Los celulares pueden ayudar contra el coronavirus

En China, Singapur y Corea del Sur ya se usan datos de celulares o aplicaciones para rastrear los posibles contactos de un infectado y patrones de movilidad de la población. Al lado de la importancia de su empleo crecen los temores por pérdida de privacidad.

Paula Casas y Pablo Correa
11 de abril de 2020 - 02:00 a. m.
Estas son algunas de las aplicaciones que están utilizando en el mundo. /AFP
Estas son algunas de las aplicaciones que están utilizando en el mundo. /AFP

En el siglo XXI, después de enviar un vehículo a Marte, rastrear las ondas gravitacionales que provocaron el Big Bang, de descifrar y manipular el ADN, un virus puso al mundo entero en jaque. Sin vacunas ni tratamientos efectivos -por ahora-, las únicas estrategias para combatir al coronavirus son las mismas que se inventaron los médicos hace más de 100 años: cuarentenas, aislar a los pacientes enfermos y buscar como detectives a cada una de las personas con las que tuvo contacto un paciente para advertirle del peligro de haber sido contagiado. (Vea aquí toda la información sobre coronavirus)

Los científicos necesitan aún un poco más de tiempo para encontrar una salida a la pandemia, pero mientras eso ocurre hay una herramienta en todos nuestros bolsillos que ya comenzó a demostrar su utilidadpara acompañar esas viejas y útiles estrategias de los epidemiólogos: los celulares.

En China, Singapur y Corea del Sur las autoridades sanitarias le han pedido, o tal vez sea más preciso decir “ordenado” en algunos casos, a sus ciudadanos que usen una aplicación que le permite al gobierno conocer sus movimientos y las personas con las que se cruzaron a menos de dos metros. De esa manera, cuando alguien presenta síntomas de COVID-19 y se confirma con una prueba, es posible que cada ciudadano que se cruzó en la semana anterior en la que ya existía riesgo de contagio sea notificado y pueda autoaislarse preventivamente.

¿Qué tan efectiva resulta esta estrategia? Luca Ferretti y su grupo del Centre for Health Information and Discovery, de la U. de Oxford, publicaron una investigación al respecto en la revista Science en la que usaron un modelo matemático para evaluar qué ocurre cuando se implementa el rastreo de contactos con celulares. (Puede leer: Big data, drones y robots: la tecnología en tiempos de coronavirus)

“La transmisión que ocurre rápidamente y antes de los síntomas implica que es altamente improbable que la epidemia sea contenida únicamente por el aislamiento de individuos sintomáticos”, anotaron en el artículo. También consideran que hacer un seguimiento manual a los contactos de un individuo infectado es útil, pero demasiado lento, y después de cierto número de contagiados en una comunidad resulta prácticamente imposible.

Al incluir el uso de una aplicación de teléfono móvil que implemente el rastreo instantáneo de contactos en su modelo detectaron que “podría reducir la transmisión lo suficiente y una supresión epidémica sostenida, evitando que el virus se propague aún más”. Justamente lo que las autoridades sanitarias están viendo en países como Corea del Sur.

No solo se trata de seguir a los contactos de un infectado. Una tarea que en Colombia recae en epidemiólogos de campo en cada ciudad que llegan a llamar a decenas de personas por paciente para avisar del riesgo. La “minería de datos” ofrece otras alternativas a los epidemiólogos y tomadores de decisiones. También les está permitiendo estudiar los patrones de movilidad en las ciudades para ver qué tan efectivas son las medidas de distanciamiento social. (Lea también: ¿Cómo se rastrea un caso positivo de COVID-19 en Colombia?)

Caroline O. Buckee, de la Escuela de Salud Pública de la U. de Harvard, quien ha estado por más de 10 años tratando de usar datos de celulares para integrarlos al rastreo de enfermedades como dengue y malaria, y ahora los aplica al coronavirus, le dijo a El Espectador que la gran pregunta es qué va a ocurrir cuando se relajen las normas de distanciamiento social y cómo podemos tomar decisiones sin arriesgar el resurgimiento de la epidemia.

“En el corto plazo tratamos de mirar los patrones de movilidad en respuesta a las intervenciones de distanciamiento social: cuándo se mueve la gente, qué tan lejos van y los viajes que realizan entre regiones. Pero a mediano plazo la urgencia es integrar esto en los modelos epidemiológicos para entender, por ejemplo, cómo una reducción en movilidad afecta la tasa de contagio del coronavirus en una comunidad”.

En Colombia, algunos grupos ya trabajan en esta tarea. Silvana Zapata, epidemióloga de la Gobernación de Antioquia e investigadora en modelamiento espacial de datos, explicó que ya están usando datos de ingreso a transporte público en Medellín para entender el comportamiento de los ciudadanos ante las medidas de distanciamiento social y cuarentena. “Recolectamos información que ya es pública e identificamos que los sectores más vulnerables no están en cuarentena, porque es el sector laboral y deben movilizarse todo el tiempo. Sus reducciones de movilidad apenas son del 20 o 30 %”, explicó.

Además, en CoronApp, la aplicación desarrollada por el Ministerio de Salud y el Instituto Nacional de Salud recolectan datos georeferenciados en todo el país para la toma de decisiones. Uno de ellos, proporciona un mapa de calor para indicarle a las personas las zonas de riesgo donde más casos de contagio se presentan. (Podría leer: El verdadero potencial del big data en la lucha contra la COVID-19)

En Singapur, por ejemplo, se desarrolló TraceTogether, una app que rastrea con precisión el rango de contagio real que pudo haber provocado cualquier enfermo con coronavirus. La app utiliza la señal Bluetooth de cada smartphone y establece nodos interconectados sobre rangos de dos metros de distancia. Cada encuentro se almacena localmente, así, cuando un usuario confirma que es positivo, las autoridades revisan esas cifras para notificar a los que puedan estar en riesgo.

Alejandro Feged, investigador en ecología del comportamiento de la U. del Rosario, dice que “una de las cosas emocionantes de este momento es la cantidad de posibilidades que ofrece la tecnología para la salud pública. Tenemos la ventaja de saber combinar datos de patógenos y epidemias con los de movilidad”. En pocas palabras, explica, se trata de utilizarlos para determinar cuál va a ser el riesgo al que nos exponemos en diferentes escenarios y saber cómo se deben disminuir el desplazamiento y distanciamiento para combatir el coronavirus. “La tecnología ha sido el elemento diferenciador en los países que han logrado mitigar la pandemia de una manera más exitosa”.

De hecho un estudio del 2 de febrero, publicado por la revista medRxiv de la Universidad de Yale, ya mostraba lo provechoso que podría ser la minería de datos para esta pandemia. Luego de analizar viajes nacionales e internacionales utilizando datos agregados y desidentificados de teléfonos móviles; de itinerarios de pasajeros aéreos e informes de casos, los investigadores encontraron que el cordón sanitario de Wuhan se haya dado en las últimas etapas de los números pico de la población, cuando abandonaron esta ciudad antes del Año Nuevo Lunar. 

Los investigadores estimaron que 59,912 pasajeros aéreos viajaron desde Wuhan a 382 ciudades fuera de China continental durante las dos semanas previas al cierre de esta ciudad, que ya era el foco del virus. De ellos, 834 estaban contagiados. Con esos datos, en el estudio advertían la importancia de que, entre febrero y abril, se redujera los viajes aéreos en un 75% en las ciudades donde habían más casos para evitar la propagación. Una señal que se pasó desapercibida.

Tatiana Andia, profesora de sociología en la U. de los Andes, se declara entusiasta del uso de la tecnología para combatir problemas de salud pública, pero recordó que se deben dejar muy claras las reglas de juego: “Qué información se va a usar, a quién se le entrega y para qué seentrega”. 

Una preocupación en la que también hace énfasis la epidemióloga Silvana Zapata, “ante todo está la garantía de la privacidad establecida en el artículo 15 de la Constitución”. (Lea también: Las condiciones para salir del confinamiento, según expertos)

Google y Apple se unen contra el COVID-19

Los gigantes tecnológicos anunciaron un esfuerzo conjunto con el fin de emplear la tecnología Bluetooth para ayudar a los gobiernos y agencias de salud a reducir la propagación del virus. ¿Cómo? dado que el COVID-19 puede transmitirse a través de la proximidad, las autoridades de salud publica han identificado el rastreo de contactos como una herramienta importante para limitar la propagación. En este sentido, Apple y Google buscan desarrollar una tecnología de rastreo de suscripción voluntaria que incluye interfaces de programación de aplicaciones (API) y tecnología para ayudar a permitir el seguimiento de contactos.

El plan de las grandes compañías es implementar la solución en dos pasos, asegurando que mantendrán fuertes protecciones en torno a la privacidad del usuario. Primero, en mayo, lanzarán APIs que permitan la interoperabilidad entre dispositivos Android e IOS utilizando aplicaciones de las autoridades de salud pública -que estarán disponibles para que los usuarios las descarguen a través de sus respectivas tiendas-. Posteriormente trabajarán para habilitar una plataforma de rastreos de contactos basada en Bluetooth. Las personas, indicaron, podrán elegir si participan de la iniciativa, y se publicará abiertamente información sobre el trabajo para que otros interesados la analicen. (Puede leer: Google muestra cómo la cuarentena ha cambiado las rutinas de los colombianos)

 

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Por Paula Casas y Pablo Correa

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