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Empleados públicos, amas de casa, jubilados. La fila fue larga y variada frente a una plaza de Caracas. Varias personas se enlistaron el sábado en las fuerzas militares de Venezuela para sumar filas ante las acciones del Gobierno de Estados Unidos.
Nicolás Maduro llamó a abrir durante este fin de semana, y otros más, el registro a la Milicia Bolivariana, un cuerpo adscrito a la Fuerza Armada que está integrado por civiles y que sus críticos aseguran que tiene una alta carga ideológica.
Es también una demostración de fuerza ante lo que considera una “amenaza” contra su poder. Tres destructores lanzamisiles se posicionarán en aguas internacionales frente a las costas de Venezuela, aunque Washington ha asegurado que se trata de operaciones contra el narcotráfico.
La milicia habilitó centros de registro en plazas y edificios militares y públicos, incluido el palacio presidencial de Miraflores, en Caracas. También en el llamado Cuartel de la Montaña, donde reposan los restos del fallecido Hugo Chávez.
“¿Ha prestado servicio anteriormente?”, preguntó una miliciana en uniforme de camuflaje a Óscar Matheus, que esperó paciente en fila hasta llegar a la mesa plástica del registro.
“Estoy acá para cumplir con nuestro país”, dijo este auditor de 66 años. “No sabemos qué pueda suceder, pero hay que prepararnos y seguir resistiendo”. Por su parte, Rosy Paravabith, de 51 años, agregó: “La patria nos hace un llamado, nos necesita el país”.
“¡Viva la patria!”: el grito de quienes se enlistaron tras el llamado de Maduro
Bautizada como bolivariana por el exdirigente, la Fuerza Armada venezolana no oculta su politización. “¡Chávez vive!” es su saludo oficial.
Tampoco está claro con cuántos efectivos cuenta. En 2020 tenía unos 343.000 integrantes, según el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS), un tamaño similar a la de México (341.000), y solamente superado en América Latina por Colombia (428.000) y Brasil (762.000). Esta semana Maduro dijo, no obstante, que solo la milicia contaba con más de 4,5 millones de soldados.
“¡Yo me alisto por Venezuela, viva la patria!”, gritaron los voluntarios tras registrarse. Policías e incluso milicianos reservistas acudieron para reafirmar su compromiso.
Una vez registrados, los voluntarios pasaron a una sala donde se proyectó un documental sobre el bloqueo de naciones europeas a las costas venezolanas entre 1902 y 1903, ante la negativa del entonces presidente, Cipriano Castro, de pagar la deuda externa. El filme de 2017 muestra a campesinos armados. Algunos disparan, otros analizan mapas. Barcos de guerra se divisan en la distancia.
En la siguiente sala se expuso parte del armamento: una ametralladora calibre 50 de Estados Unidos, un lanzagranadas Carl Gustaf sueco, lanzacohetes RPG de origen soviético y una ametralladora belga calibre 7,62 mm.
Un teniente del Ejército explicó con lenguaje técnico el alcance, el espacio en el que se puede usar cada uno de esos implementos y para qué son. “¿Esto se puede disparar al cielo?”, preguntó una de las asistentes. “Es mejor usarla de forma lineal”, respondió el militar.
“Inmoral, criminal e ilegal”: la respuesta de Maduro al envío de buques estadounidenses
Estados Unidos ya hizo despliegues en el Caribe en el pasado. Sin embargo, en esta oportunidad coincide con el aumento a US$ 50 millones de recompensa por Maduro y con la acusación en su contra de encabezar una supuesta banda del narcotráfico, bautizada como Cartel de los Soles, que el presidente Donald Trump catalogó de organización terrorista.
El líder chavista ha asegurado que esta movilización “inmoral, criminal e ilegal” solo busca un “cambio de régimen”. En las calles de Venezuela surgió el tema entre bromas y preocupación, aunque, por ahora, algunos expertos ven lejano el escenario de una operación estadounidense directa contra el país.
El ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, pidió no “caer en nerviosismo”. En declaraciones transmitidas por el canal estatal VTV, agregó: “Vamos a defender esta patria hasta nuestro último aliento”.
La oposición llamó a no acudir al alistamiento, pero en las filas se vieron voluntarios de todas las edades. “Quiero entrenar para defender la patria”, señaló Jesús Bórquez, de 19 años. “Yo sé que por mi edad no voy a agarrar un rifle, pero estoy dispuesta a ayudarlos”, aseguró Omaira Hernández, de 78 años.
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