Así se vivió la masacre de estudiantes en Tlatelolco, México, hace 50 años

Sobrevivientes de la masacre de Tlatelolco cuentan cómo presenciaron el 2 de octubre de 1968, cuando un grupo de francotiradores empezó a disparar indiscriminadamente contra miembros del movimiento estudiantil en Ciudad de México. Un crimen que permanece impune.

/AFP
02 de octubre de 2018 - 01:19 p. m.
Mexicanos representaron la masacre de 1968 después de 50 años. / AFP
Mexicanos representaron la masacre de 1968 después de 50 años. / AFP
Foto: AFP - PEDRO PARDO

Cincuenta años después de la masacre de estudiantes de la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, en el corazón de Ciudad de México, exlíderes de esos jóvenes alzados, activistas y estudiantes marcharán este martes en memoria de los caídos, cuyo número exacto sigue sin conocerse.

"El 68 produjo una gran explosión de valores, a la gente le quedó claro que luchar era necesario para construir un nuevo país. Segundo, que era posible luchar; tercero, que es una obligación luchar", comentó a la AFP Félix Hernández, de 72 años, uno de los líderes de aquel movimiento estudiantil que reclama conocer "cuántos exactamente y por qué murieron" sus compañeros.

La tarde del 2 de octubre, Hernández estaba junto con otros oradores en una improvisada tribuna colocada en el tercer piso del edificio Chihuahua del complejo habitacional de Tlatelolco.

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Desde allí, explicaban a los 8.000 asistentes los resultados de una reunión que habían sostenido esa misma mañana con representantes del entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz.

Varios jóvenes ya habían muerto en esas protestas reprimidas por las fuerzas de seguridad y el movimiento tomaba cada vez más popularidad.

Hernández recuerda que, de un momento a otro, unas bengalas verdes iluminaron el cielo y en seguida francotiradores abrieron fuego durante media hora contra los asistentes. Después se supo que las luces eran la señal para iniciar el tiroteo.

Recuerda que vio impotente "a mucha gente caer". Los siguientes dos años y medio los pasó encarcelado en la prisión de Lecumberri.

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Justo abajo del balcón donde estaba Hernández ese 2 de octubre, Severiano Sánchez, entonces un estudiante de 18 años, logró salvarse rodando sobre su propio eje en unas escalinatas situadas en una de las esquinas de la Plaza de las Tres Culturas. Se le había hecho tarde y no alcanzó lugar en la abarrotada explanada.

"Había francotiradores hasta arriba de todos los edificios", rememora apuntando a las azoteas, justo cuando decenas de voluntarios dirigidos por académicos de artes escénicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) desarrollaban este lunes una recreación de la masacre.

La estremecedora dramatización también incluyó bengalas verdes y reproducciones en enormes altavoces de extractos de los discursos de los líderes estudiantiles de ese fatídico día mezclados con el sonido de ráfagas de ametralladoras.

La escena detonó en Sánchez el mismo "miedo y terror" que sintió ese 2 de octubre, acuñado en su memoria como "el día más triste de la historia reciente de México".

Testigos y habitantes de Tlatelolco relataron a la prensa de entonces que vieron cientos de cadáveres sobre charcos de sangre, amontonados adentro de camiones de carga o apilados sobre las paredes de una iglesia.

Uno de los descubrimientos de los investigadores más abocados al tema ha sido que el gobierno usó tres cuerpos de seguridad para reprimir el mitin, todos con órdenes distintas. Una de estas corporaciones, conformada por los francotiradores, era la única con la misión de ejecutar tanto a militares como a estudiantes.

Dos años después, en 1970, quien era secretario de Gobernación (Interior) cuando ocurrió la matanza, Luis Echeverría, ganó las elecciones presidenciales pese a su baja popularidad.

"El 68 fue un terremoto histórico que cambió para bien la vida política de México. Sus efectos llegan hasta nuestros días", escribió en el diario estadounidense The New York Times, el historiador mexicano Enrique Krauze.

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En días recientes, el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, acudió a la Plaza de las Tres Culturas y aseguró que su gobierno, que inicia el 1 de diciembre, no recurrirá a la represión.

"En esta plaza histórica hacemos el compromiso de no utilizar nunca jamás al ejército para reprimir al pueblo de México", dijo López Obrador.

"¡Que vivan los jóvenes de 1968!", gritó el futuro presidente mexicano.

Más de 30 años después de la matanza, Echeverría -la mano derecha de Díaz Ordaz- fue procesado por delito de genocidio, pero por su avanzada edad sólo enfrentó prisión domiciliaria y finalmente alcanzó la libertad condicional.

Aunque faltaban 10 días para las Olimpiadas, corresponsales de deportes ya estaban en México el 2 de octubre y algunos documentaron la masacre. La prensa reportó entre 300 y 500 muertos, mientras que el gobierno sólo reconoció 20.

Como parte de los actos conmemorativos organizados por la UNAM, el lunes Tlatelolco fue declarado Patrimonio Cultural Intangible.

Por /AFP

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