El poder del narcotráfico en Sinaloa

El Cartel de Sinaloa, la organización narcocriminal de Joaquín “El Chapo” Guzmán, es una de las más grandes. Pese a ser el blanco de los gobiernos más poderosos del mundo, logró mantenerse a lo largo de los años. ¿Quienes la lideran?

Nicolás Marín Navas
04 de noviembre de 2019 - 02:00 a. m.
El 18 de octubre se desató un enfrentamiento entre el Cartel de Sinaloa y oficiales mexicanos en Culiacán.  / AP
El 18 de octubre se desató un enfrentamiento entre el Cartel de Sinaloa y oficiales mexicanos en Culiacán. / AP

Desde que Joaquín El Chapo Guzmán fue extraditado a Estados Unidos, el 19 de enero de 2017, un año después de haber sido capturado por las autoridades mexicanas en Los Mochis, Sinaloa, el cartel de Sinaloa o cartel del Pacífico, la organización narcocriminal más grande de México con tentáculos alrededor del mundo, comenzó su reorganización. El 25 de julio, una vez dictada la condena a cadena perpetua en contra del Chapo Guzmán en una corte de Nueva York, el cartel ya tenía nuevo líder.

El pasado 18 de octubre, cuando el gobierno de Andrés Manuel López Obrador lanzó un operativo en Culiacán (Sinaloa) para capturar a Ovidio Guzmán López, hijo menor del Chapo, muchos asumieron que el menor de sus diez hijos (reconocidos) era ese nuevo líder; pero no. El violento operativo, que se salió de control y todavía tiene al gobierno mexicano dando explicaciones, reveló que el asunto es más complejo. Intentando aplacar las duras críticas que le llovieron a López Obrador por justificar que Ovidio Guzmán fuera liberado tras los sangrientos enfrentamientos que desató la operación, sus funcionarios han publicado varios videos y datos que intentan aclarar qué fue lo que sucedió en Culiacán.

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El primer dato que llamó la atención fue que ese operativo de captura se había comenzado a gestar 36 días antes, cuando una comitiva de cerca de veinte funcionarios estadounidenses de la Administración de Control de Drogas (DEA) llegaron a analizar qué tanto ha avanzado el crimen organizado en México. Fueron transportados en un helicóptero mexicano Blackhawk, de la Secretaría de Marina, a una zona cercana al área urbana de Culiacán, donde vieron un enorme laboratorio de drogas recientemente decomisado al cartel de Sinaloa.

Fuente: Cortesía. ¿EE. UU. participó en el fallido operativo en Culiacán, Sinaloa?

La sorpresa de ver semejante estructura, capaz de producir tres toneladas de metanfetaminas a la semana, fue inmediata. En conversaciones con este diario, Javier Oliva Posada, especialista en temas de seguridad y coordinador del Diplomado en Defensa y Seguridad Nacionales de la UNAM, afirmó que al regresar a Estados Unidos, los funcionarios entregaron a la Casa Blanca un informe con alerta roja, asegurando que el problema del narcotráfico no había disminuido, sino todo lo contrario.

“Es cuando la DEA ingresa a su lista de delincuentes más buscados a Ovidio Guzmán López y solicita que, de acuerdo con los convenios que hay entre México y Estados Unidos, se actúe. Es lo que impulsa el operativo para detenerlo”, señaló el experto.

Sin embargo, de acuerdo con datos entrados esta semana por Alfonso Durazo, secretario de Seguridad de México, Ovidio es apenas un eslabón en el entramado criminal. Según su reporte del fallido operativo de captura en Sinaloa, “sus hermanos mayores, Iván Archivaldo y Jesús Alfredo, son los operadores de la seguridad de los herederos del Chapo. Estos dos hombres están respaldados por una fuerza militar descomunal, que hizo su debut durante el intento de captura del menor del clan: “145 soldados no lograron reducir el poderoso fuego del cartel, que terminó provocando su retirada”.

Estructura de la organización

Sin embargo, hay quienes dicen que si bien los hermanos Guzmán están al frente de importantes funciones dentro de la organización criminal, hay otras fichas que estarían por encima de todo y de todos. Se dice que quien realmente ordenó el rescate de Ovidio fue Ismael Zambada, quien está por cumplir 72 años. “Eso me parece que tiene más lógica que suponer que fue otro de los hijos del Chapo, Archivaldo”, señaló Oliva Posada.

Resulta que Zambada es, junto con Joaquín Guzmán y José Esparragoza, uno de los fundadores del cartel de Sinaloa, el cual surgió en la década de los 80. Se presume que el último de los tres murió hace algunos años —dato que hasta ahora no se ha confirmado—, por lo que, tras la condena al Chapo, el liderazgo quedaría en manos de Zambada, quien es prófugo de la justicia. Sin embargo, la organización no tiene una estructura vertical sino horizontal, por lo que los herederos de ambos exlíderes jugarían un papel importante y tendrían voz y voto.

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Oliva Posada centra el origen de la organización en La Federación, una alianza entre dos grupos, el de Sinaloa y el de Juárez, cuyo jefe histórico era Miguel Ángel Félix Gallardo. “Cuando el gobierno lo captura, él decide repartir el país entre las organizaciones criminales. La parte de Sinaloa originalmente va a quedar para Joaquín Guzmán y su compadre Héctor Luis Palma, mejor conocido como el Güero Palma. A él lo detienen cuando iba en una avioneta, cae la avioneta, queda malherido, lo detienen elementos del Ejército mexicano y ha estado en la cárcel hasta el día de hoy”, señaló el experto.

A diferencia de otras organizaciones similares, la de Sinaloa se destaca por ser mucho menos violenta. “Esta organización sigue concentrada en la producción de las drogas, por lo que no ha incursionado en el secuestro, la extorsión ni el robo. Esto, de alguna manera, explica las bases sociales que tienen, pues no expolian a la población, como sucede con los zetas o el cartel del golfo. Claro, se parten la cara con sus enemigos, pero sí es bien importante porque se sabe que no se dedican a otra cosa que el tráfico de drogas”, afirmó Oliva Posada.

Entonces, ¿quién está a cargo de la organización? El general Fermín Hernández Montealegre, secretario de Seguridad Pública de Sinaloa, señaló hace unos meses a la Agencia Reforma que el control, luego de la captura de Joaquín Guzmán, fue asumido por Jesús Alfredo e Iván Archivaldo Guzmán Salazar, sus hijos; y Zambada, identificado como líder regional de la organización delictiva. Finalmente, a esta ecuación se sumaría Ovidio.

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“La longevidad del grupo de Joaquín Guzmán se debe a este liderazgo horizontal. La parte más visible u operativa ha radicado en el Chapo. Esparragoza y Zambada han tenido la parte de las relaciones con las otras organizaciones y con el propio gobierno. Esto es particularmente importante saberlo, porque no son muy protagónicos. Y como sucede en las organizaciones criminales, al menos en México, hay una especie de secuencia hereditaria masculina entre los líderes y sus hijos”, afirmó Oliva Posada.

El Chapo tuvo cuatro esposas y tiene al menos diez hijos, uno de los cuales ya fue asesinado por el grupo de los Beltrán Leyva, que durante un tiempo pertenecieron al grupo de Sinaloa y se desprendieron por considerar que hubo una traición por parte de Guzmán.

Los rumores alrededor de su familia han sido muchos y uno de ellos es que, a pesar de su presunta posición en la cúpula de la organización, no han podido consolidarse dentro de ella. “Los hijos del Chapo son unos juniors que nunca trabajaron en su vida y no saben hacer ese negocio”, afirmó a AFP Raúl Benítez Manaut, del Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la UNAM.

Ahora, la última afirmación no significa que no tengan intenciones de acumular poder. De hecho, según Oliva Posada, “hace algunos meses los dos hijos más importantes dentro de la organización criminal fueron secuestrados en Mazatlán. Hay dos versiones: una, que los responsables hayan sido miembros del cartel de Nueva Generación, otro de sus enemigos; la segunda, que lo secuestró Ismael Zambada para decirles que no se separaran del grupo, que son más fuertes juntos. Fue como un secuestro didáctico”.

El resultado de toda esta ecuación ha sido uno de los grupos narcocriminales más fuertes del mundo, que opera en 17 de los 32 estados mexicanos y en cerca de cincuenta países. Eso sin contar la capacidad casi ilimitada de soborno dentro del gobierno de México.

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De hecho, Jesús Zambada, hermano de Ismael, contó durante el juicio del Chapo que pagaba personalmente sobornos al comandante de la Procuraduría General de la República (PGR) en la capital mexicana; a la Policía Federal de Caminos, que maneja también puentes y aeropuertos; a la Policía Judicial federal, estatal y municipal, y a Interpol.

Las siete horas de infierno en Culiacán, que fueron relatadas en un ejercicio de transparencia por los ministros de AMLO el pasado miércoles, ponen en duda el liderazgo de Ovidio Guzmán. En una parte del video que el Ministerio de Defensa mexicano entregó a los medios, el hijo menor del Chapo aparece hablando con alguien al teléfono: “Ya paren todo, paren todo; ya me entregué, No quiero desmadres”, le dice. Sin embargo, al otro lado de la línea se encontraba Archivaldo, quien se negó a parar la lluvia de balas. “Esto no va a terminar”, respondió el otro heredero del emporio narcotraficante que domina Sinaloa.

Por Nicolás Marín Navas

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