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Nuevas manifestaciones en Birmania, el ejército dispara con fuego real

En Birmania, al menos 54 manifestantes, incluidos cinco menores, han muerto y cientos han resultado heridos debido a los disparos de la policía y los soldados en las protestas contra el golpe de Estado del pasado 1 de febrero que se repiten a diario a lo largo del país.

Afp y Efe
07 de marzo de 2021 - 02:38 p. m.
Miles de birmanos volvieron a salir a protestar contra la junta militar en otras ciudades como Mandalay y Rangún
Miles de birmanos volvieron a salir a protestar contra la junta militar en otras ciudades como Mandalay y Rangún
Foto: AFP - MLADEN ANTONOV

El Ejército birmano disparó este domingo munición real contra varios manifestantes en Bagan, la histórica ciudad en la zona central del país. “Un adolescente de 18 años recibió una bala en la mandíbula”, dijo a la AFP el socorrista Ko Ko. Un medio local dio cuenta de “al menos cinco personas heridas”.

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Miles de birmanos volvieron a salir a protestar contra la junta militar en otras ciudades como Mandalay y Rangún, donde las fuerzas de seguridad lanzaron gases lacrimógenos, con los uniformados cada vez más aislados de la comunidad internacional.

En Rangún, la policía disparó de nuevo para dispersar las concentraciones, en las que los manifestantes gritaban: “¡Saquemos al dictador!”, en referencia al jefe de la junta Min Aung Hlaing. Durante la noche, se llevaron a cabo redadas en la capital económica birmana contra la Liga Nacional para la Democracia (LND), el partido de Suu Kyi, derrocada el 1 de febrero y detenida en un lugar secreto. “No sabemos cuántas personas fueron detenidas”, dijo Soe Win, uno de los responsables del partido.

Un responsable local de la LND, Khin Maung Latt, de 58 años, murió. “Lo golpearon y luego lo sacaron de su casa. Al parecer, no sobrevivió al duro interrogatorio al que fue sometido”, dijo Tun Kyi, antiguo preso político.

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Al menos 54 manifestantes, incluidos cinco menores, han muerto y cientos han resultado heridos debido a los disparos de la policía y los soldados en las protestas contra el golpe de Estado del pasado 1 de febrero que se repiten a diario a lo largo del país. Además, más 1.500 personas, incluidos políticos, activistas, periodistas y monjes, han sido detenidos desde el levantamiento militar y más de 1.200 continúan arrestados, incluida Suu Kyi, de 75 años y quien se encuentra incomunicada.

“Si llamamos a la desobediencia civil y a la huelga sin salir a la calle, no es suficiente. Tenemos que mantener nuestro combate al nivel más alto (...) Estamos dispuestos a morir”, declaró a la AFP Maung Saungkha, uno de los líderes de la protesta. Los medios de comunicación públicos han advertido que los funcionarios en huelga “serán despedidos a partir del 8 de marzo”.

Campaña de desinformación

La junta militar continúa con una campaña de desinformación en los medios oficialistas, donde insiste en que hubo fraude electoral en los comicios del pasado noviembre, aunque fueron validados por observadores internacionales, y en la correcta actuación de las fuerzas de seguridad.

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Según el medio oficialista “Global New Light of Myanmar”, las autoridades desenterraron ayer el cadáver de Kyal Sin, una manifestante fallecida el pasado miércoles, y concluyeron tras realizar una autopsia que había muerto de un disparo realizado por un arma que no era de la policía o el Ejército. Esto contradice los testimonios de numerosos manifestantes testigos del incidente, que tuvo lugar durante unas protestas en la ciudad de Mandalay.

Kyal Sin, de 19 años y apodada Angel, se ha convertido en uno de los símbolos de la resistencia contra los militares, que gobernaron el país con puño de hierro entre 1962 y 2011 antes de iniciar una transición a una “democracia disciplinada”.

La junta militar lleva semanas cortando cada noche el acceso a Internet como parte de las medidas de represión contra la población, que ha puesto en marcha un movimiento de desobediencia civil contra los uniformados. Días después del levantamiento militar, durante el cual se detuvo a parte del Gobierno electo de Suu Kyi, la junta militar cortó el acceso a redes sociales como Facebook y Twitter para evitar que los ciudadanos se organizaran y compartieran vídeos, pero muchos se salta el bloqueo mediante programas VPN.

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Los manifestantes exigen al Ejército que permita la vuelta a la democracia y reconozca los resultados de las elecciones del pasado noviembre, en las que arrasó la Liga Nacional para la Democracia, que ya ganó con amplia mayoría en 2015.

¿Nuevas sanciones?

Los generales hacen oídos sordos a las protestas de la comunidad internacional, dividida sobre cómo conviene responder. Estados Unidos y la Unión Europea han anunciado medidas coercitivas, pero algunos observadores piden un embargo internacional sobre el suministro de armas, una decisión que requiere el acuerdo de todos los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU.

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Pero China y Rusia, tradicionales aliados del ejército birmano y exportadores de armas al país, rechazan hablar de “golpe de Estado”. De hecho la agencia de prensa china se refirió a él a principios de febrero como una simple “remodelación ministerial”. En Bangkok, miles de trabajadores birmanos en Tailandia se manifestaron el domingo ante la representación de la ONU, llamando a la comunidad internacional a actuar con más firmeza.

Por Afp y Efe

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