Justo cuando se cumplen dos años del atentando contra la Escuela de Cadetes de la Policía en Bogotá –en el que perdieron la vida 23 personas y que fue reivindicado por el ELN–, el presidente Iván Duque le contestó a quienes le pidieron retomar los diálogos con la guerrilla. Lo anterior, luego de que la administración de Donald Trump reintegró a Cuba (donde permanece el equipo negociador de los subversivos) en la lista de Estados patrocinadores del terrorismo.
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“No vamos a dejar de buscar a esos responsables, y seguiremos solicitando la extradición de quienes, cobardemente, conocieron de semejante acto criminal y pretendieron después escurrir el bulto”, manifestó Duque desde Quibdó (Chocó), en referencia a la captura de los miembros del Comando Central (Coce) del ELN.
El jefe de Estado insistió en que las autoridades ya tienen las órdenes de captura, que hay circulares rojas, y que Colombia no cesara en la búsqueda de los responsables. “Nosotros somos un Estado de Derecho, y esos crímenes no pueden ser minimizados con supuestos argumentos de lucha política, porque ninguna ideología, ninguna causa política, puede justificar un hecho como el que hace dos años enlutó a Colombia”.
De acuerdo con Duque, todos los integrantes del ELN conocieron y patrocinaron lo ocurrido en la Escuela de Cadetes: “Sabían a sangre fría lo que iban a intentar. Por eso, no vamos a dejar de pedir su extradición y no vamos a dejar de acompañar a la justicia para que se apliquen las penas drásticas que corresponden a esas conductas”.
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Este domingo, durante una eucaristía en memoria de víctimas de la Escuela de Cadetes, el mandatario insistió en que el terrorismo “es la más vil expresión de la condición humana” y señaló que “no existe ni existirá una causa que justifique un acto execrable”. El presidente fue enfático en que no claudicará en pedir la extradición de los responsables del atentado “cuantas veces sea necesario”.
Duque calificó a las víctimas del atentado como héroes y ángeles, que guían la lucha del Gobierno “por la legalidad”. Si bien el mandatario reconoció que la Constitución consagra la paz como un derecho, sostuvo que su anhelo implica la defensa también de la honra, bienes, creencias, y demás derechos y libertades. “La construcción de la paz debe hacerse sin impunidad. La paz que se construye sobre ella solamente termina incubando nuevas formas de violencia”.
En ese sentido, calificó como cobardes y miserables los que pretendieron “doblegar a nuestro país con un acto de semejantes proporciones de barbarie”. Evocó además al derecho internacional para decir que nadie puede dar espacio de protección a quienes han cometido estos hechos. “No hay justificación ideológica, ni política, que justifique usar las armas contra otro”, precisó.
El miércoles se conoció una carta de senadores y representantes colombianos de oposición en la que no solo le pidieron al presidente reconocer “la valiosa contribución” que ha hecho Cuba para poner fin al conflicto armado interno, sino retomar los diálogos de paz con el Ejército de Liberación Nacional (ELN).
A su turno, la bancada del Centro Democrático en Cámara y Senado le envió otra misiva a Duque en la que le piden una “revisión cuidadosa” de la relación bilateral entre Colombia y Cuba. Ante ello, Humberto de la Calle y Sergio Jaramillo, exjefe negociador del Gobierno en La Habana y excomisionado de Paz, respectivamente, defendieron el papel que jugó Cuba en las negociaciones con las extintas Farc.
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Para De la Calle y Jaramillo, Cuba aportó sus mejores recursos, junto con Noruega, para garantizar el éxito de las negociaciones de paz. “En una situación que no era precisamente de abundancia, Cuba puso a nuestra disposición una multiplicidad de casas, salones de conferencia y —mucho más importante— sus más expertos diplomáticos, en La Habana y en Bogotá, para facilitar de la mejor manera la negociación”, dice el comunicado.