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El reto de recuperar el corazón hídrico de Cartagena

Los asentamientos humanos informales, el vertimiento de aguas residuales y la sedimentación produjeron el deterioro ambiental del caño Juan Angola, el canal por el cual fluye los nutrientes y el oxígeno de los dos cuerpos de agua más grandes de la ciudad. Un reciente decreto emitido por la alcaldía le otorgaría nuevas funciones al Establecimiento Público Ambiental (EPA) para recuperar esas zonas hídricas.

María José Pereira - @MariaJoseP_98
03 de noviembre de 2020 - 02:00 a. m.
La presencia de cuatro tipos de manglares en la zona es un buen indicador para las autoridades de que la recuperación todavía es posible.
La presencia de cuatro tipos de manglares en la zona es un buen indicador para las autoridades de que la recuperación todavía es posible.

“El caño Juan Angola es el corazón de todo el sistema de aguas de Cartagena”, asegura Luis Fernando Sánchez, director de la Fundación Planeta Azul Caribe. Su cauce conecta los dos cuerpos de agua más grandes de la ciudad, la ciénaga de La Virgen y la bahía de Cartagena, y transporta oxígeno y nutrientes a los caños, canales y lagunas que componen el sistema acuífero. A pesar de su importancia, el vertimiento de aguas residuales, el mal manejo de las basuras y los rellenos ilegales, entre otros, han puesto en peligro la estabilidad del ecosistema. La semana pasada, William Dau, alcalde de Cartagena, emitió el Decreto 1338 que le otorgó al Establecimiento Público Ambiental (EPA) funciones para cumplir las sentencias judiciales que ordenan la protección del ambiente.

“Este nuevo decreto nos da facultades para asesorar a la Alcaldía, ya que podemos indicar de manera más directa las acciones necesarias para la recuperación del caño y el cumplimiento de la sentencia”, explicó Javier Mouthon, director del EPA. La sentencia en cuestión hace referencia a una acción popular interpuesta por la Junta de Acción Comunal de Torices en 2009, que buscaba reubicar a las nueve familias que habían construido 12 viviendas en el sector de La Unión. Seis años después hubo un fallo a favor de la JAC de Torices y se ordenó al Distrito, en un término de cuatro meses, recuperar la zona ocupada por las construcciones ilegales, pero para entonces el número de viviendas se había cuadruplicado. En 2018, el fallo fue confirmado en segunda instancia por el Tribunal Administrativo de Bolívar, el cual ordenó al Distrito y al EPA, en término de un año, cumplir con lo ordenado en 2015.

Mouthon explica que, aunque el plazo se encuentra vencido, desde el EPA actúan con base en lo que dicta la sentencia, elaborando el estudio técnico del grado de contaminación en la zona y realizando campañas pedagógicas de cultura ambiental. “Esto va de la mano de los planes y programas que podamos desarrollar con la comunidad, que son los que van a estar a cargo de la vigilancia y el cuidado del ecosistema. Buscamos que haya una mejora no solamente ambiental, sino social y económica”. Por eso, en la fase de alistamiento del plan, la cual se va a llevar a cabo en 2020, la entidad tiene estrategias como la de negocios verdes, que busca generar empleos que tengan un impacto positivo en el ambiente, y la de economía circular, que propone transformar los desechos de la zona en materias primas. En primera instancia se trataría de reubicar 100 viviendas que se encuentran casi que sumergidas en el canal.

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“La contaminación principal del caño se da porque la comunidad tala el manglar que se encuentra en las orillas para rellenar el terreno con basuras y apoderarse de las tierras”, explicó el director de la Fundación Planeta Azul. Estas basuras no solo se usan para rellenar, sino que, según el director de Ecobloque, Rafael Vergara, son un enorme problema ocasionado por la falta de cultura ambiental de las comunidades: “El mal manejo de los residuos afecta la calidad del agua y las basuras en el caño generan roedores y plagas, y enfermedades asociadas con ellos.”

Jorge Luis Morelo Muñoz Coordinador del Programa de Salud Ambiental del Departamento Administrativo Distrital de Salud (DADIS), comentó que en la zona “generalmente se presentan enfermedades asociadas a condiciones de insalubridad del medio y también ocasionadas por la poca cultura sanitaria de las comunidades. Esto genera enfermedades que afectan el sistema gastrointestinal, el sistema respiratorio y la piel”.

El análisis de la caracterización del caño Juan Angola hecho por la Corporación Autónoma Regional del Canal del Dique (Cardique), el 5 de octubre, no deja dudas sobre la mala calidad del agua del caño. “De las cinco estaciones monitoreadas (Benjamín Herrera, Chambaculera, Puente Corales de Indias, EBAR Acuacar y Puente Aguas Abajo) en solo una (Chambaculera) los parámetros microbiológicos se encuentran dentro de los valores de referencia para contacto primario y secundario”. En las otras cuatro los valores no permiten ninguno de ellos. El contacto primario hace referencia a la capacidad de sumergirse en un cuerpo de agua y contacto secundario a la posibilidad de llevar a cabo actividades en su superficie, como la navegación.

Las comunidades vecinas también han denunciado la presencia de edificios y terrenos cercanos al caño que incumplen con la ronda hídrica. Es decir, que no respetan la distancia de 30 metros, según la norma colombiana, que deben mantener los inmuebles de un cuerpo de agua. Debido a esto, el pasado 12 de septiembre la Personería de Cartagena realizó una inspección junto con funcionarios del EPA a algunos edificios y terrenos cerca del caño. El lote que revisaron durante esa jornada en la parte más ancha estaba a 27 metros del agua, por lo que no cumple con las normas ambientales establecidas. El EPA actualmente está haciendo seguimiento a los permisos del proyecto y explicaron que “se procederá a iniciar los procesos sancionatorios respectivos, todo esto con el fin de preservar los ecosistemas de manglares que bordean la ronda hídrica de la laguna del Cabrero”.

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El plan del EPA no sería el primer intento por parte del Distrito para recuperar el caño Juan Angola. En 2018, la administración de Yolanda Wong hizo un contrato por $15.000 millones con la Empresa de Desarrollo Urbano de Bolívar (Edurbe), para la limpieza del caño. Ese mismo año, la Procuraduría solicitó al Distrito la posibilidad de suspender el convenio, ya que no contaba con todos los permisos y el sector de La Unión no figuraba entre las zonas a intervenir. La Alcaldía eventualmente decidió liquidar el contrato y este proceso sigue abierto. “Para la realización de nuestro plan contamos con ese presupuesto y, además, vamos a buscar otros recursos de orden nacional e internacional”, comentó el director del EPA.

Es paradójico que la historia y el desarrollo de Cartagena se encuentren ligados a sus cuerpos de agua y que actualmente se refleje en estos la crisis socioambiental de la ciudad. Durante años, el caño Juan Angola ha sufrido el abandono institucional, que llevó a la incapacidad de garantizar los derechos ambientales y sociales que reclaman las comunidades. Por lo tanto, su recuperación dependerá únicamente de las acciones que se llevarán a cabo desde la administración y de los esfuerzos que se realicen para formar a los ciudadanos en cultura ambiental.

Por María José Pereira - @MariaJoseP_98

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miguel(j6yco)03 de noviembre de 2020 - 10:02 p. m.
En Cartagena se dice que si los Araujo invadieron y se robaron el manglar en la Boquilla para hacer un Centro de Coinvenciones, por qué no puede alguien invadir un manglar o un caño y construir alli su viviernda ?
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