar, Italia y España han ideado propuestas de emergencia, como las campañas que anuncian “su casa por 1 euro”.

En Japón se ofrecen subvenciones a familias urbanas con niños pequeños para irse a vivir al campo y ayudar a frenar el creciente fenómeno de los pueblos desolados. Pero el censo nipón contabiliza cada año menos bebés y el abandono de los pueblos continúa. Lo pude confirmar cuando hacía una investigación para un documental en Onjuku, un pueblo de unos ocho mil habitantes cercano a Tokio, en cuyas costas naufragó en 1609 un galeón español que iba de Filipinas a Nueva España (México).

Mientras me guiaba por las calles del pueblo, un funcionario del gobierno local señaló una moderna escuela que se había quedado sin niños. “Se la podemos regalar”, me dijo en tono compungido.

Luego me explicó que si traía académicos, estudiantes o artistas extranjeros para organizar eventos culturales y reactivar la zona podría usar las magníficas instalaciones sin costo alguno.

Según cifras oficiales, más de la mitad de los 1.718 municipios japoneses recibirán este año la clasificación de “área despoblada”, por haber perdido más del 30 % de su población. Aunque no hay estadísticas exhaustivas, el número de casas abandonadas en Japón se estima en unos ocho millones. Las que tienen propietario identificado se venden en catálogos digitales llamados “Bancos de casas vacías”.

Pero el atractivo de lo bucólico lo contrarresta el costo de la reforma y, a menudo, la ausencia de servicios básicos en la zona como supermercados, correos o bancos. Quienes sí hacen su agosto son los amantes de lo decrépito y lo macabro, que organizan peregrinaciones a ruinas contemporáneas en los alrededores de los pueblos desolados.

Exploran escuelas invadidas por la maleza, restaurantes mohosos, quirófanos destartalados y hasta templos de credos diversos olvidados por sus feligreses y, a juzgar por las apariencias, por sus dioses respectivos.

Y en un archipiélago que se vanagloria de su amplio elenco de fantasmas, abrigan la esperanza de encontrar el espectro de turno.

* Periodista y documentalista colombiano radicado en Japón.

Por Gonzalo Robledo * @RobledoEnJapon / Especial para El Espectador, Tokio

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RP(07848)30 de enero de 2022 - 03:34 p. m.
Excelente , sus apuntes dominicales son muy agradables. EscribeUd. En otro medio digital? Saludos cordiales desde Ontario.
  • gonzalo(99056)01 de febrero de 2022 - 01:04 p. m.
    En este tono solo aquí. Gracias por leerme. Slds
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