¿Qué pasa en Colombia con las venezolanas embarazadas?

Los problemas que enfrenta una migrante en estado de embarazo que llega al país no se limitan a la salud. Cuando sus hijos nacen no tienen patria, registrarlos es una odisea.

Nicolás Marín Navas
21 de julio de 2018 - 09:00 p. m.
De las 8.200 venezolanas embarazadas en Colombia, 8.045 no tienen seguridad social.  / AFP
De las 8.200 venezolanas embarazadas en Colombia, 8.045 no tienen seguridad social. / AFP
Foto: AFP - LUIS ACOSTA

Gladys entró hace seis meses a Colombia desde Venezuela estando embarazada. Llegar sin papeles no le importó porque en lo único que pensaba en ese momento era huir del hambre en su país y del futuro incierto que esperaba a su hijo. Una hermana que vive en Bogotá los recibió a ella y a su pareja. Su hijo nació hace tres meses, pero lo único que ha encontrado son problemas para que su bebé tenga una vida normal.

Como ella, 8.200 venezolanas embarazadas han entrado al país de manera irregular, según un informe de Migración Colombia, que cifra en 381.735 el número de inmigrantes procedentes del país vecino que entraron durante el primer semestre de 2018 y que no han regularizado su situación en Colombia.

La situación es delicada porque a partir del momento en que entran al país en estado de irregularidad empiezan a tener una serie de obstáculos. En Colombia, el Estado no cuenta con los recursos para cubrir la demanda y en Venezuela les ponen numerosas trabas que impiden la celeridad en los procesos que requieren los emigrantes.

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Los controles prenatales son uno de los obstáculos. De las 8.200 mujeres que se han registrado, 6.300 no han asistido a una sola cita médica. Como no es una urgencia, no pueden ser atendidas por una institución médica, o al menos de eso se quejan miembros del programa Manos por Venezuela, de la organización FundaZión, que se encarga de ayudar a estas mujeres cuando llegan al país y en ocasiones las auxilian con la manutención de sus hijos.

Para Sandra Perdomo, de Manos por Venezuela, la situación está desbordada y tenderá a aumentar por el deterioro en el que se encuentra Venezuela. En diálogo con este diario, la funcionaria aseguró que antes se estaban haciendo los controles con normalidad, pero con el tiempo dejaron de practicarse. “Inicialmente yo sí tuve mamás que tuvieron todo el proceso prenatal. En el hospital de Engativá lo hacían, ahora ni ellos ni ningún hospital”, dijo Perdomo.

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Felipe Muñoz, gerente general del Plan Frontera en Venezuela, una iniciativa migratoria coordinada desde la Cancillería colombiana, aseguró que el Estado ha atendido más de 60.000 casos de venezolanos en urgencias en la red pública. Los datos concuerdan con los de Migración Colombia, que habla de unos 73.000 atendidos.

“Desafortunadamente, las condiciones críticas en las que están llegando muchas de las madres gestantes, tanto por el tiempo avanzado que tienen en la gestación, como por las condiciones médicas y la ausencia de medicamentos, hace que un porcentaje importante de estos casos tengan que ser tratados como una urgencia”, explicó.

¿Niños apátridas?

Otro de los problemas con que las madres tanto irregulares como regulares se encuentran al llegar es la nacionalidad, pues los niños quedan en un limbo en el que no son colombianos ni venezolanos. Sandra Perdomo, de Manos por Venezuela, afirma que todavía hay pocas respuestas por parte de las autoridades de ambos países.

“Cuando el niño nace se presenta la situación de apatridia. Uno diría que el niño sería venezolano. Pero el punto es que los padres no van a volver a Venezuela para registrarlos, y aparte los temas de documentación allá están siendo muy complicados. El Consulado venezolano no ha sido muy diligente en dar respuesta a todos los requerimientos que yo creo que deben tener”, explica Perdomo.

Pero para Felipe Muñoz la situación es bastante clara. “Si un niño nace en Colombia de padres venezolanos, o extranjeros, no tiene derecho a nacionalidad, a menos que uno de los dos se encuentre radicado de manera permanente en Colombia”, explica el gerente general del Plan Frontera en Venezuela. La ciudadanía “se consigue a través de que esté nacionalizado o tenga una de las cédulas de extranjería o de las visas que así lo garantizan”, aclara.

Sin embargo, el funcionario ha llamado la atención por las recurrentes quejas de parte de venezolanos que no han podido acceder a estos documentos.

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“Hace unos días estábamos recibiendo quejas de ciudadanos venezolanos porque el Consulado no les entregaba a sus hijos nacidos en Colombia los documentos de nacionalidad. Desde Cancillería se tuvo que hacer una solicitud formal al embajador de Venezuela en Colombia para que les entregaran los papeles para que esos niños no quedaran apátridas”, aseguró Muñoz.

Silvia Ruiz, investigadora de Dejusticia, viajó a Cúcuta y constató el problema. De hecho, afirmó que miembros de la Defensoría aseguraron que, en el punto de la Registraduría en el hospital Erasmo Meoz, donde atienden a los venezolanos, hay xenofobia y en algunos casos se niegan a expedir el registro de nacimiento sin nacionalidad. “Si no tienen el registro afectaría el acceso de derechos como la educación y la salud. El mayor riesgo de ser apátrida es que ningún Estado les garantiza derechos. Es de especial importancia cuando son menores de edad”, dice.

Este es el caso de Luisa, una madre que entró a Colombia embarazada hace un año y que tuvo su bebé en el país. Llegó a Bogotá junto con su esposo, de nacionalidad española, porque en Venezuela tenía que decidir entre ir al doctor o comer. Y aunque ambos están legalmente en el país, pues cuentan con permiso de permanencia, su niña actualmente no es ciudadana de ningún lado.

“Mientras estuve en el hospital nos dijeron que la bebé iba a recibir su nacionalidad e incluso nos dijeron que podíamos optar por una residencia por ser padres de ella. Ya cuando nació la fuimos a presentar a la Registraduría de Niza, en Bogotá, donde nos dijeron que ella no tenía nacionalidad debido a que ni mi esposo ni yo teníamos una visa especial. Nosotros tenemos el permiso de permanencia, pero nos dijeron que no servía si no teníamos visa”, señaló.

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Según datos de Migración Colombia, en seis meses se han tramitado 181.472 permisos de permanencia, un documento que les permite a los venezolanos trabajar por dos años en el país, afiliarse a la seguridad social y tener una cuenta bancaria. “Es decir, estar de manera regular en el país”.

Preocupada por la nacionalidad de su hija, comenzó, junto con su esposo, a preguntar tanto en Cancillería como en el Consulado venezolano. Los funcionarios de su país le explicaron que el proceso es largo, y, aunque saliera exitoso, el trámite para lograr tener el pasaporte con la nacionalidad tardaría cerca de dos años. “Si queremos regresar o ir a otro país no podemos sacar a la bebé. Nos dieron un registro, con un número, con el que nos la reciben en el sistema de salud, pero cuando son trámites legales nos dicen que ella no es colombiana”, cuenta Luisa.

Los esfuerzos de Colombia han sido máximos, según Felipe Muñoz, pero la situación se sale de las manos por la complejidad del flujo migratorio, que ha puesto en serias dificultades al Estado. A pesar de eso, el funcionario destacó que hay grandes avances. “Hoy tenemos más de 30.000 niños en el sistema educativo, más de 40.000 niños atendidos por el ICBF, incluso niños en protección que han sido abandonados. Por otra parte está la necesidad de fortalecer a través del instituto de salud y las secretarías departamentales todo el proceso de cerco epidemiológico”.

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La diáspora venezolana no ha pasado por alto para los organismos internacionales. Estados Unidos entregó cerca de US$5 millones para ayudar al Estado colombiano, que, si bien contribuyen, no logran cubrir la demanda. Martha Youth, directora de la Oficina de Población, Refugiados y Migración del Departamento de Estado de EE. UU., aseguró a este diario que muchas de las mujeres emigran a pesar de las dificultades que trae tener hijos pequeños o estar en gestación.

“He hablado con madres y les pregunté por qué decidieron caminar desde Venezuela hasta otros países. La respuesta fue que no había otra opción”, explicó Youth. Felipe Muñoz señala que desde su oficina se está trabajando, precisamente, para que el próximo gobierno tenga las herramientas suficientes para lidiar con el problema: “Estamos dejando una información más clara, un diagnóstico sectorial y una serie de estudios académicos que permitan que el próximo gobierno siga tomando decisiones sobre un fenómeno que por ahora no tiene visos de parar”.

Por Nicolás Marín Navas

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