El libro ideado por Francisco Mata en lugar de título trae un mapa de América en su portada. Lo abren y lo cierran unas páginas de color verde que exaltan el apoyo al movimiento que sucedió hace unos meses en Argentina a favor del aborto. Cuenta con decenas y decenas de fotografías a las que no se les agregó ni pie de foto ni les puso el nombre del autor; lo primero, para apelar a una interpretación abierta del espectador; lo segundo, para diluir el concepto de autoría, para repensar esta figura a la hora de analizar una obra y entrever sus contextos de producción y de recepción.
En las fotografías hay mujeres desnudas sobre camas, otras en manifestaciones, otras que leen en soledad, otras que festejan el reencuentro, hay jóvenes y mayores, algunas se miran en el reflejo y otras se saben observadas. Están en relación tanto con lo público como con lo privado, con lo rural y lo urbano, dialogan con el espacio, se sitúan de formas particulares en él; también inducen a denotar una indirecta hacia otras temporalidades y con esto, a volver a detallar otros modos en que se ha pensado y construido la mujer, bajo ciertos códigos contextuales.
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Estas fotografías recopiladas a través de una convocatoria por redes sociales, llevan a formular una pregunta por el género, su construcción y la identidad en la América Latina contemporánea.
¿Acaso se nace mujer? ¿en qué momento nos hacemos mujeres? ¿qué significa ser mujer? ¿el ser debe entenderse como una acción o una serie de acciones que revelan y conforman una mujeridad?
El libro propone una serie de reflexiones a través de una voz colectiva que se construye con el no-orden de las fotografías y la disolución autoral. Da razón de la diversidad de las prácticas y las situaciones que involucran a la mujer en el contexto que hemos mencionado. Esta diversidad, en el libro, deambula entre militancias y trincheras que corresponden a un patriarcado que ha ejercido poder y control sobre el cuerpo femenino desde testamentos políticos estatales y dictámenes de mercado, hasta prácticas culturales que derivan en agresiones sexuales y asesinatos que se vuelven estadísticas archivadas.
La ausencia de orden o más bien de linealidad en el libro, requiere a un lector activo que determine las narrativas que proponen las fotografías y les dé un sentido al interior de la obra misma. Se trata de un lector que extienda la relación de acción-reacción que hay entre una página y otra, para así entablar lo que las imágenes suscitan de la mujer y su ser/hacer en una localización específica (América Latina), de modo que se pase a reflexionar también en términos históricos sobre las transformaciones de ese ser/hacer en dicha localización y así, quizás, se pueda pensar su contemporaneidad.
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Como evidentemente no habrá solo un lector ni solo una lectura, este libro posibilita infinidades de comprensiones de la mujer en América Latina, de miradas sobre sus procesos y de indicios frente a su porvenir. Más allá de las preguntas por el ser/hacer de la mujer, también permite formular diversas radiografías sobre cómo las individualidades generan distintos pensamientos en torno a la mujer y su relación con su espacio, su tiempo y su historia colectiva con sus dinamismos; lo anterior, teniendo en cuenta que tanto los fotógrafos como los espectadores se identifican con ambos géneros, por lo que la reflexión no caería solo sobre la relación de la mujer con su entorno, sino también sobre la mirada ajena que tras ciertas experiencias y causalidades concibe de diversas maneras a la mujer.