Aprobado en primer debate iniciativa para rendir homenaje al padre de Nicoló

Archivo El Espectador

En el primero de dos debates, este lunes el Concejo de Bogotá aprobó una iniciativa para rendir homenaje a la vida y memoria del padre Javier de Nicoló, fundador y exdirector del Instituto Distrital de la Protección de la Niñez y la Juventud (Idipron), quien falleció en 2016 y que es recordado por su trabajo durante más de cuatro décadas por garantizar y fortalecer los derechos de las poblaciones más vulnerables de la ciudad.

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El proyecto, que recibió el visto bueno de la comisión de gobierno y que ahora será discutido por el pleno de la corporación, pretende modificar e incluir al sacerdote de la comunidad Salesiana en el nombre de la entidad, para que ahora se llame Instituto Distrital para la Protección de la Niñez y la Juventud Javier de Nicoló.

Adicionalmente, prevé no solo instalar una escultura del sacerdote en el parque Tercer Milenio alegórica a su obra, sino crear la orden civil al mérito en grado Cruz de Oro, como reconocimiento a las organizaciones sociales y comunitarias, así como personas naturales, que se hayan distinguido por sus iniciativas para mejorar las condiciones de vida de los niños y jóvenes de la ciudad.

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Dos de los concejales de la comisión –Juan Flórez y María Vargas– reconocieron los logros del padre de Nicoló, sin embargo, aseguraron que es inviable modificar el nombre del Idipron, teniendo en cuenta que en su criterio las entidades distritales deben ser objetivas e impersonales. Precisamente, de la iniciativa se excluyó el artículo sobre la modificación del nombre.

El padre de Nicoló trabajó por más de 40 años para fortalecer los derechos de las poblaciones más vulnerables de la ciudad. En su trabajo con el Idipron, se calcula que más de 45 mil personas se rehabilitaron y formaron.

El sacerdote llegó a Colombia desde Italia, huyendo de la Segunda Guerra Mundial, en 1948. Fue misionero, primero, y luego pastor en la cárcel de menores. Llegó al Idiprón en 1969, gracias a un acuerdo del Concejo en 1967, y después de un convenio con la Lotería de Bogotá. Desde entonces enfocó sus fuerzas al rescate de aquellos que viven en la calle, la mayoría, consumidos por la droga.

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