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Este jueves se originó un debate en las redes sociales entorno al video que grabó Edwin Mejía, un youtuber paisa, quien a través de Facebook denunció que fue víctima de acoso sexual por parte de una joven al interior del Metro de Medellín. (Lea: Hombre denuncia acoso sexual en el Metro de Medellín)
En diálogo con El Espectador, Edwin relató que el pasado viernes, como rutinariamente lo hace, tomó el servicio masivo de transporte y en la estación Ayurá se subió una joven de aproximadamente 20 años, quien aprovechando que era hora y pico y en el Metro viajaba un gran número de personas se ubicó justo al lado de la puerta dándole la espalda y, acto seguido, comenzó “a mover la cadera contra mis genitales. Al principio yo pensé que había sido consecuencia de la fricción, pero no fue así”.
Edwin, de 27 años, dice que por el tipo de roce que tenían fue inevitable una erección, pero él, incómodo con la situación, intentó moverse pero no podía por la cantidad de personas que estaban junto a él. Dice que si llegaba a girarse podía ser mayor el rozamiento. Esta situación tardó aproximadamente cinco o seis minutos hasta que la joven se bajó en la estación La Alpujarra, pero antes, asegura Edwin que lo manoseo en sus partes íntimas.
Tras la difusión del video, las críticas no se hicieron esperar. Los comentarios tildándolo de gay y burlas por no haber “disfrutado” de la situación llenaron su publicación en Facebook.
Ante los cuestionamientos que recibió por no haber hecho nada al respecto, argumenta que sintió temor de reclamarle a la mujer porque “en esa situación ella fácilmente podía decir que era yo quien la estaba acosando y la reacción de las personas habría sido violenta hacia mí y no me creerían”.
Esta situación realmente abre un debate alrededor del acoso sexual en cualquiera de los dos géneros. ¿Por qué las personas actúan diferente cuando un hombre agrede sexualmente a una mujer que cuando sucede lo contrario? ¿por qué si un hombre denuncia este tipo de hechos tiene que ser gay o pendejo por no aprovechar?
“Yo ni me quiero hacer famoso cómo algunos dicen, ni ridiculizar a esa mujer, es que me entristece la doble moral de la sociedad, porqué como hombre tengo que disfrutar que una mujer me toque sin mi consentimiento, y si no, eso significa que no soy hombre. Me dicen que soy gay, que no me gustan las mujeres y que por eso no aproveché”.
En la publicación del video varios comentarios apuntan a que la mujer tenía que ser fea para que él se molestara y se indignara, “esto es completamente absurdo, entonces si la mujer es bonita la sociedad legitima el abuso o debo sentirme complacido de que ella me tocó mis genitales, pues no, la situación fue muy incómoda y quedé en shock”.
Cuestiona que lo tilden de gay, algo que considera no tiene lógica pues "cuando una mujer sufre de acoso y denuncia, no le dicen lesbiana, porque eso no tiene sentido", señala que lo que pretendía era dejar al descubierto esta situación y "que ni las mujeres ni los hombres debemos tolerar que ninguna persona nos toque sin nuestro consentimiento, tenemos los mismos derechos”. No descarta interponer una denuncia formal.
El caso de Edwin, se suma a otros casos de acoso sexual a hombres al interior de los servicios de transporte en el país y abre el debate sobre la equidad de género y la doble moral de la sociedad.
Tal vez una razón de que sean pocos los casos conocidos, quizás no sea porque no se presenten sino porque al género masculino le da temor visualizarlos y recibir burlas y el rechazo de una sociedad que la invade el machismo.
Esto mismo ocurre cuando los hombres denuncian que sufren de violencia por parte de su pareja. El año pasado Noticias Caracol dio a conocer el caso de Luis Eduardo Rodríguez, un hombre bogotano que decidió denunciar a su esposa porque desde que perdió su trabajo lo golpeaba y amenazaba con un arma blanca, lo obligaba a acostarse sobre cartones, e incluso no le dejaba usar el baño de su vivienda y tenía que escaparse para hacer sus necesidades fisiológicas. Este caso en vez de despertar indignación por parte de la ciudadanía, generó en su mayoría burlas hacia el hombre por permitir que una mujer lo golpeara.