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Navegar en diciembre, lo que espera el ARC Caribe

La Armada de Colombia compró en la China el buque ARC Caribe por más de 13 millones de dólares. Sin embargo, desde que llegó al país, hace más de dos años, ha estado amarrado el muelle de la Base Naval en Cartagena por problemas técnicos. La Contraloría investiga si pudo haber alguna irregularidad en la compra. Desde la Armada se asegura que el buque podrá navegar en diciembre de este año.

Pedro Mendoza
12 de noviembre de 2020 - 03:00 p. m.
Buque ARC Caribe con los cabos de amarre en el muelle de la Base Naval de Cartagena.
Buque ARC Caribe con los cabos de amarre en el muelle de la Base Naval de Cartagena.
Foto: Pedro Mendoza

El ARC Caribe es el buque que compró la Armada de Colombia en la China por más de 13 millones de dólares y que aún no navega. Lleva más de dos años con los cabos de amarre en el muelle de la Base Naval en Cartagena. Podría zarpar en el mes de diciembre.

Para la Contraloría, si esto sucede, el hallazgo fiscal sobre el cual se sustenta una investigación sobre este caso se caería. Sin embargo, la Fiscalía en marzo de este año citó a varios Almirantes con el fin de escucharlos en diligencia de declaración sobre el tema de la contratación y adquisición del buque.

Esta historia de mar, que ha sido muy cuestionada, se inició con un proceso internacional de compra en la Florida a través de la Agencia de Compras de la Fuerza Área Colombiana (Acofa) con el contrato n.° 026-Acofa-ARC-2017 y la empresa Marine Assets Corporation (MAC) con sede en el 7 J, Silver towr en Dubai. El valor: trece millones de dólares.

El buque estaba en el puerto de Fuzhou (China), en los astilleros Fujian Mawei Shipbuilgind y hasta allí fueron los marinos de Colombia a traerlo.

Los problemas en la navegación en el tránsito de la China a Cartagena obligaron a tomar la decisión de dejarlo amarrado, termino marinero que se emplea para decir que esta pegado al muelle. El buque presentó niveles de vibración en una de sus líneas de ejes que transmite la fuerza del motor propulsor hacia las hélices, permitiendo el movimiento del buque, siendo reportado de inmediato al vendedor dentro del periodo de garantía de la unidad, sostuvo el año pasado la Dirección General Marítima quien tiene asignado este buque.

Son 29 meses de un buque nuevo que no ha cumplido su misión, destinado a ser una unidad multipropósito con capacidades de investigación científica marina en oceanografía, hidrografía y señalización marítima, entre otras funciones.

Luego de correos, visitas, abogados y entes de control, se adelantan los procesos de reparaciones y cumplimiento de garantías.

Desde el mar

El Espectador tuvo acceso al interior del buque en exclusiva. El orden es una permanente desde cuando se pisa su cubierta. Se observa a la tripulación, vestidos con overoles de color azul, en el que se distinguen sus apellidos y el grado militar. Realizan actividades propias de sus dependencias como ingeniería, cubierta y logística. Revisan equipos energizados en los turnos de guardia que el maestro de armas designa. Los pasillos son amplios y cada hora, como es tradicional en los buques de la Armada, se escuchan por los altavoces los dobles de campana que informan la hora y alguna actividad programada. Es la vida normal de una unidad militar.

En la parte más alta está el puente, un centro de control completamente diferente y único con relación a los que tienen las otras unidades de la marina. Allí radares, ecosonda, piloto automático, anemómetros, sistemas de posicionamiento dinámico, controles azimutales, pantallas entre otros componentes están con una gran ventana que tiene una visibilidad de 340 grados, especialmente diseñada para su capacidad de maniobra

Muy cerca a este puente está el camarote del Comandante, el capitán de Fragata Jesús Andrés Zambrano Pinzón, quien tiene bajo su mando una tripulación de 10 oficiales, tres de ellos mujeres, 26 suboficiales, 2 civiles y un infante de marina bachiller. Todos a bordo en este buque de color naranja que mide de largo sesenta metros, eslora, y quince de ancho que se conoce como la manga.

¿Cómo es ser el comandante de un buque que no navega, ustedes los marinos se preparan para estar es en el mar?

— Los comandantes tenemos un compromiso y es el de tener una unidad operativa en un alto grado de alistamiento para las necesidades que el país y la institución requiera. Y estoy trabajando en ese propósito para que mi buque este operativo lo más pronto posible.

Zambrano sostiene que el ARC Caribe no es un cuento chino y la espera para zarpar en diciembre es eterna.

— Es una unidad que estará próxima a entrar en operación y que le brindara al país muchas oportunidades.

Caminamos por el puente mientras da unas órdenes. Comenta que no estuvo en la China recibiendo el buque, sin embargo le ha tocado atender a las autoridades. “La verdad los entes de control han visitado el buque y se han dado cuenta que es una gran oportunidad para nuestro país y ellos nos ayudan en este proceso para que todo sea exitoso y se cierre este capítulo de la vida del buque y se abra otro de éxitos de resultados y servicio a la nación”.

El Capitán Zambrano tuvo COVID-19. Estuvo aislado a bordo de su unidad sin descuidar sus funciones. Me dice que todos los días le da ánimo a la tripulación y les recuerda el lema del buque, - la conquista del mar - repitiéndoles que el buque les dará la razón, cuando se pueda mostrar.

Desde la tierra

El Contralmirante Juan Francisco Herrera dice que no es cierto que lo persigan los problemas, más bien las responsabilidades. Dejó la designación que tenía por parte de la Presidencia de la República como gobernador en San Andrés y Providencia para asumir la Dirección General Marítima donde encontró el buque que no navega.

Está convencido de las propiedades del ARC Caribe y el procedimiento de su adquisición, que se hizo dentro de las posibilidades del mercado.

“Lamentamos muchísimo lo que pasa con el sistema de propulsión. Eso no ha debido suceder y esto empezó a hacer alimentado por esa desinformación lamentable que a veces en Colombia se da”, afirma el Almirante que reconoce que ha pasado mucho tiempo desde que llegó el buque y no ha podido operar.

“En el morbo se dice que Colombia perdió 14 millones de dólares y eso no es cierto ni va a ser cierto. Aquí lo que sí es real es que ese hallazgo fiscal cuando el buque este navegando en diciembre, desparece”.

En las acciones que ha desarrollado están las coordinaciones con el ministerio de Defensa que llevaron a la Dimar al manejo de expertos en la Florida para agilizar los tramites de garantías. Parece ser el único de los gastos en los que se ha incurrido.

“Se tomó la determinación de contar con el respaldo de un abogado en la sede contractual, es decir, en Florida, Estados Unidos, para que conminara al vendedor a darle cumplimiento a la garantía técnica en un tiempo razonable y con el rigor técnico establecido en el contrato y requerido por la DIMAR”, le dijo el ministerio de Defensa a El Espectador.

En el ambiente naval militar se habla de si fue de utilidad esta adquisición. El oficial sostiene que el buque es importante para la Armada y sus propósitos de investigación y proyección en plataformas off shore. “Hace más de una década lo hemos querido desarrollar, lamentablemente no se ha logrado, siempre suceden cosas, ahora fue la pandemia”.

El Almirante Herrera es un hombre de mar, 35 años en la institución. Con tono vehemente defiende el buque. “Le sirve a la marina, lo primero que tengo que decir con toda contundencia es que la Dirección General Marítima tiene un plan estratégico de desarrollo desde el 2014 que se viene cumpliendo de una manera muy clara y juiciosa”. Habla de los retractores del buque y afirma que no es una improvisación. “Es parte de un trabajo estratégico, ojalá que toda la administración pública mantuviera la continuidad que Dimar tiene”.

El ministerio de Defensa señaló que se tienen grandes expectativas sobre las importantes capacidades con las que cuenta el ARC Caribe. “El buque será una pieza fundamental en el escenario de seguridad en las actividades off shore y fortalecerá el desarrollo de campañas de investigaciones científicas como Seaflower y la expedición Pacífico”.

Este medio contactó al Vicealmirante retirado Pablo Romero, quien tiene una perspectiva diferente del uso y adquisición de este buque. Fue segundo comandante de la Armada en los meses de enero y junio del 2017. A los pocos meses de que fuera retirado de la Institución, su relevo, el Almirante Ernesto Durán, comandante de la Armada, dio la orden de comprar del Arc Caribe. En seis meses, diciembre de ese año, se firmó el contrato por los 13 millones de dólares y en junio de 2018 el buque arribó a Cartagena.

Almirante Romero, ¿en un corto tiempo se contrató y se trajo al país el buque. ¿No es una velocidad inusitada? ¿Tuvo este afán algo que ver en la no detección de las fallas con que llegó el buque?

— Es muy lamentable tener que contestar afirmativamente a pregunta tan aguda. En la Armada Nacional nos enseñan a esmerarnos en la eficiencia; al mismo tiempo, a ser muy organizados, formales y rigurosos. Si se reducen términos establecidos y adecuados por afanes, o si se vulneran los procesos y procedimientos, el riesgo de que se presenten fallas se incrementa.

Para el oficial el buque adquirido se le puede dar un muy buen uso en la Armada y la Dimar. “Por tanto, de repararse adecuadamente, el buque puede llegar a ser muy importante para las dos instituciones. En cuanto al sobredimensionamiento, el asunto es relativo y depende de la perspectiva; repito: como nave de apoyo logístico a una fuerza naval operando, creo que el buque está notablemente subdimensionado”

Considera que se debieron extremar las verificaciones técnicas, al saber que se trataba de un buque en reventa, de fabricación china, con precio reducido. “Ellos sabrán mejor que yo lo que deben corregir y aprender de esta desafortunada situación”.

Afirma que el zarpe una vez terminada las reparaciones será agridulce y hay una tristeza por un suceso que “salpica el merecido prestigio de una institución grandiosa”. Confía en las condiciones personales y profesionales de los marinos y en las del personal de las empresas que adelantan las reparaciones por garantía. “Estoy seguro, absolutamente, de que la institución ya tomó medidas pertinentes para evitar incidentes similares y para poner al buque y a su tripulación en condiciones óptimas para operar”.

El mar jurídico

El pasado 11 de marzo una fuente que pidió su reserva le confirmó a este medio que varios Almirantes atendieron una citación de la Fiscalía donde fueron escuchados sobre los procesos de contratación del buque.

El Espectador le pregunto al ministerio de Defensa sobre esta situación. “En lo que respecta a la Fiscalía, se ha brindado toda la información requerida para la investigación de una denuncia allegada a dicha entidad”.

El ministerio también ratificó el acompañamiento a los requerimientos efectuados por los entes de control, como la visita de seguimiento al buque por parte del contralor delegado para el sector Defensa el 19 de agosto de 2020. Cinco días después de esta visita estuvo el viceministro para la Estrategia y Planeación del ministerio de Defensa, evidenciando los avances de las reparaciones.

El Espectador conoció el oficio No. 29202006612 MD-DIMAR-SUBDEMAR dirigido a Sebastián Montoya, Contralor Delegado para el Sector Defensa, Seguridad y Justicia, fechado el pasado 30 de octubre en el que se reporta el avance de la reparación del buque y “se tiene previsto que las pruebas de puerto y mar al buque se estarían desarrollando en el mes de diciembre de 2020”, sostiene el documento.

“Hay dos aspectos, el primero la contratación del buque y si es la correcta o no los entes competentes serán la Fiscalía y la Procuraduría y hay un aspecto fiscal que es el determinar si esa plata se perdió o no. Si el buque funciona y opera y avanza sin que el estado colombiano tenga que gastarse un peso podemos decir que la plata no se perdió y se compró lo que se tenía que comprar”, dijo Montoya. Además, aseguró que: “estamos cogidos de la tarde, yo entiendo que el buque está pero la necesidad no se ha suplido”.

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Preguntado sobre la forma cómo se adquirió el buque manifestó que el barco tiene el más alto galardón en navegabilidad como lo es la cruz de malta. “Uno en papeles dice es un producto muy bueno, certificado. En ese ámbito no vamos a discutir, pero sí llama la atención la forma como se adquirió el buque. Digamos que ahí la competencia no es nuestra. El enfoque nuestro siempre ha sido desde la perspectiva fiscal”.

Las noches en el ARC Caribe son ahora más cortas esperando diciembre. La ilusión de un zarpe devuelve a los marinos el espíritu y su oficio: navegar.

Por Pedro Mendoza

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