Como un “maniático de la mentira” calificó el exsenador Luis Humberto Gómez Gallo a Robinson Javier Guilombo, el exparamilitar que señaló haber recibido una oferta de 250 millones de pesos a cambio de favorecerlo a él dentro del proceso que enfrenta por parapolítica.
Adujo que se demuestran muchas inconsistencias en los supuestos correos a través de los cuales le habría llegado el ofrecimiento, pese a que el testigo juró que la mayor (r) de la Policía María Helena Gómez Méndez le dijo que ella recibiría 100 millones y él los 250 millones de pesos restantes si se decidía a favorecer al acusado en el juicio.
Señaló, además, que cuando dijo haber estado al servicio del narcotraficante Eduardo Restrepo Victoria, alias ‘El Socio’, y del paramilitarismo del Bloque Tolima, en realidad, militaba en una facción de la guerrilla de las Farc.
Precisó que no pudo habérsele confiado el libro de contabilidad de ‘El Socio’ en el que se demostraba que él era acreedor del respaldo financiero del mafioso, pues supuestamente ello se dio en marzo de 2002, cuando realmente seguía militando en la insurgencia.
Gómez Gallo asegura que han sido cinco versiones distintas las que ha dado Guilombo acerca de la manera como accedió a esas agendas y que sus afirmaciones son tan fantasiosas, que ha llegado a mentirle a la Corte incluso acerca de su lugar de nacimiento.
Por otra parte, aseguró que no era cierto que los hombres del Bloque Tolima ejercieran algún tipo de control político en el departamento, lo que significa un elemento más en su favor, dentro de su propósito de desvirtuar los vínculos que se le endilgan con esa organización.
En el alegato de conclusión del juicio que enfrenta ante la Corte Suprema de Justicia, señaló que es “una mentira mayúscula” decir que no se podía hacer nada en esa Región del país sin la autorización de los paramilitares, pues allí contaban con un grupo pequeño y mal armado.
Aseguró que no tenían control territorial de la zona, pues su estrategia era la clásica de grupos organizados al margen de la Ley de aparecer intempestivamente, atacar y luego volver a replegarse; de ahí que no tuvieran capacidad de ejercer influencia política alguna.
Manifestó que las reuniones con los comandantes del Bloque Tolima, en la que César Mora Guzmán, alias ‘Tyson’, dice haberlo visto no habrían podido realizarse, pues el testigo precisaba que se habían dado en enero de 2001, en época de reyes, justo cuando él, el dirigente conservador, dice haber viajado a España. Los supuestos encuentros en el hotel Tocareña de Girardot, Cundinamarca, y en la finca La Chihuahua, insiste, no pudieron ser una realidad física.
Gómez Gallo dijo que no se explica cómo ‘Tyson’ pudo haber sido testigo de tales reuniones, pues, una vez desmovilizado, señaló en Justicia y Paz que su ingreso al grupo paramilitar se produjo en junio de 2001, es decir, seis meses después de sus supuestas reuniones con los líderes de la organización armada.
Indicó que el testigo se refirió a él como un hombre moreno, de un altura aproximada de 1,65 metros, cuando supera los 1,78 y que resulta bien controvertible la aludida reunión con el ‘comandante Elías’, cuando lo cierto era que, para la época de los hechos, era alias ‘Víctor’ quien encabezaba el Bloque Tolima de las Autodefensas.