Carlos Pizarro y el M-19: el Heavy Metal Latinoamericano (fragmentos)

Apartes de uno de los libros más reconocidos sobre el exlíder del M-19 , elaborado por el periodista, fotógrafo y publicista Ángel Beccassino y publicado por primera vez en 1989. Este año, el libro será relanzado por la prestigiosa editorial Penguin Random House.

Ángel Beccassino
26 de abril de 2020 - 03:00 p. m.
El libro de Beccassino sobre Pizarro salió publicado en 1989, un año antes de que lo asesinaran.  / Ángel Beccassino
El libro de Beccassino sobre Pizarro salió publicado en 1989, un año antes de que lo asesinaran. / Ángel Beccassino

 

1. A dos décadas del milenio pasado

Nos quieren tristes porque los pueblos deprimidos no vencen. Por eso venimos a combatir por el país alegremente. Nada grande se puede hacer con la tristeza.”  Arturo Jauretche.

 

Tres décadas han pasado desde el asesinato de Carlos Pizarro, y algún tiempo más desde la mayoría de las conversaciones que registra este libro. Sorprende la vigencia de lo que se habló entonces, cuando han cambiado en el mundo las suficientes cosas como para que no sea un disparate pensar, como decía Vicente Huidobro, que “las horas han perdido su reloj”, una apreciación de gran vigencia en este hoy de la altísima velocidad con que se mueven los flujos de información e inquietudes, y la simultaneidad con que se habitan tiempos hasta hace poco muy distantes. (Las posibles omisiones del Estado colombiano por las que el caso Pizarro llegó a la CIDH)

(…)

Ángel Beccassino. -Si se te diera la posibilidad de cortar con esta vida que hacés, con todo esto, y vivir otra cosa fuerte que también sientas, ¿estarías dispuesto a hacerlo? No sé, por ejemplo, mandarte en un velero hacia los rugientes 40, olas de 14 metros, esas cosas… Si te propusiera apuntarte en la tripulación, borrarte de esto y entrar a ese otro mundo que es el mar, ¿estarías dispuesto a un cambio así?

Carlos Pizarro Leongómez. -(Largo silencio) En este momento no, porque dejaría muchas cosas por terminar, cosas que me pesarían demasiado en el velero. No lo podría hacer porque me iría con un peso excesivo sobre mí, todas las cosas no realizadas en esto, las responsabilidades no asumidas, los logros no alcanzados. Sería dañarme el paseo a mí mismo y dañárselo a ustedes. Pero creo que, si existiera en algún momento la posibilidad de hacer una tregua en mi vida y salir hacia otras búsquedas que me realizaran más plenamente como individuo, lo haría. Una tregua…, o un momento de cambio interno. Eso se relaciona con la idea de la muerte, en donde dejamos de actuar como hemos actuado, de pensar como hemos pensado, y empezamos a buscar lo que tú decías ayer, las otras facetas, los otros rostros de nosotros que no conocemos.

A. B.-Morir como lo que conocemos de nosotros, para que nazca el desconocido.

C. P. L.- Sí, pero cada tiempo tiene su afán, y yo tengo que cumplir con mi tiempo. Creo que mi vida siempre es puntos de referencia hacia adelante, y sobre esos puntos, sobre esos objetivos concentro toda mi energía y asumo un liderazgo hacia los que me rodean en la búsqueda de ese objetivo. Pero todo objetivo, por importante y definitivo que uno lo vea, es parcial en la vida de uno, es parcial en la vida de los pueblos… La vida continúa y a ti esa concentración de fuerza, esa concentración de energía tras ese objetivo te deja agotado. Entonces viene una etapa en donde buscas un nuevo punto de referencia y te preparas psicológica, físicamente para afrontar un nuevo desafío… A veces entras en una apatía total, a la espera de que ese desafío aparezca, que surja de dentro de ti mismo, o venga de afuera. Algo que nuevamente te estimule, te seduzca y te lance hacia adelante. Sin ese estímulo, sin esa pasión por realizar un determinado objetivo, es muy difícil crear. Por lo menos a mí me cuesta un enorme trabajo. No sé…, seguramente en algún momento querrá uno actuar menos, o querrá no actuar…, pensar menos, o no pensar, dialogar menos, hablar menos. Y entrará quizás en un período diferente. 

…………….

 

A. B.-Ustedes generan un mensaje con un destinatario: ¿cómo miden si ese destinatario ha captado el sentido que pretenden que capte? ¿O se trata de mensajes abiertos donde cada uno pueda captar lo que sea capaz de captar allí? (La correspondencia secreta de Carlos Pizarro)

C. P. L.-No… Indudablemente nosotros no somos locos hablando en una iglesia a solas, somos hombres que hablan a multitudes y estamos conscientes de que tenemos que recibir una respuesta de esas multitudes. Es decir, se tiene que establecer un diálogo. Si uno no ha provocado una respuesta no ha logrado entregar un mensaje. Uno tiene que sentir vibrar a los demás. Tengo que sentir que mi energía encuentra correspondencia.

Uno actúa en función de diálogos, no de monólogos. Yo creo que nosotros nos vamos convirtiendo en mejores comunicadores en la medida en que va transcurriendo nuestra vida. El hombre comienza con una preocupación muy grande por estructurar su universo interior, su concepción de la vida, y en eso se gasta mucho tiempo. Después empieza a extrovertirlo, a compartirlo, a sentir la necesidad de salir hacia los otros, y ahí viene el gran proceso, porque ahí juega no solamente lo que se dice, sino la manera en que se dice, la energía con que se dice… Y si uno es una sola cosa con su mensaje, si uno ha madurado con su mensaje, siempre recibe la respuesta que espera. Es decir, si lo que uno propone es lo que uno siente, si lo propone como lo siente, la respuesta llega, el diálogo se establece.

Ahora, la comunicación es un proceso entre dos, no es una imposición de ideas. No hay nada que la gente acepte impositivamente, y ahí está la habilidad del apostolado. Nosotros le podemos meter a la gente esquemas, ideas redondas, le podemos meter cosas terminadas, pero si eso no es libre y conscientemente asumido, la gente se le revienta a uno en cualquier momento.

A. B.-¿Ustedes se sienten apóstoles?

C. P. L.-Bueno…, esa pregunta: ¿es mesiánico el M-19? Claro que tiene que ser mesiánico el M-19, como es mesiánico Colón, como es mesiánico José Antonio Galán, como es mesiánico Gaitán. Es decir, hay siempre frente a los hombres una tierra de leche y miel, como decían los judíos, a la cual tú aspiras llegar. Es ese universo de los sueños que se van convirtiendo en sueños colectivos y van potenciando a los hombres para las grandes gestas. Porque las revoluciones se hacen es porque los hombres las quieren hacer. Se hacen cuando un sueño se vuelve colectivo, cuando un sueño individual empieza a expandirse hasta hacerse colectivo. Por eso hay un apostolado en esa dirección, porque tú tienes la misión de dibujar tus sueños y llevarlos a los demás… Yo necesito sacar mis sueños hacia afuera: si no los saco me muero. El escritor los saca a través de la novela, nosotros los sacamos con nuestras acciones cotidianas. Nosotros escribimos nuestro libro todos los días, con nuestros hechos militares, con nuestra forma de hacer política. Lo escribo hablando contigo.

A. B.-Vuelvo a lo anterior, al diálogo con la multitud a través de tus hechos. ¿Cómo medís la respuesta del individuo ese que hay dentro de la multitud? ¿Por la reacción en los medios, que son la respuesta de un sector, que en general es aquel que se siente enemigo tuyo…? ¿Por comentarios sueltos de la calle que te llegan…?

C. P. L.-Uno siente la respuesta en la piel. Uno sabe cuándo se ha comunicado, lo siente inmediatamente, en la primera relación que establezca, con el vecino, con el compañero. Es decir, el medio de comunicación masiva puede mentir sobre lo que tú haces, puede hacer una campaña de desinformación, de información negativa, te puede censurar, te puede hacer mil cosas, o aun te puede inflar tu propio éxito, pero el hombre común te comunica lo que pasó. Lo sientes en él. (El matrimonio entre dos hijos de la guerra: una exguerrillera y un militar retirado)

Yo soy un hombre que necesita la comunicación. Como M necesitamos la comunicación. Y el M tiene una manera de expresarse, que es hablando más que con palabras, con hechos. Los hechos son la gran tribuna que nosotros construimos para hablar a las multitudes. Cuando surgimos lo hacemos con un hecho así, la recuperación de la espada de Bolívar. Le hablamos a todo el mundo, y encontramos respuesta en una minoría. Luego, cada vez, encontramos un eco mayor, y así nuestro lenguaje hoy es utilizado por mucha gente que comprendió que era posible hablar a multitudes tocando la sensibilidad del hombre que hay dentro de la multitud.

A nosotros no nos gusta la masa que se moviliza como podría movilizarse un rebaño. Nosotros vamos al hombre dentro de esa multitud. El gran legado de Europa que defendemos es ese hombre como ser individual, que requiere su espacio de individuo dentro de la sociedad. Que no sea el hombre luchando por su libertad para la soledad, sino el hombre luchando para su realización plena, en un permanente diálogo con las comunidades. El hombre no se busca en el aislamiento, sino al interior de las sociedades. Creo que esa es la esencia de la cultura occidental.

A. B.-Tengo la impresión de que hay, en los hechos del M, un juego de seducción hacia ese individuo en la multitud.

C. P. L.-En un libro que escribió Laura Restrepo, que se llama Historia de una Traición, decía que yo concebía la política como un arte de seducir. Sí, yo creo que hay eso. Es decir, nosotros somos seductores. Uno siempre hace un esfuerzo de seducción cuando se dirige a aquello que desea. Las flores se visten de colores para seducir, los animales seducen con su fuerza, con su plumaje, con su comportamiento, con mil cosas. No solamente es el instinto lo que mueve a los animales, también funciona todo un arte de seducir… En el universo todo seduce, porque todo busca comunicación, porque todo busca en cierta manera ligarse con lo que está fuera de él. Las rocas seducen, los minerales seducen, todos estamos en ese proceso. En la política se seduce, y nosotros, que buscamos despertar sueños en la gente, obviamente tenemos que seducir. La gente no te pide que le des respuestas, te piden es que la seduzcas con tus propuestas.

…………

 

A. B.-Pongámonos en el caso de que ustedes coronen, ¿cómo te ves a vos mismo ejerciendo el poder?

C. P. L.-Lo que sé es que no habría mando único. Esto va a ser una revolución abierta en todos los sentidos, un gobierno colectivo. Que esto se abra, que se desencadene la potencialidad creativa del pueblo colombiano… Aprovechar la oportunidad para establecer un diálogo tan fecundo que se salga de la pobreza en que se está, en todo. Leyendo experiencias ajenas uno encuentra que fácilmente nuestros países pueden pasar del analfabetismo a las computadoras, simplemente jugando con ellas. No podemos dejar de lado esa oportunidad. A mí me parece que la imposición de la sociedad industrial en este momento es un absurdo, eso ya es del siglo pasado. La revolución tecnológica nos permite crear una cultura del no-desperdicio, una cultura no de hombres máquinas ni de robots, sino de gente que indague, que explore…

…………..

 

A. B.-Hablame de la guerra que el gobierno está librando contra el narcotráfico, o más propiamente contra ciertos narcotraficantes. (A 30 años de la firma del acuerdo de paz con el M-19)

C. P. L.-Nosotros creemos que la guerra es un recurso cuando ya se han agotado todas las posibilidades de diálogo. Pero no es un instrumento para utilizar así como lo está utilizando el Estado, porque tiene un costo demasiado alto para todos, en vidas, en inseguridad, en caos económico. La violencia quizás sea la última forma de resolución de las diferencias, pero no la primera. Lo que pasa es que aquí, si uno habla de diálogo con el narcotráfico, públicamente todos ponen el grito en el cielo, aunque en privado todos estén de acuerdo. Y esa doble moral siempre nos ha dejado enredados en la violencia. Se prefiere la violencia antes que el sentido común. Cuando el M-19 propone el diálogo con el narcotráfico, propone lo más realista en la situación de este país. Y el M-19 escandaliza al proponer eso. ¿Por qué? Porque en este país el sentido común escandaliza. Y la franqueza escandaliza.

Nosotros creemos que esa macro industria del narcotráfico, que pesa tanto sobre las sociedades europeas y norteamericana, que en nuestro país golpea por reflejo y distorsiona nuestra realidad económica, debe desmontarse. Entonces proponemos, como bases para la negociación, el desmonte total de la infraestructura para el procesamiento y transporte de la droga, la financiación, por parte de los narcotraficantes, de planes de desarrollo en las zonas de cultivo, que permitan una progresiva sustitución de esos cultivos, y el financiamiento de un plan de industrialización, tecnificación y comercialización agropecuaria, además del desmonte de las estructuras armadas y la no participación como gremio en actividades políticas. Y a cambio de esto, la garantía para ellos de que no habrá más extradiciones, y que se indultará a quienes cumplan los compromisos surgidos de esta negociación. Son puntos que hemos hablado con los propios narcotraficantes, con empresarios, con miembros de la Corte Suprema de Justicia, con muchos sectores del país, y hay consenso.

…………..

 

A. B.-Hoy consultabas el Tarot, y me han contado que hubo una época en el M-19 en que cada acción se consultaba con el I Ching.

C. P. L.-En todo comportamiento nuestro hay elementos de azar, a nuestro alrededor los hay… Los chinos recogen eso y lo expresan con mucha claridad en el I Ching. Un grano de azúcar nunca es igual a otro grano de azúcar, así se elaboren en el mismo momento, porque en el instante de su producción ese grano de azúcar estuvo sujeto a diferentes fuerzas, para su constitución, que las que funcionaron para el otro grano de azúcar, que aparentemente es idéntico. Nunca hay dos cosas iguales. El azar siempre ha conducido hacia que las cosas se individualicen de una manera concreta y particular. Eso es el azar, las claves del azar hacia las que nos acerca el I Ching. Esas claves buscábamos en el I Ching, y cuando llevábamos el I Ching a toda nuestra tropa, porque eran todos los combatientes y todos los mandos los que buscaban allí, estábamos era buscando que la gente nuestra se abriera a esa dimensión del azar que está en todos los actos de la vida. (“El legado del M-19 a Colombia es la paz”: Antonio Navarro Wolff)

Yo creo que el hombre siempre va a tener que consultar a los oráculos. Siempre los ha consultado en la historia humana, y siempre los va a tener que consultar, porque el azar siempre va a estar ahí. No conozco a ningún gran hombre que no haya sido seducido por los oráculos. Porque en la medida en que se tiene comprensión de la complejidad de lo desconocido que nos ronda, se requiere más y más de ese puente hacia lo desconocido. Por eso los oráculos siempre existen, como siempre va a existir Dios en todas las culturas, así esas culturas hablen de materialismo. Yo no creo en el materialismo puro de los comunistas, creo que son muy pocos los hombres que le jalan a eso. Y los grandes hombres menos. Independiente de que el materialismo sea una filosofía racionalmente impecable. Pero es que el hombre no necesita de filosofías racionalmente impecables: el hombre requiere de instrumentos para vivir.

A. B.-¿Hasta qué punto te condiciona la respuesta que te da el oráculo?

C. P. L.-La gente siempre busca en el oráculo respuestas positivas. Por eso se teme al oráculo, y por eso también hay gente engañando con eso. Porque la gente, de algún modo, está abierta al engaño, quiere el engaño. Pero yo no busco que me digan que me va a ir bien, ni tampoco que me va a ir mal. Yo busco caminos, que me señalen posibilidades, que me apuntalen ciertas decisiones tomadas, que me den pistas, aun pistas oscuras. Ahora, si el oráculo, en el caso de una situación táctica determinada, me aconseja no actuar y por diferentes razones yo considero que es inaplazable actuar, entonces asumo ese desafío del destino y voy adelante.

………………

 

A. B.-Carlos, si definiéramos tu estado en este momento, después de las decisiones tomadas, ¿estás despierto o estás dormido?

C. P. L.-(Largo silencio) Yo creo que estoy reflexionando. Creo que dentro de este proceso lo que tenemos que hacer es una profunda reflexión de todo lo que hacemos. En esta sociedad no se reflexiona, en esta sociedad se da la respuesta inmediata y no se sigue reflexionando. Yo creo que permanentemente debemos estar reflexionando, con la lucidez suficiente para decirle a los colombianos que no hagamos culto a las viejas verdades de este país, que afrontemos con el mayor sentido común las preguntas que nadie se hace en Colombia. Las preguntas sobre todo, sobre las autodefensas, los paramilitares, sobre la posibilidad de una sociedad donde la propiedad privada exista y donde el empresario contribuya al desarrollo de la sociedad… Con la lucidez para decirle a la guerrilla que no basta con hacer el culto a los mitos de los años sesenta, que lo que hay es que construir los mitos de los años 90. (Así hablaba desde La Picota el Comando del M-19 por el que se tomaron la embajada dominicana)

Eso es lo que estamos haciendo, una reflexión sobre lo que estamos viviendo, y cómo variar en el futuro. Estar despierto es estar abierto para ver qué es lo que debemos hacer, y hacerlo. No lo que nos dicen que deberíamos hacer, de acuerdo a modelos que además están en crisis: el Frente Nacional está en crisis, los partidos tradicionales están en crisis, la guerrilla está en crisis. El socialismo está en crisis en todo el mundo, el capitalismo trae dos siglos de crisis ya. Si todos estamos en crisis necesitamos encontrar las respuestas que nos saquen de la crisis. Yo le decía a los estudiantes de la Nacional que vinieron en estos días con toda la vieja carreta del 60, que lo que toca es ser herético, que cuál era el temor a la herejía. La herejía es decir que el Che Guevara no es ya el modelo para la juventud colombiana, y que tal vez el modelo de la juventud colombiana es hoy Pablo Escobar. Que eso tal vez no sea positivo para el país, pero es la verdad. 

Entonces, decir la verdad. Decir aun las verdades que cuestan. Reconocer dónde hemos cometido excesos, dónde estamos desprestigiados, reconocer que la juventud de los 18 a los 24 años, por encuestas que el M-19 ha hecho, nos dice que el M-19 no es tan atractivo para este sector de nuestro país como lo era antes. Tener la capacidad de plantearnos las preguntas que tenemos que plantearnos. ¿Por qué no estamos ahí? ¿Por qué no estamos hoy dando las respuestas exactas a las preguntas que la gente se está haciendo? Me parece que ahí es donde se juega el futuro, en esa capacidad de mirar de frente la realidad, de plantearse todas las preguntas y de ensayar nuevas respuestas.

Estamos viviendo una Colombia vibrando frente a todo, un país al borde de producir las tendencias que van a configurar la década del 90 y el nuevo siglo, un país con una gran vitalidad que se desboca en la violencia, pero que está en busca de su verdadero eje. Ahí está la necesidad de reflexión: tenemos que escudriñar hacia el país de hoy, y ver las manifestaciones de hoy para empezar a establecer las sumatorias de lo que necesita Colombia para enfrentar a los que se queden en el pasado. Es decir, ésta es la Colombia despierta que queríamos. Este caos que vivimos a mí me gusta, independiente de que a veces suenen bombas y que muera gente y tengamos una violencia que en ciertos momentos se aleja de toda comprensión. Pero es el caos desde el cual se puede crear.

Por Ángel Beccassino

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