Las mujeres que se atrevieron a denunciar a los coroneles Pinzón y Suárez, llamados al retiro

Por primera vez, el nuevo inspector general de la Policía responde a las denuncias por acoso sexual contra los coroneles Óscar Pinzón y Ricardo Suárez, cuyas carreras en la institución llegaron a su fin hace unos días con un decreto del Ministerio de Defensa.

Ricardo González Duque * ESPECIAL PARA EL ESPECTADOR Twitter: @RicardoGonDuq
19 de marzo de 2018 - 03:01 p. m.
Esta semana ocho oficiales fueron retirados de la Policía. Entre ellos, los coroneles Óscar Pinzón y Efraín Suárez. / Foto: AFP
Esta semana ocho oficiales fueron retirados de la Policía. Entre ellos, los coroneles Óscar Pinzón y Efraín Suárez. / Foto: AFP

Durante la conmemoración por el asesinato de la periodista Flor Alba Núñez, su amiga y colega Sirly Chimonja vivió uno de los momentos más incómodos con el coronel Óscar Pinzón, relevado hace unas semanas de su cargo como comandante de la Policía del Huila, por una denuncia de acoso sexual. “Yo estaba con una de mis compañeras y él se acercó a saludar. Empezó con algunos comentarios pesados y salidos de tono, al punto que me dijo que podría decirme de qué color era la ropa interior que llevaba puesta, porque ya me había detallado todita”, recuerda con rabia porque lo sintió como un irrespeto no solo a ella, sino al lugar en el que estaban.

El nombre del coronel Pinzón no se dio a conocer en el país precisamente por su hoja de vida, por sus trabajos anteriores como jefe de seguridad del exvicepresidente Angelino Garzón y del exfiscal Guillermo Mendoza Diago; sino por la denuncia por acoso sexual que presentó la patrullera Ana Milena Cruz, una de sus subalternas. Desde Palermo, Huila ella le envió una carta al general Jorge Nieto, director de la Policía, en la que sustentó con pruebas el acoso del que era víctima por parte de su jefe. 

(Vea: Coroneles denunciados por acoso sexual y laboral fueron retirados de la Policía)

La misiva de Ana Milena Cruz, que está analizando desde el mes pasado la Inspección General de la Policía, comienza diciendo que recurre al general Nieto luego de haber agotado las instancias del conducto regular para contar una serie de hechos que, dice ella “son de suma importancia, dada la situación en la que me encuentro como mujer, que debe cumplir la subordinación de un señor Oficial (…) que aprovecha su poder, para vulnerar lo más sagrado que puede tener una mujer, su tranquilidad frente a situaciones que se sobrepasan de la galantería al acoso e insinuaciones, que hoy día se atribuyen a conductas de violencia de género.”

En otro lugar del país y motivada porque la patrullera había decidido denunciar su caso, la subteniente retirada Natalia Rodríguez, que fue asesora jurídica de la Policía del Quindío, contó que algo similar le había ocurrido con el coronel Ricardo Suárez, comandante en ese departamento. “Al inicio comenzó con comentarios que uno cree que son comunes y corrientes: ‘Que estás muy bonita, que hola belleza’, pero no más. Pensé que no iba a pasar de ahí”, cuenta Natalia Rodríguez desde Medellín, donde ahora vive. “Pero después, me lo encontraba en los pasillos y eran situaciones muy incómodas, porque el saludo siempre era de abrazo, beso, una manoseadera, una tocadera, una falta de respeto completa. Empecé a tenerle miedo.”

En su primera declaración sobre estos y otros casos de acoso sexual en la institución, el inspector de la policía que investiga estos hechos, el general Óscar Atehortúa Duque, reveló que durante el último año se han presentado nueve denuncias relacionadas con conductas de presunto acoso sexual. “Lo primero que tengo que decir es que la Policía Nacional no tolera algún comportamiento que afecte la dignidad de la mujer. Debo insistir en que los casos son aislados y, una vez conocidos se les da la mayor importancia, en aras de preservar la disciplina institucional y proteger los derechos de la mujer”, explica el general que llegó al cargo en el reciente remezón, en el que precisamente dejaron sus cargos como comandantes los coroneles Pinzón y Suárez en medio del escándalo. 

(Puede leer una columna de opinión de Cristina de la Torre sobre este tema)

“En cualquiera de los casos de acoso laboral, la Policía Nacional actúa de manera expedita y transparente, en atención a la ley 1010 de 2006 por medio de la cual se adoptan medidas para prevenir, corregir y sancionar el acoso en el trabajo”, agrega el general Atehortúa, quien cuenta además que el caso del coronel Pinzón lo sigue además la Procuraduría y el del coronel Suárez, la Fiscalía. Ambos fueron retirados de la institución el pasado 14 de marzo, con el decreto 496 de 2018 del Ministerio de Defensa. 

A pesar de la explicación del general, la patrullera Ana Milena Cruz cita en su carta la ley 1010 para pedir que uno de sus artículos no se convierta en una excusa para acercarse de “manera atrevida a una mujer o de hacer exigencias que podrían llegar a considerarse un capricho”. Ese literal que menciona Cruz Rayo, aclara que no se constituye como acoso laboral “las exigencias y órdenes, necesarias para mantener la disciplina en los cuerpos que componen la Fuerza Pública, conforme al principio constitucional de obediencia debida.”

Aunque las historias de estas mujeres que hicieron públicos sus casos podría abrir paso a otras denuncias contra los coroneles Pinzón y Suárez, otras integrantes de la institución parecen sentir miedo de contar lo que les ha ocurrido. En su carta, la patrullera Ana Milena Cruz habla de otras mujeres que habrían sido víctimas del coronel Pinzón, como la capitán Nayibe Díaz, jefe seccional de tránsito y transporte, pero que no se ha atrevido a hablar. 

Quien sí lo hizo, aunque prefirió no dar su nombre, fue otra capitán del departamento de Huila. “Conmigo hubo algo parecido a lo que le ocurrió a la patrullera Ana Milena con el coronel Pinzón. Pero yo prefiero no denunciar porque es mi superior”, cuenta la joven que además en medio de su servicio fue acosada por un alcalde. “El alcalde del municipio donde yo trabajaba intentó darme besos a la fuerza. La respuesta del coronel Pinzón que ya traía molestias conmigo, fue ordenar mi traslado a otro municipio porque no había complacido al alcalde.”

(Vea: Cómo denunciar acoso sexual en el trabajo)

La periodista Chimonja quien además de ser acosada por el coronel Pinzón, fue testigo de sus comportamientos inapropiados, cuenta que se atrevió a contar su historia con nombre propio para motivar a otras mujeres a que denuncien lo que les ocurrió con Pinzón. “Él tiene ciertas fijaciones y cuando se le mete algo en la cabeza, no acepta un no como respuesta. Más bien ese no se convierte en un reto para él. Las respuestas suya a todas mis negativas era entre ‘más bravo el toro, mejor es la corrida’ o  ‘así me gusta, que se ponga bravita.’

Sirly Chimonja reconoce que es probable que a ella como a muchas otras mujeres las cuestionen por no contar antes lo ocurrido, sin embargo, recuerda un episodio en que sintió miedo del coronel Pinzón cuando le dijo que él en minutos podría saber dónde vivía ella, quiénes eran sus papás y qué hacía su familia. “Eso ya es otra cosa. Es un abuso de la autoridad”. Para ella, “el problema es que hemos naturalizado las cosas. Vemos comportamientos como este hacia las mujeres y ya nos parecen comunes, normales. Era el comandante de Policía del Departamento y aunque todo el mundo supiera que era un patán, un grosero, un gamín, nadie se atrevía a decir nada.”

En el caso del coronel Suárez de la Policía del Quindío, el general Atehortúa confirmó que además de la denuncia pública de la subteniente Rodríguez, había otra interpuesta por la coronel Sandra Patricia Sánchez, comandante operativa del departamento, quien a pesar de las solicitudes, no quiso dar declaraciones a este diario para contar los hechos que motivaron la denuncia penal contra el coronel. 

En el diálogo con El Espectador, el general Atehortúa contó además que cuando existen denuncias de acoso en la institución se procede a convocar los llamados Comités de Convivencia Laboral. “Estos Comités están integrados por profesionales de las más altas calidades humanas y profesionales. Allí se escuchan las partes y se les proponen diferentes alternativas de solución”. Sin embargo, tanto la patrullera Cruz Rayo, como la subteniente Rodríguez, coinciden en que dado el poder regional de los comandantes, en estos comités no hay sanciones contra los involucrados. 

Frente a este panorama que el general Atehortúa insiste en que son “casos aislados” y no una conducta generalizada en la policía, el oficial recuerda que hay en la institución 180 mil integrantes, de los cuales 17 mil son mujeres y únicamente se han presentado unas pocas denuncias de acoso sexual y laboral. Sin embargo, personas cercanas a la comisión que creó el Gobierno para la reforma a la Policía ante hechos similares, no niegan que en la institución puede haber una mentalidad machista, pues solo hay un 8,9 por ciento de mujeres policías, cuando en la región hay países que tienen alrededor de un 30 por ciento.

A pesar de estos números -agregan los colaboradores de esta comisión- a veces no es muy claro establecer cuándo existe en realidad un acoso, por lo que se podría crear una “cacería de brujas” que llevaría a que buena parte de la Policía fuera señalada y acusada sin pruebas, aseguran.

(En contexto: El laberinto de la 'Comunidad del Anillo')

Aunque la Inspección General haya tomado las primeras decisiones de fondo contra los oficiales denunciados por acoso sexual, el derecho al silencio que tienen y al que están recurriendo las mujeres que no han denunciado a estos o a otros miembros de la institución, demuestra que en Colombia puede ser más difícil que tenga éxito un #MeToo criollo, un movimiento en el que ellas sin temor a represalias puedan contar lo que les ocurrió, como lo hicieron Sirly Chimonja, Ana Milena Cruz y Natalia Rodríguez.

Por: Ricardo González Duque / @RicardoGonDuq

Por Ricardo González Duque * ESPECIAL PARA EL ESPECTADOR Twitter: @RicardoGonDuq

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