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El 20 de enero de 1929 con una máquina de escribir Underwood y sus ideales liberales a flor de sus 25 años, Emilio Correa Uribe ingresa a Pereira en la era del periodismo moderno con la fundación del El Diario, el primer órgano informativo a la altura de una ciudad intermedia que quería estar a la vanguardia de lo que sucedía en el resto del país.
Veintiséis años después de su creación El Diario estaba más vivo que nunca y desde allí se estaba denunciando la ofensiva fratricida para quienes pensaban diferente. En el periódico apareció la noticia del homicidio del periodista liberal, Rafael Cano, cometido por un bombero conservador. Días después del artículo y como ofensiva a su contenido, mientras se disponía a realizar un viaje hacia Cali, Correa fue asesinado en su camioneta, junto a su hijo Carlos, a manos, se dice, de León María González alias ‘El Cóndor’, el mismo que sirve de personaje en la novela Cóndores no se entierran todos los días de Gustavo Álvarez Gardeazábal.
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Pocos en Colombia saben que este hecho aparentemente local y aislado, marcó la caída de la única dictadura que ha tenido Colombia en su breve historia. Al otro día de la muerte de los Correa, el periódico El Tiempo publicó un reclamo editorial titulado “Un instante infortunado”. Ese editorial fue leído por el presidente de Ecuador, quien le reprochó en una reunión al general Gustavo Rojas Pinillas por los malos manejos que estaba ejerciendo con la libertad de expresión en su país.
Como respuesta a este embate internacional, el mandatario ordenó la clausura del periódico El Tiempo, medida que duró un año y diez meses, hasta el derrocamiento del general, pues su caída fue el último efecto en una cadena de situaciones, que desde el asesinato de Correa hasta el fin de su gobierno, aprisionaron los ánimos de quienes no resistían la censura ejercida por su régimen.
Aunque parezca un episodio de ficción, se trataba de uno de los capítulos más oscuros de nuestra memoria colombiana. Después de la trágica muerte de Correa, su legado periodístico continuó con su hija Lucía Correa y sus más cercanos colaboradores y amigos que sacaron el periódico hasta 1986.
Durante su actividad, El Diario fue testigo de varios sucesos trascendentales en la vida pereirana como: la instalación de la primera planta telefónica en Suramérica, el establecimiento de las fábricas de Paños Omnes, La Rosa e Hilos Cadena en suelos risaraldenses, la cúspide de la carrera de la escritora Alba Lucía Ángel cuando gana el premio Vivencias de literatura en el que Gabriel García Márquez fue jurado, la campaña que impulsó el periódico para que la zona desde La Pastora hasta el Páramo fuera declarada zona de reserva forestal, las rencillas con Manizales por la creación del departamento de Risaralda, así como el arribo del Papa Juan Pablo II al aeropuerto Matecaña y de otros de orden nacional como el ascenso y la caída de Laureano Gómez, la instalación del Frente Nacional e internacionales como la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial.
Estas y otra noticias podrán ser evocadas por los exploradores en el ciberespacio, debido a que la Biblioteca Pública Ramón Correa, que curiosamente lleva el nombre del padre del creador de El Diario, contrató al Archivo General de la Nación para llevar a formato digital 79 rollos que ya estaban microfilmados. Es la primera vez que la ciudad digitaliza un contenido tan amplio y de tanta importancia para el público en general.
Esto fue posible gracias a un enlace que se realizó con el motor inteligente MIN, una plataforma que ya albergaba diferentes archivos de la Alcaldía de Pereira y que comenzó también a alojar 16.500 días de la vida institucional de El Diario.
“En la medida en que se vaya procesando el periódico, se irá montando a la web. Hasta ahora se ha procesado hasta el rollo 17, pero se espera finalizar la totalidad en marzo del próximo año”, indica Carolina Toro, líder del proyecto y directora de la biblioteca.
Lo innovador y jamás pensado por los gomosos de la investigación, es que la interfaz del MIN permite buscar palabras en todos los archivos y copiar párrafos enteros desde el periódico, para poderlos editar en cualquier procesador de texto que el usuario tenga al alcance. Además cuenta con resolución de alta calidad que permite ampliar la imagen hasta el máximo detalle.
Después de subirlo por completo a la web, continuará un proceso de primeros auxilios del periódico, que permitirá conocer su estado actual y tomar medidas de recuperación del material, ya que hay tomos completos que se perdieron en la inundación de la antigua sede y fragmentos mutilados por los usuarios que en el pasado recolectaban información recortando las páginas.
Para la comunidad científica y educativa de la ciudad este proyecto es de vital importancia por las múltiples posibilidades que ofrece como realizar investigaciones en todos los niveles: tesis doctorales, trabajos de grados de maestría y pregrados y tareas para que también los estudiantes de colegio se acerquen a su pasado histórico lejano y reciente. Los ingenieros ambientales también lo han considerado muy útil para encontrar las primeras zonas forestales declaradas, así como las víctimas de la violencia están recogiendo pruebas allí de su desplazamiento forzado.
De la misma manera la biblioteca está en la tarea de recuperar todos los autores que tenían como única opción publicar su obra en El Diario y reunirlos en antologías que permitan a los pereiranos de hoy acercarse a su literatura local.
“El Diario es una ventana hacia la sociedad y una oportunidad para empezar a interrogar el pasado desde lo que se quería decir y proyectar en un periódico”, dice John Jaime Correa, director de la Maestría en Historia de la Universidad Tecnológica de Pereira.
Se espera que muy pronto se puedan digitalizar otras publicaciones en las que participó Emilio Correa Uribe y que por fin El Diario sea declarado de patrimonio cultural de la ciudad por quienes tienen ese poder y así se garantice la herencia que los pereiranos hemos recibido de un muchacho periodista que un día soñó contarle el mundo a su aldea.