Los presuntos nexos de “Popeye” con la Oficina de Envigado

El Espectador conoció documentos y audios que demostrarían que el exsicario de Pablo Escobar hizo sus primeros contactos con jefes de la Oficina de Envigado incluso antes de salir de la cárcel.

Redacción Investigación
17 de diciembre de 2017 - 01:58 p. m.
Alias “Popeye” purgó una condena de 23 años y 3 meses de prisión por concierto para delinquir, homicidio, secuestro, entre otros delitos. / AFP
Alias “Popeye” purgó una condena de 23 años y 3 meses de prisión por concierto para delinquir, homicidio, secuestro, entre otros delitos. / AFP
Foto: AFP - Carlos Ortega

Como en los tiempos de Pablo Escobar, en los que el narcotraficante se enfrentó al Estado, hoy uno de sus sicarios, Jhon Jairo Velásquez Vásquez, alias Popeye, libra una batalla judicial en la que está en juego su libertad. Cuando muchos pensaban que, tras pagar 23 años y tres meses de prisión por concierto para delinquir, secuestro simple, homicidio, tráfico de estupefacientes, entre otros delitos, abandonaría el mundo del crimen en el que se movió por más de una década, hay hechos, testimonios y documentos que parecen demostrar que faltó a su promesa de no volver a delinquir.

En agosto de 2014, el Juzgado Primero de ejecución de penas de Tunja otorgó a Popeye el derecho a libertad condicional, tras un largo camino en el que su defensa logró una reducción en la pena. El beneficio implicaba un compromiso de no reincidencia. Ahora, desde la Fiscalía y el Ejecutivo se oyen voces que dicen que Popeye debe volver a la cárcel. El confeso narcoterrorista insiste en que él es un “exbandido en busca de una nueva oportunidad en la sociedad”. El origen de la discordia fue su presencia en el sitio donde fue capturado el jefe de la Oficina de Envigado, Juan Carlos Mesa, alias Tom, el pasado 9 de diciembre.

“No es delito ir a una fiesta, por eso me liberaron”, trinó Popeye 24 horas después de la captura de alias Tom. Sin embargo, el tema no es tan frívolo ni tan sencillo de resolver. “No se trata de discutir si Popeye puede ir o no a una fiesta. El tema es con qué tipo de personas se está reuniendo este señor, eso es lo grave”, manifestó uno de los investigadores que le siguen la pista. Por eso, la pregunta que continúa en el aire es: ¿Siguió delinquiendo? Según Claudia Carrasquilla, directora de la Unidad contra el Crimen Organizado en Medellín, la respuesta contundente es sí. (Vea también: Los nexos de Tom y Popeye: ¿volverá a la cárcel el exjefe de sicarios de Escobar?)

“Hemos podido evidenciar que él ha seguido reuniéndose con los diferentes actores armados en esta ciudad para tener a su mando lo relacionado con narcotráfico y microtráfico en el departamento”, dijo la fiscal Carrasquilla dos días después del operativo en el que también fueron capturados Luis Fernando Castaño Alzate, alias Botija, e Iván Suárez Muñoz, alias Barbas, reconocidos personajes de la mafia. Si la Fiscalía demuestra que Popeye sigue vinculado al narcotráfico, su libertad será revocada. Y hay algo más en juego. Fuentes judiciales dijeron a El Espectador que si se confirman sus nexos con la Oficina de Envigado, podría ser pedido en extradición por Estados Unidos.

Consultado por este medio, Popeye señaló: “Solo fui a una fiesta a la que me invitó un amigo que estuvo preso conmigo en la cárcel de Cómbita (Boyacá). A él lo extraditaron hace nueve años y no nos habíamos visto desde entonces. El encuentro fue casual. Yo estaba en la zona, él me invitó y llegué a la fiesta solo. Me quedé amaneciendo y pasó lo qué pasó. Al señor Tom me lo presentaron como Fabio o Mario, no recuerdo. Cuando terminó el operativo, supe quién era. Estaba irreconocible, yo lo había visto en los periódicos. La policía dudó mucho si era él. Hasta que le tomaron las huellas”. En contexto: Popeye: No es delito ir a una fiesta, por eso me liberaron

Aunque el escenario de Popeye preso en una cárcel gringa es sólo una posibilidad, lo que parece un hecho es que el presidente Juan Manuel Santos, antes de acabar su gobierno, enviará a Estados Unidos un número significativo de narcotraficantes colombianos. De hecho, el pasado jueves, luego de anunciar que había autorizado la extradición de Daniel Rendón Herrera, alias Don Mario, Santos reveló las cifras y dejó la puerta abierta para que más narcos lleguen a Estados Unidos a pagar condena por este delito. No se descarta que al grupo pueda sumarse Popeye, si así lo requiere la justicia norteamericana.

“Popeye”, ¿usted siguió delinquiendo?, le preguntó directamente El Espectador a Velásquez Vásquez. “Yo no delinco, estoy retirado del crimen. Estuve 10 años en la mafia y 23 años 3 meses preso. Mi entorno es de personas del bajo mundo. Yo respondo por mi conducta, pero no por la conducta de los demás (…) soy un hombre nuevo lejos del crimen”, fue su respuesta. No obstante, El Espectador conoció documentos y audios en poder de la Fiscalía General de la Nación, que dejarían claro que Popeye sí tenía enlaces con la Oficina de Envigado, incluso antes de salir de prisión.

Además: Popeye, el youtuber de memoria selectiva

En cartas de su puño y letra, que datan de octubre de 2013, se revela que Popeye, con visible cordialidad, manifiesta a sus destinatarios, entre ellos, Érick Vargas Cárdenas, alias Sebastián, exjefe de la Oficina de Envigado, que está listo para “servir con lealtad”. Y agrega en su misiva: “En este grupo de amigos noté que ustedes son es amigos (sic) y no están buscando el beneficio propio. El cariño, respeto y lealtad por el señor es muy fuerte por parte de ustedes; así éramos nosotros con Pablo Escobar Gaviria (…) estoy muy feliz sabiendo que en las calles tengo su apoyo”.

En otra carta, escrita un año y dos meses antes de que Popeye saliera de la cárcel de Cómbita, el exlugarteniente de Pablo Escobar envía un mensaje de aliento a alias Sebastián, quien para esa fecha sabía que le quedaban pocos días en Colombia. El presidente Santos ya había firmado su extradición. “Esta notica es para saludarlo y desearle toda la suerte del mundo en su viaje. Mi señor, yo sé que le va a ir muy bien. Un hombre como usted puede con cualquier obstáculo que le ponga la vida. Si pudo aguantar en EE.UU. Lagrimón (así llamaban en la cárcel a Miguel Rodríguez Orejuela) ahora un guerrero como usted”.

'Tom', el capo del narcotráfico que conducía un carro viejo

“Señor, la justicia norteamericana es justa (sic) y usted va a salir muy bien. Sus abogados son claves para que usted no se preocupe por su numerosa familia; ellos son unos ángeles”, agrega Popeye. En la carta expresa admiración extensa por alias Sebastián, quien fue considerado en su momento como el heredero de Diego Fernando Murillo, alias Don Berna, y por quien el Gobierno colombiano llegó a ofrecer una recompensa de $1.200 millones. “Yo miro a usted señor cuando lo sacaron de acá (de la cárcel de Cómbita), lo pusieron de frente con dos de sus enemigos y les tocó bajar la cabeza, usted es un hombre en la calle o en la prisión”.

En otro apartado de la misiva, Popeye le hace a Sebastián un resumen de su proceso. “Usted tiene todo para salir adelante, ya hizo el curso en prisión, usted ya no es un novato, en la cárcel usted ya tiene experiencia. El tiempo pasa superrápido, se lo digo yo. Lo mío va muy bien, sus abogados me han aconsejado y me tranquilizan. El señor Colmenares está a millón con mi llegada, sus abogados están listos para mi ida a nuestra tierra. Estoy muy contento y tranquilo, siento la total pertenencia a un grupo de amigos, como se lo dije acá, mi señor, la ambición no es para mí. Lo que buscaba ya lo tengo, amigos”.

Pese a la contundencia de los mensajes contenidos en las cartas, Popeye expresó a El Espectador: “En Cómbita estuve aislado y no tuve ningún contacto con gente al margen de la ley. Afuera del penal todas mis llamadas eran monitoreadas”. Sin embargo, la carta a alias Sebastián no es el único documento que podría salpicar al confeso narcoterrorista con la Oficina de Envigado. El Espectador también conoció audios en los que una excompañera sentimental de Velásquez Vásquez habla de reuniones de este con “gente muy peligrosa en Medellín”.

“Cuando ellos tenían reuniones, yo estaba ahí presente, pero me tenía que ir a otra habitación, hablaban en código. O cuando íbamos a esa oficina, era como las tinieblas porque había mucho humo de marihuana, estaba sorprendida con la cantidad de armas que había”. La mujer hace referencia a los hombres con los que Popeye se reunía con frecuencia. “Esos encuentros no eran para nada religiosos, porque tenían una cantidad de cámaras de seguridad, gente vigilando las 24 horas, armados. Pero eran armas militares, no era un revolver pequeñito, eran armas de guerra”.

Para la época de la relación amorosa entre Popeye y esta mujer, cuyo nombre no se revela por cuestiones de seguridad, el exsicario de Pablo Escobar incursionaba en su faceta como “activista político y defensor de derechos humanos”. “Eso que dice que es youtuber, para mí, es como una pantalla de las cosas malas que sigue haciendo”, añadió la fuente consultada. Lo cierto es que por lo pronto las autoridades judiciales evalúan el comportamiento de Velásquez Vásquez en libertad, pues su coincidencia en el sitio de captura de alias Tom”, al menos refleja que no anda en buenos pasos.

La confesión de Popeye sobre asesinato de Guillermo Cano

El 2 de mayo de 1994, Jhon Jairo Velasquez, alias Popeye, narró en indagatoria la forma como el Cartel de Medellín, por orden de Pablo Escobar Gaviria, ejecutó el plan que terminó con la vida de Guillermo Cano, el histórico director que, desde las páginas de este diario, denunció el poder nocivo que estaba adquiriendo el tráfico ilegal de drogas en Colombia. Sus ideas, reflejadas en contundentes denuncias, se convirtieron en el miedo más grande del capo. “La vuelta es muy sencilla, para matar a don Guillermo Cano no se necesitaba nada; salía todos los días a la misma hora del diario El Espectador, andaba en un carro Subaru que no era blindado, andaba sin escoltas y siempre manejaba(…)”. “El doctor Guillermo Cano fue la primera cuota de sangre que puso el diario El Espectador en su lucha contra la delincuencia organizada y la mafia del país; el asesinato lo ejecutó el Negro Pabón, muerto en un hotel de Panamá”, aseguró el exsicario.

Popeye purgó una condena de 23 años de cárcel por fuga de presos, concierto para delinquir, secuestro simple, homicidio, lesiones personales, porte ilegal de armas de uso privativo de las Fuerzas Militares, homicidio agravado, hurto calificado agravado y tráfico de estupefacientes.

Libertad en entredicho

No es la primera vez que la libertad de Popeye está en entre dicho. En julio de 2006, la Policía Metropolitana de Medellín adelantó una investigación para determinar si Jhon Jairo Velasquez Vásquez había o no disparado un arma de fuego. Si aquello se lograba comprobar, Popeye perdería su libertad, pues en los compromisos que el exsicario de Pablo Escobar adquirió con la justicia le quedó rotundamente prohibido el uso de armas.

Popeye se defendió asegurando que el arma que se le vio disparando en el video que generó la polémica, era una pistola “que se usa en cine”, pues, según dijo, en ese momento incursionaba en el mundo de la actuación como actor principal de la película X Sicario.“Esa vez el presidente y todo el mundo pidió cárcel para mí. Lo mismo que ahora. Pero la justicia no actúa así. Hay debido proceso”, dijo.

Por Redacción Investigación

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