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Fueron 120 los representantes a la Cámara que anoche, una vez terminado del debate de moción de censura en contra del ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla, presentaron una proposición para declarar "satisfactorias" las explicaciones del funcionario frente a su participación en los llamados “bonos de agua”, cuando ocupó el mismo cargo en 2006 y que, según sus contradictores, sirvieron para enriquecerlo personalmente y quebrar a varios municipios en el país.
“Por medio de la presente y en desarrollo del artículo 252 de la Ley 5 de 1992, el cual reza que ‘el debate concluirá con una proposición aprobada por la plenaria declarando satisfactorias las explicaciones’, solicitamos poner a consideración de la Mesa Directiva de la Honorable Plenaria de la Cámara de Representantes la plena satisfacción de los argumentos jurídicos y técnicos sustentados por el ministro de Hacienda, Dr. Alberto Carrasquilla”, dice la proposición, que no se votó en la plenaria porque la norma dice que se debe hacer en los días siguientes al debate.
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Esos 120 firmas que respaldan al minhacienda son más que suficientes para concluir que la moción de censura, citada para votarse el próximo martes a las 3:00 de la tarde, fracasará, y que Carrasquilla se mantendrá en el cargo. Y es que además de las bancadas afines al gobierno del presidente Iván Duque (Centro Democrático, Partido Conservador, Mira, la U, y otras minoritarias), varios legisladores de los independientes (Partido Liberal y Cambio Radical) están a favor del funcionario.
La pregunta ahora es: ¿saldrá fortalecido el ministro de toda esta discusión? Cada quién sacará sus conclusiones. Sin duda, a nivel legislativo, es evidente que el respaldo que logró ayer en la Cámara y también en el Senado, que negó la solicitud del senador Jorge Robledo, del Polo, para adelantarle en esa corporación un debate de censura, muestran que, al menos por ahora, se han conjurado los riesgos.
Sin embargo, hay otros dos escenarios a tener en cuenta y en los que Carrasquilla y el mismo gobierno Duque tendrán que moverse estratégicamente. Uno de ellos es el mismo Congreso de la República, frente a la futura discusión de la llamada Ley de Financiamiento. Es claro que esas bancadas que hoy lo respaldan seguramente intentarán “cobrar” el favor. Porque así el primer mandatario hable de cambiar las costumbres políticas y de una nueva relación Ejecutivo-Legislativo, esa sigue siendo la manera en que nuestros congresistas se mueven. Y quiérase o no, en algún momento le van a pasar la cuenta de cobro o al menos lo van a intentar.
El segundo escenario es frente a la opinión pública. Es cierto que la moción de censura no se aprobará en el Capitolio, pero frente a la ciudadanía, el minhacienda quedó con una imagen bastante negativa. Los cuestionamientos de la oposición han sido duros y en las encuestas que cada semana se publican en los medios de comunicación, el equipo ministerial del presidente Duque sale mal calificado en cuanto a la aprobación de su gestión y Carrasquilla es el del puntaje más bajo.
Ahora, si hay algo que él entiende es que los ministros de Hacienda no están para ser populares sino para mantener la estabilidad económica del país y para hacerla crecer. Ese es el reto, solo que en ello le esperan todavía duras batallas y la oposición no dará por perdida la batalla y seguirá arreciando en sus ataques. Más aún cuando Carrasquilla sigue demostrando que ser un conservador, ortodoxo, conocedor de las finanzas públicas y dispuesto a adelantar las reformas que crea necesarias, cueste lo que cueste.
Por el lado del Gobierno, por ahora hay tranquilidad por el comportamiento de la coalición en el Congreso. En voz baja, un alto funcionario de la Casa de Nariño aseguró que la directriz era cerrar filas en torno al ministro, pues entregarle en bandeja de plata su cabeza hubiese sido un revés de consecuencias incalculables.